Xiaojiayou necesita un traductor que le ayude a entender el informe que Hu Jintao presentó al XVII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), pero su desconocimiento del chino mandarín no impide a la delegada tibetana encabezar a su árida aldea hacia la meta de una "sociedad modestamente acomodada".

Ella ha encabezado a 40 mujeres en la aldea de Douyu en la frontera entre China y la India para establecer un huerto de dos hectáreas en el erial. "El gobierno local nos compró árboles jóvenes y cada una contribuyó para comprar fertilizante y para cavar los canales de riego", dijo a través de un intérprete tibetano.

"Eso podría parecer nada para la gente fuera de la meseta del Tíbet, pero es el comienzo de nuestro avance hacia la prosperidad", afirmó.

Xiaojiayou, madre de dos hijos, se integró al PCCh a principios de la década de los 70 y también fue delegada en el Congreso Nacional previo sostenido en 2002.

"Aprendí bastante de los otros delegados y estoy dispuesta a hacer algo por mis compañeros aldeanos".

La delegada pertenece al grupo étnico Lhoba, una pequeña división de los tibetanos con apenas 2.000 integrantes. Ella es hija de siervos tibetanos, quienes murieron cuando Xiaojiayou tenía nueve años de edad, y ni siquiera conoce su propia edad, aunque los ancianos de la aldea dicen que tiene 53 años.

La familia de Xiaojiayou no es la más rica de la aldea, pero durante décadas ella ha estado haciendo lo que puede para ayudar a los pobres.

Su hogar en el distrito de Lhunze en la prefectura de Shannan se encuentra en el gran cañón del río Yarlung Zangbo. Hasta hace poco no había ninguna carretera o algún otro enlace con el mundo exterior, y se requerían varios días para llegar a Lhasa, la capital de la Región Autónoma del Tíbet, con una altitud promedio de 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Pese a sus cinco años consecutivos de crecimiento de dos dígitos del producto interno bruto (PIB), la Región Autónoma del Tíbet en el suroeste de China, sigue siendo una de las regiones más subdesarrolladas de China como resultado de las difíciles condiciones naturales y de la débil economía.

Desde 2001, el gobierno central ha invertido más de 6.000 millones de yuanes (770 millones de dólares USA) al año para impulsar la construcción de infraestructura en el Tíbet, ofrecer atención médica y otros programas de seguridad social a los pastores y agricultores locales, para financiar la educación de la niñez, proteger el patrimonio cultural y construir una red de televisión y radio.

La aldea de Douyu, con un poco más de 500 habitantes, también se benefició de la inversión, con una carretera pavimentada, electricidad y suministro de agua potable. Setenta por ciento de las familias se ha mudado a casas nuevas, gracias a la ayuda financiera del gobierno, dijo Xiaojiayou. "Realmente me siento feliz por ellos".

Los niños de la aldea, al igual que otros de las regiones pobres de China, reciben una subvención gubernamental para ir a la escuela: 1.200 yuanes (154 dólares USA) por persona para estudiantes de primaria y 1.350 yuanes (173 dólares USA) para estudiantes de secundaria.

"Ahora la comida y el vestido están disponibles en gran parte, las aldeas han llegado a preservar la cultura tradicional del grupo étnico Lhoba", dijo.

Ella misma ha organizado a las mujeres para que produzcan canastas de bambú y tejan mantas de lana de estilo tibetano que son vendidas en la cabecera distrital.

Sin embargo, para Xiaojiayou y para los miembros de su aldea, el camino hacia la prosperidad es largo.

"Hemos obtenido una carretera, pero para un viaje a Lhasa aún se requieren seis horas", afirmó. "La mayoría de los aldeanos carece de las habilidades para volverse próspero y sabe poco de comercialización".

Su preocupación inmediata sigue siendo el huerto. Sus manzanos y nogales prometen una buena cosecha para el año próximo. "Pero necesitamos encontrar el mercado apropiado y vender a buen precio".