En la medida en que la economía china estabiliza su derrotero de desarrollo, se produce un constante incremento en el consumo de energéticos, minerales, agua y tierras. Pese a sus grandes éxitos en el desarrollo socio-económico, reconocidos universalmente, China ha pagado un elevado precio en cuanto a despilfarro de recursos y daños al medio ambiente, pues su modalidad del crecimiento económico es extensiva. En la actualidad, el consumo por unidad del PIB en cuanto a energéticos, materias primas y recursos acuáticos del país, excede en mayor medida el nivel promedio mundial. Se despilfarran recursos durante el proceso de la producción, la circulación y el consumo. Ante esta situación, el gobierno chino se ha propuesto una clara estrategia: construir una sociedad del ahorro.
En el documento Líneas Generales de la Planificación de Desarrollo a Mediano y Largo Plazos de los Recursos Energéticos (2004-2020), aprobado en principio por el Consejo de Estado en junio de 2004, el ahorro de los recursos energéticos y la optimización de la estructura de los mismos figuran como la más importante tarea para dar solución al problema de recursos energéticos de China. La Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma organizó la elaboración del Programa a Mediano y Largo Plazos por Tema Especial de Ahorro de Recursos Energéticos, el primero del país, y lo dio a conocer ante la sociedad a finales del aĖo 2004. Este Programa lleva estipulaciones concretas en lo referente a los índices de consumo de energéticos de las principales entidades productoras consumidoras de energía eléctrica generada con carbón. Para el aĖo 2010, estos índices deberán haber llegado o aproximado en términos generales al nivel avanzado internacional de principios de los aĖos 90 del siglo pasado, y los índices de consumo de energéticos por parte de automóviles, motores eléctricos y electrodomésticos deberán situarse en la delantera internacional. Desde 2005, China puso en práctica una serie de obras destinadas al ahorro energético, incluyendo la transformación de los hornos industriales de carbón, la producción integral regional de electricidad térmica, el ahorro energético del sistema de las máquinas eléctricas, la iluminación “verde”, el ahorro y el reemplazo del petróleo, el aprovechamiento del calor, el ahorro energético en la construcción, y el ahorro energético en los órganos gubernamentales, a través de las cuales se espera que en el año 2010 se hayan ahorrado 240 millones de toneladas de carbón estándar.
Los requisitos generales para la sociedad del ahorro son los siguientes: Persistir en la política de explotar y ahorrar los recursos a la vez que se coloca la prioridad en economizar los recursos y elevar la tasa de su aprovechamiento, concentrarse en fomentar el ahorro de energía, agua, materias primas, terrenos, utilización integral de los recursos y el desarrollo de la economía de reciclaje, a la vez que se establecen modelos ahorradores en la producción, el consumo y la construcción urbana.
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