R: Debido al desarrollo simultáneo
de la popularización de la enseñanza primaria a la enseñanza para
la alfabetización, el trabajo de alfabetización de China ha tenido
gran éxito, y como resultado la tasa de analfabetos ha bajado a
menos del 8,72% en lugar de más del 80% en 1949, año de la
proclamación de la República Popular. Pero después de todo, la
cifra absoluta de iletrados en China sigue tan elevada como de 85
millones, casi la población de Alemania, y está en segundo lugar en
el mundo, con uno de cada 15 ciudadanos que prácticamente no sabe
leer.
Según estadísticas, la tasa de
analfabetismo entre las personas de 15 a 50 años fue de 20,56% en
1982, 10,38% en 1990 y 6,14% en 1995, y hoy ha bajado a menos de
4,8%. Así, China ha cumplido la meta y compromiso que anunció ante
el mundo, de bajar esta tasa a menos de 5% en 2001.
La tasa de analfabetos es un
importante índice con que la comunidad internacional mide hoy el
progreso social, el desarrollo económico y el nivel de vida del
pueblo de un país. Aunque hemos trabajado bien en la alfabetización
de los jóvenes y adultos iletrados, no por ello sentimos regocijo,
porque entre nosotros todavía hay 85 millones de personas que no
saben leer ni escribir. De ellas el 90% vive en el campo y la mitad
en el oeste del país, y para peor el 70% son mujeres. En algunas
zonas rurales la interrupción de los estudios escolares de las
niñas sigue siendo un fenómeno alarmante. Pero como la mujer tiene
sobre sus hombros la tarea de criar y educar a los hijos, su nivel
cultural influye directamente en el futuro de éstos y también en el
porvenir de la nación. No obstante, la alfabetización de las
mujeres iletradas aún es un problema espinoso en nuestro afán a
este respecto.
Por otra parte, China tiene cada año
medio millón de analfabetos nuevos debido a diversas causas. Pero
como persiste el fenómeno de abandonar la escuela, unos 200
distritos todavía no han generalizado la educación primaria. Sumado
a ello el aumento de la población flotante, no cesan de surgir
iletrados nuevos mientras los antiguos todavía se están
alfabetizando. Entretanto, en algunas zonas los logros de la
alfabetización no pueden consolidarse debido a su pobre calidad, ya
que algunas personas han vuelto a ser iletradas. En muchas zonas
rurales, pobres y atrasadas, la pobreza es madre de la ignorancia y
ésta empeora aquélla, lo cual forma un círculo vicioso, afectando
en directo el desarrollo de las diversas empresas del campo y la
elevación del nivel de vida de sus residentes. Para un campesino
que apenas sabe leer cuatro palabras le sería difícil comprender
conceptos nuevos, dominar técnicas nuevas y aceptar nuevos modos de
producción y vida, y más aún adaptarse a la competencia surgida del
acceso del país a la OMC, para no hablar de disfrutar la vida en la
civilización moderna.
Todo ello nos advierte que jamás
podemos relajarnos en el trabajo de alfabetización, y que por el
contrario debemos reforzarlo. Por consiguiente, el Gobierno Central
ha incluido este trabajo en el plan de desarrollo económico y
social y exige a los gobiernos de diversas instancias trazar planes
y medidas concretos y fijar como prioridad el empeño por evitar la
aparición de iletrados nuevos, instruir a los existentes y
consolidar los logros del trabajo. En la campaña por la
alfabetización muchas provincias y municipios han mejorado las
materias de enseñanza y profundizado la reforma de la docencia y,
tomando como orientación la necesidad de los campesinos, han puesto
mayor énfasis en el uso práctico, pasando gradualmente de la simple
lectoescritura y la operación de cálculo a un sistema docente de
lengua china básica, matemáticas aplicadas, conocimientos y
pericias para el hogar, vida cívica, técnicas sencillas y
conocimientos para la creación de empresas, con miras a cambiar,
paso a paso, de la mera alfabetización a la difusión del saber.
En fechas recientes China ha
diseñado el Programa de Acción por la Vigorización de la Educación
en 2003-2007 para las zonas occidentales, con la expectativa de
haber dado instrucción en lo básico a todos los jóvenes y adultos
iletrados de estas zonas antes del cierre de 2007. Para alcanzar
esta meta, todavía tenemos mucho que hacer por delante.
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