Después de la caída de la dinastía Tang, sobrevino un largo tiempo de enfrentamientos de gran complejidad. Zhao Kuangyin fundó, en el año 960, la dinastía Song (960-1279), que se prolongó a lo largo de dos períodos históricos: Song del Norte y Song del Sur (esta última llamada así por haber trasladado la capital del imperio a Jiankang, actual Hangzhou, en la provincia de Zhejiang). Gracias al traslado de la capital, se impulsó enérgicamente el desarrollo económico y cultural de las regiones meridionales. La astronomía, la ciencia, la tecnología y la imprenta marcaron hitos a nivel mundial durante esa época. Por ejemplo, Bi Sheng inventó la impresión con tipos móviles, lo que dio lugar a una auténtica revolución en la historia de la imprenta.
En el año 1206 Gengis Khan fundó el Estado Khan mongol. Su nieto Kublai Khan penetró en las planicies centrales y estableció en 1271 la dinastía Yuan (1271-1368), con su capital en Dadu (hoy, Beijing), poniendo fin a la situación de existencia de poderes políticos pluralistas, que habían predominado durante varios cientos de años. También unificó el país, en el que estaban incluidas las actuales regiones autónomas de Xinjiang y del Tíbet y la provincia de Yunnan.
El papel, la imprenta, la brújula y la pólvora fueron los “cuatro grandes inventos” científicos y tecnológicos de la antigua China, que en épocas de las dinastías Song y Yuan sobrepasaron las fronteras nacionales para utilizarse en muchos otros países, con lo que contribuyeron notablemente a la civilización mundial.
En el año 1368 Zhu Yuanzhang fundó la dinastía Ming (1368-1644), en Nanjing, tomando el nombre de Emperador Taizu (1368-1399 en el trono). Su hijo Zhu Di (1360-1424), que ascendió al trono en el año 1402 como Emperador Chengzu, emprendió una serie de construcciones en la ciudad de Beijing, en la que erigió grandes palacios, y a donde trasladó en 1421 la capital del imperio. Por orden suya, el eunuco Zheng He inició en 1405 una serie de viajes marítimos, al mando de una numerosa flota, por lejanas tierras. En total fueron siete estas campañas navales, que se prolongaron hasta el año 1433. En su transcurso se visitaron diversos países de Asia Suroriental, del Océano Indico, del Golfo Pérsico, y también las islas Maldivas; incluso se llegó a pisar tierra en Somalia y Kenia. Estos viajes fueron los más largos del mundo antes de que Cristóbal Colón cruzara el Atlántico.
En las postrimerías de los Ming, la etnia manchú prosperó en el nordeste en muy corto tiempo, y acabó fundando la dinastía Qing (1644-1911), entre cuyos emperadores destacó Kangxi (1661-1722 en el trono). Este soberano unió Taiwán a la patria y detuvo la invasión de la Rusia zarista; fortaleció la administración del Tíbet por parte del Gobierno Central y elaboró toda una serie de disposiciones legales, conforme a las cuales el Gobierno Central tenía la última palabra a la hora de nombrar a los dirigentes locales tibetanos. Bajo su reinado, la superficie territorial de China alcanzó los 11 millones de kilómetros cuadrados.
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