¿Es China capaz de ejercer la democracia? ¿Puede el Partido Comunista de China (PCCh) ampliar la democracia mediante el sistema de cooperación multipardista y las consultas políticas bajo el liderazgo del PCCh? ¿Es la democracia un concepto definido únicamente por Occidente?
Ninguna institución política del planeta puede considerarse a sí misma perfecta. Si bien es el mecanismo menos imperfecto en la historia del ser humano, la democracia es un proceso en toda nación. Por tanto, la democracia es más una actitud que una apreciación propia, realizada desde dentro.
Cuando una nación es manifiestamente abandonada por el resto de la comunidad, su población no asumirá con facilidad los principios otros puedan defender, especialmente cuando la construcción de la democracia es utilizada como una herramienta para una incursión exterior.
El milagro económico de las últimas tres décadas permite a China perseguir la libertad política con muchos más recursos en su poder. La lucha por la democracia no es un maquillaje. Todo el país cuenta con características únicas en el desarrollo de la democracia, basadas en su propia historia, cultura y condiciones. El exclusivo proceso de avance democrático en diversas naciones difícilmente puede ser simplificado a un puñado de reglas. Incluso las democracias occidentales han experimentados procesos ligados de forma exclusiva a cada nación.
Hu Jintao apostó en su intervención ante el XVII Congreso Nacional del PCCh por "profundizar la reestructuración política" en contra del sentimiento de urgencia del PCCh de que las estructuras políticas osificadas a menudo impiden ambiciones económicas mayores. De cualquier modo, pocos países en el mundo desarrollado cuentan con tantos desafíos como China, un país con un gran territorio, el más poblado del planeta, con una importante proporción de población en condiciones de pobreza y que aún ha de alcanzar la unidad nacional, sólo por nombrar algunos.
China cuenta con una historia de república moderna limitada y una revolución industrial realizada en apenas tres décadas, mientras que tanto Estados Unidos como el Reino Unido necesitaron más de un siglo.
Considerando la unicidad de toda democracia y el necesario espacio de tiempo para la gestación de la democracia, no es acertado copiar los modelos democráticos foráneos. Democratizar China al estilo occidental no es una cura segura para todos los problemas de China. Tras lograr con éxito integrar la economía de mercado en un patrón socialista, que en su definición ortodoxa requiere la propiedad común de los medios de producción, ¿por qué no creer que China pueda generar una nueva vía conducente a una democracia socialista fructuosa?
La democracia no debe ser un eslogan político para el derrumbe de otros modelos, sino que es la percepción de la población en su vida cotidiana. Si bien en un proceso de rápida transformación, la economía de mercado es abrazada de forma ferviente por los chinos, la mayor parte de los cuales disfrutan en la actualidad de una decente calidad de vida sin precedentes. El gobierno actúa en muchos aspectos de la vida de sus ciudadanos. Las población china es libre de viajar y estudiar en el extranjero, comprar coches y propiedades, invertir en bolsa, elegir su trabajo y forma de vida, así como de malestar su pesar a través de blogs, hechos inauditos en un país en el que apenas una década atrás la población tenía que informar sobre matrimonios, divorcios y objetivos en el plano familiar a las autoridades.
En una transformación consciente de su papel como organización revolucionaria con una estructuración férrea a un partido gobernante competente, el PCCh se encuentra ahora abriendo nuevos caminos para encontrar el medio más efectivo para democratizar la política china. El PCCh proclama su defensa no sólo de la clase trabajadora sino de todas las fuerzas productivas, un significativo cambio para diversificar su propia actuación hacia una actitud plural.
Hu Jintao ha mostrado su deseo de fortalecer la democracia dentro del propio Partido, lo cual es considerado por el PCCh una garantía para una mejor aplicación de la democracia en todo el país. Cada vez mayores márgenes de pérdidas han sido introducidos en las diversas elecciones en el seno del PCCh, entre ellas la votación para el superpoderoso Comité Central de este fin de semana. En los niveles de base comienzan a institucionalizarse campañas con múltiples candidatos en elección directa. Todas las circunscripciones electorales están ahora mejor representadas.
China se ha mantenido a gran distancia de las principales economías en la modernidad. Los chinos deben recurrir a un camino diferente del desarrollo convencional. Al igual que sucede con uno de los defectos que las democracias occidentales también presentan, los principios democráticos previstos por los fundadores de la Nueva China pueden aún no ser efectivos en la prevención de la imposición por parte de grupos de poder sobre la mayoría. Si bien aún existe un largo camino por recorrer, el PCCh trata en la actualidad de mejorar el centralismo democrático, el cual se ha mostrado, parcialmente por el milagro económico logrado por el país, bastante efectivo en el enriquecimiento de la población y el mantenimiento de la estabilidad.
La población china aspira a lograr los mayores objetivos económicos y sociales al menor coste posible. La democracia con características chinas que en la actualidad es promovida contará con muchas posibilidades de ofrecer una respuesta a estas aspiraciones.