Los líderes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidieron esta semana una Tregua Olímpica y un cese de todas las hostilidades en el tiempo que duren los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de Beijing.

Los llamados, hechos el lunes por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y por el presidente de la Asamblea General de la ONU, Srgjan Kerim, respectivamente, reflejam el espíritu olímpico y el sueño de paz de la humanidad, así como las aspiraciones comunes de la comunidad internacional entera.

Los conflictos y guerrras han sido tragedias en la historia de la humanidad, mientras que la paz es un sueño duradero de la humanidad. Como indica el lema de los próximos Juegos Olímpicos "Un Mundo, Un Sueño", aunque la comunidad mundial está constituida por gente de diferentes colores de piel, idiomas, razas y religiones, comparten la villa mundial, así como el sueño de paz y armonía.

El deseo sincero del país sede de la Olimpiada y la aspiración profunda de la gente de todo el mundo es que todos los habitantes de la Tierra puedan disfrutar los encantos de la Olimpiada y al mismo tiempo compartir el júbilo y la felicidad en paz y armonía.

La Tregua Olímpica, que materializa un resurgimiento brillante de la tradición que puede remontarse a hace más de 2.000 años, tiene sus orígenes en los estados-ciudad guerreros de la antigua Grecia, los cuales acordaron acatar una tregua sagrada durante los Juegos para permitir que los atletas y espectadores disfrutaran de la reunión deportiva realizada cada cuatro años en una atmósfera de paz y felicidad.

La tregua constituyó un hito en la historia olímpica: los Juegos se convirtieron en un encuentro contra las guerras y a favor de la unidad, así como un símbolo de paz y fraternidad.

Sin embargo, el viaje histórico para revivir la gloriosa tradición está llena de altas y bajas y el esfuerzo sufrió repetidos reveses.

A principios del Siglo XX, Pierre de Coubertin, conocido como el padre de los Juegos Olímpicos modernos, trató infructuosamente de convencer a las naciones beligerantes de la necesidad de acatar una tregua. Las siguientes guerras mundiales no sólo asestaron un golpe cruel al ideal de la humanidad de paz, sino también arruinaron tres Juegos Olímpicos. Más recientemente, en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, los atletas de la ex Yugoslavia en guerra sólo pudieron participar como individuos.

Las lecciones amargas hicieron que la gente reflexionara sobre el caos generado por las guerras. La inclusión formal de la Tregua Olímpica en el proceso de la ONU representa la máxima aprobación y el respeto universal a la noble idea de paz por parte de la comunidad internacional.

En octubre pasado, la sesión número 62 de la Asamblea General de la ONU adoptó unánimemente una resolución que pide una tregua durante los Juegos Olímpicos de Beijing.

La resolución, presentada por China y avalada por 186 naciones, urgió a los estados miembros a acatar la Tregua Olímpica individual y colectivamente durante los Juegos de la XXIX Olimpiada en Beijing y en los siguientes Juegos Paralímpicos.

También pidió a los estados miembros de la ONU que resuelvan pacíficamente todas las disputas internacionales de acuerdo con el espíritu de la Carta de la ONU.

El concepto de Tregua Olímpica fue revivido por el Comité Olímpico Internacional en 1992, que lo remitió a la ONU. Desde 1993, la Asamblea General de la ONU ha pedido que se acate la tregua y adopta una resolucipon un año antes de cada edición de los Juegos Olímpicos.

La ONU se esfuerza por mantener la paz mundial y promover el desarrollo común, lo que está completamente de acuerdo con el espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio del movimiento olímpico, y ambos son los ideales elevados seguidos por la humanidad.

Como dice Srgjan Kerim, presidente de la sesión número 62 de la Asamblea General, el entendimiento y buena voluntad serán promovidos entre los diferentes países y pueblos durante el gran festival deportivo.

Estas metas son los componentes de los valores fundamentales de la ONU, agregó Kerim.

Aunque nadie alberga esperanzas poco realistas de acabar con el caos de la guerra durante el breve periodo de paz generado por la Tregua Olímpica, el movimiento olímpico, que simboliza la paz y desarrollo, se esfuerza por hacer realidad un futuro pacífico para la humanidad.

La Tregua Olímpica ofrece una rara oportunidad para que la comunidad internacional brinde alivio a las poblaciones que sufren y promueve el diálogo pacífico.

Por el bien de la Olimpiada, el gran encuentro deportivo de toda la humanidad, debe haber una tregua en todo el mundo. Para que el mundo tenga un futuro de paz duradera y desarrollo común, el mundo debe buscar y maximizar la Tregua Olímpica.