Muñecas y peluches son los regalos con los que se han encontrado los altos funcionarios estadounidenses a su llegada a Beijing para participar en la XVIII Comisión Conjunta de Comercio China-Estados Unidos.
Los analistas coinciden en señalar que la selección de los regalos, que van desde muñecas de rubias trenza hasta trenes eléctricos, son una muestra de que la seguridad de los productos chinos será un elemento clave en los debates de la comisión.
El secretario de Salud y Servicios Sociales estadounidense, Mike Leavitt, reveló que esta misma tarde serán firmados dos acuerdos destinados a asegurar que la exportación de alimentos, medicamentos y aparatos médicos de fabricación china cumplen con los requisitos estipulados por Estados Unidos.
"Creemos que nos encontramos en una buena posición desde la que genera un resultado productivo en nuestra relación con el Gobierno chino", afirmó Leavitt, uno de los delegados que participarán en el III Diálogo Económico Estratégico China-Estados Unidos, que será iniciado mañana en la capital china.
Leavitt manifestó que su objetivo es trazar puentes entre los dos países. "A pesar de que nuestros sistemas son diferentes, necesitamos obtener un resultado común".
Li Changjiang, director de la Administración General de Supervisión de la Calidad, Inspección y Cuarentena de China, quien se reunió con el secretario de Comercio estadounidense, Carlos Gutiérrez, Leavitt, y la representante comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, expresó su deseo de que el encuentro anual pueda promover en mayor medida la cooperación bilateral en cuestiones relacionadas con la calidad de productos y alimentos.
Los escándalos por los productos chinos de baja calidad han generado malestar entre los consumidores estadounidenses.
En su visita a la Administración General de Supervisión de Calidad, Inspección y Cuarentena, Leavitt señaló que la cuestión de la calidad de los productos no atañe únicamente a China, sino que requiere mejorar los sistemas de seguimiento de las importaciones y exportaciones en todos los países. "Si se quieren fabricar productos para los consumidores estadounidenses, es necesario cumplir con nuestros estándares de calidad y seguridad", subrayó Leavitt.
La confianza en los productos chinos ha comenzado a recuperarse tras el lanzamiento por parte de las autoridades chinas de una campaña nacional de cuatro meses de duración para sensibilizar a la población sobre la cuestión de la calidad de los productos.
Según las estadísticas de los servicios aduaneros de la provincia meridional china de Guangdong, la mayor base productora de juguetes del país, las exportaciones de las jugueteras chinas se elevaron a 4.940 millones de dólares en los diez primeros meses de 2007, un aumento del 22,9 por ciento respecto al mismo periodo de 2006. Un 79 por ciento de estos productos fueron exportados a Estados Unidos y Europa.
La provincia de Guangdong fabrica el 70 por ciento de los juguetes chinos exportados y ocupa casi un 50 por ciento del mercado internacional.
Para luchar contra los fabricantes de productos de baja calidad, el gobierno chino ha establecido un sistema de retirada de productos, mientras que de forma paralela ha financiado cursos de formación sobre sistemas de certificación, normativas y estándares en China, Estados Unidos y Europa.
"El gobierno ha adoptado una actitud activa y seria para resolver el problema de la calidad de los juguetes y ha recibido una reacción positiva de los consumidores", sostiene Dong Xiaolin, experto en comercio internacional.
"Los clientes extranjeros son cada vez más exigentes con la calidad y la seguridad de los juguetes chinos, algo a lo que aún nos estamos adaptando", sostiene Guo Zhuocai, presidente de la compañía de juguetes Huawei de Guangdong. Fin