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 PARTE I AGRICULTURA, CAMPO Y CAMPESINADO
 PARTE II APERTURA AL EXTERIOR Y COMERCIO
 PARTE III CONSTRUCCIÓN ECONÓMICA Y REFORMA
 PARTE IV EMPRESAS ESTATALES Y ECONOMÍA DE PROPIEDAD NO PÚBLICA
 PARTE V REFORMA DEL SISTEMA FISCAL Y FINANCIERO
 PARTE VI EDUCACIÓN, SANIDAD, TURISMO Y PROTECCIÓN AMBIENTAL
 PARTE VII VIDA DEL PUEBLO, ETNIAS Y MUJER
 PARTE VIII VIDA SOCIAL
 PARTE IX SISTEMA POLÍTICO, RELIGIONES Y DERECHOS HUMANOS
 PARTE X PARTIDO COMUNISTA Y PARTIDOS DEMOCRÁTICOS
9-9 P: El Partido Comunista de China (PCCh) en posición de gobernante es ateo. ¿Contradice esto lo que estatuye la Constitución sobre la libertad de creencia religiosa de los ciudadanos? ¿Tiene la gente libertad de participar en todo tipo de actividades religiosas?

R: El PCCh sí es ateo y no cree en la religión. Somos partidarios del materialismo dialéctico y consideramos que la materia es primaria, y que por supuesto lo primario incluye también lo existente y lo objetivo. La religión, como fenómeno social de existencia objetiva, tiene su propia ley de desarrollo objetiva. Según el punto de vista del materialismo histórico, la religión perdurará por largo tiempo fenómeno social. Por consiguiente, no es contradictorio el que estemos por el materialismo dialéctico y respetemos la libertad de creencia religiosa.

Además, todos los esfuerzos del PCCh se dirigen a realizar y proteger los derechos fundamentales de las masas populares, los cuales se manifiestan en muchos aspectos, incluido por cierto el derecho de las masas de elegir libremente su credo religioso. Sólo respetando su libertad de fe religiosa, podremos unirnos con mayor número de personas para dedicarnos juntos al gran objetivo de realizar la vigorización de la nación y de hacer un mundo hermoso. ¿Acaso el PCCh tiene razón alguna para no convivir en paz durante largo tiempo con la religión y no tratarla con discreción y amistad?

La Constitución establece: “Los ciudadanos gozan de libertad de creencia religiosa. Ningún órgano estatal, grupo social o individuo puede obligar a un ciudadano a creer o no en la religión, ni tampoco puede discriminar a los ciudadanos creyentes o no creyentes. El Estado protege las actividades religiosas normales”. En 2004 China promulgó el Reglamento de Asuntos Religiosos, el primero de índole administrativa que cubre tales asuntos de manera integral religioso. En él se estipulan claramente los derechos de las asociaciones religiosas y los ciudadanos creyentes para la celebración de actos religiosos, la creación de institutos y escuelas religiosos, la edición de libros y revistas religiosos, la administración de propiedades religiosas, el desarrollo de intercambios con el exterior, etc. Al mismo tiempo se reglamentan los actos administrativos de los departamentos administrativos pertinentes del gobierno, con el fin de asegurar que los derechos e intereses legales de los ciudadanos creyentes, asociaciones religiosas y establecimientos religiosos no sean infringidos.

Según estadísticas, China tiene ahora un total de más de 100 millones de creyentes de diversas religiones, más de 3.000 asociaciones religiosas nacionales y locales de automantenimiento, más de 100.000 establecimientos religiosos y unos 300.000 clérigos. Si alguien acude a las Iglesias católicas Sur y Norte, las Iglesias protestantes en Xisi y Wangfujing, o al Templo taoísta Baiyunguan y la Lamasería Yonghegong, todas en Beijing, se asombrará de ver que hay tanta gente que se rozan los hombros y se pisan los talones, y podrá sacar por sí la conclusión de si los ciudadanos chinos gozan de libertad para participar en las actividades religiosas.

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