Desde el 14 de marzo, una reducida minoría de individuos infractores de la ley de la ciudad de Lhasa, capital del Tíbet, bajo la conspiración de las fuerzas antagónicas y secesionistas de dentro y fuera del país, provocaron deliberadamente disturbios que se convirtieron en violentos incidentes de agresión, destrucción y vandalismo.
Los protagonistas de estos actos asesinaron a 18 personas inocentes con golpes, fuegos y cuchilladas y lesionaron a otras 382, e incendiaron premeditadamente más de 100 edificios de escuelas, hospitales, bancos, entidades y empresas e instituciones públicas, unas cien viviendas populares y 420 establecimientos comerciales, además de destruir más de 80 vehículos policiales y civiles.
En esta desgracia 23 oficiales y soldados de la policía armada y policías del pueblo resultaron gravemente heridos y uno de ellos perdió la vida.
Durante las sesiones de la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, que llamaron la atención mundial, y con la aproximación de los Juegos Olímpicos de Beijing, esperados con ansia por el pueblo chino, estos incidentes, organizados, planeados de antemano y minuciosamente fraguados por la camarilla del Dalai y ejecutados por “independentistas del Tíbet”, tanto del país como del extranjero, perjudicaron los intereses del Estado y el pueblo y socavaron seriamente el orden y la estabilidad sociales.
En el Foro de china.org.cn, los cibernautas colgaron mensajes unos tras otros, para expresar sus sinceros deseos.
Ngapoi Renqing Puncog, quien ha trabajado muchos años en el Tíbet, escribió: “Aquellos que promueven la secesión étnica y buscan la llamada ‘independencia del Tíbet’ no dejan en paz la meseta nevada, santa y pura. Los que intervinieron en la agresión, destrucción y pillaje deben ser castigados severamente por la ley”.
Dong Hongda, por su parte, señaló: “Cualquiera que sea la desenfrenada intención de secesión de la camarilla del Dalai Lama, no hará vacilar nuestra posición de mantener la unidad de China. El Tíbet es de China y parte de la gran familia nacional siempre, en el pasado, presente y futuro. Será un esfuerzo baldío que algunos medios occidentales ataquen ponzoñosamente a China y toleren las atrocidades de los matones. Los hechos son más elocuentes que las palabras. Los reportes equivocados y engaños intencionales se encontrarán con la enérgica denuncia y fustigación”.
Expresó también que el “Congreso Juvenil Tibetano”, de la camarilla del Dalai Lama, jugó el papel de instigar a las masas a la secesión del país y socavación de la unificación nacional. Castigar según la ley a los delincuentes es un acto justificado, para sostener la dignidad de la Constitución y las leyes, y la obligación de un gobierno responsable, que logrará sin duda alguna el apoyo de todo el pueblo del país.