Los violentos incidentes del 14 de marzo en Lhasa, las interrupciones al relevo de la antorcha olímpica en Londres y París, y los intentos a favor de la llamada "independencia del Tíbet", son actividades secesionistas premeditadas y organizadas por la camarilla del Dalai Lama. En esta serie de crímenes, el Congreso de la Juventud Tibetana ha venido desempeñando desde el comienzo el papel de delincuentes y secuaces. Han cometido actos de crueldad y violencia contra las masas inocentes, procediendo de la misma manera que las agrupaciones terroristas.
El pueblo chino jamás olvidará la tragedia provocada por el Congreso de la Juventud Tibetana. En el incidente violento de Lhasa, cinco jóvenes vendedoras de la tienda "Yishion", Tsering Drolkar, Yang Dongmei, Chen Jia, Han Xingxing y Liu Yan murieron trágicamente en un incendio provocado. Entre ellas, la mayor tenía apenas 24 años, y la menor, 19. Los matones persiguieron a las masas populares, cortando sus orejas, matando a inocentes. Cometieron atrocidades también contra la población de la etnia tibetana. Algunos matones, imitando a los propietarios de siervos, quemaron vivas a personas inocentes.
Además, se debe recordar que, cuando el pueblo y los deportistas del mundo esperan con anhelo los Juegos Olímpicos de Beijing, el Congreso de la Juventud Tibetana vocifera que "hay que desplegar diversas campañas en el extranjero en contra de los Juegos Olímpicos de Beijing". En este sentido, se ha asociado con agrupaciones sececionistas, como el Movimiento Estudiantil del Tíbet Libre y el Congreso de Mujeres Tibetanas, entre otros, con el objeto de fraguar un complot para sabotear el relevo de la llama olímpica antes de la llegada de ésta a la cima del Qomolangma.
En realidad, el Congreso de la Juventud Tibetana nunca ha escondido su predilección por el uso de la violencia. En 2003, el cabecilla de la agrupación, Kelzang Phuntsok, declaró en tono amenazador: "por nuestra causa, no dudaremos en recurrir a cualquier método, sin importar si es violento o no". Antes y después del incidente de Lhasa, el Congreso de la Juventud Tibetana declaró: "recuperaremos la "independencia" del Tíbet sin importar cuánta sangre se necesite derramar o vidas sean sacrificadas". El 15 de marzo, el Congreso de la Juventud Tibetana convocó en Dharamsala, India, una reunión en que se aprobó la resolución de "organizar inmediatamente guerrilleros para que entren de manera clandestina en el territorio e inicien la lucha armada". El cabecilla proclamó que, por la victoria completa, están dispuestos a sacrificar 100 tibetanos más. El 20 de marzo, el presidente del Congreso de la Juventud Tibetana, Tsewang Rigzin, dijo que "las actividades violentas han alcanzado en lo fundamental el objetivo de despertar la conciencia de protesta en las regiones tibetanas en China y ha llamado la atención de la comunidad internacional en relación al problema del Tíbet. Las protestas continuarán. Lo que hicimos es solo el comienzo de los actos de este año".
El Congreso de la Juventud Tibetana, que recurre siempre a la violencia y al terrorismo, es un verdadero grupo terrorista. Hoy provocan disturbios en la región china del Tíbet y fraguan atentados terroristas desde el extranjero. Después de los atentados del 11 de septiembre, el terrorismo ha sido reconocido como enemigo común de todo la humanidad. Por eso, para alcanzar la paz mundial, unámonos para combatir juntos a la agrupación terrorista "Congreso de la Juventud Tibetana".