Los chinos trabajaban como esclavos, excavando guano,
construyendo ferrocarriles y cultivando ca�a de az�car


    Los primeros chinos fueron enviados a las islas cercanas a la costa para explotar los recursos de guano. El guano, fertilizante org�nico de alta calidad, era entonces el principal producto del Per� para la exportaci�n y la principal fuente generadora de divisas. En esas islas subtropicales, calientes y h�medas, las condiciones de trabajo y vida eran p�simas y el mal olor del guano provocaba n�useas. Los chinos cavaban guano con palas de hierro y lo cargaba a los barcos. El trabajo era agobiante.

    En 1853, m�s de 600 chinos, 50 esclavos y 200 reos y soldados desertores peruanos y chilenos cavaban guano para el finquero El�as. Deb�an cavar al menos cuatro toneladas al d�a. Calculado al precio de exportaci�n, cada trabajador aportaba seis pesos por d�a al patr�n, pero recib�a solamente una octava de peso, y de esta �nfima cantidad dos tercios eran empleados para pagar la comida. Algunos chinos murieron de enfermedad o trabajo y otros, desesperados, se suicidaron saltando de los barrancos cuando los vigilantes estaban menos alertas.

    La construcci�n de ferrocarriles era otro trabajo pesado de los primeros grupos de chinos, quienes participaron en el tendido de varios ferrocarriles en el centro y el sur del pa�s y asumieron las tareas m�s arduas y m�s peligrosas.

    Aparte de ello, un buen n�mero de chinos eran instalados en las fincas del litoral, unos para cultivar ca�a de az�car o algod�n y otros para cultivar arroz o verduras. Cada finca ten�a de decenas a mil trabajadores chinos, y la jornada duraba m�s de 12 horas.

    Con su laboriosidad, los chinos contribuyeron enormemente al desarrollo agr�cola del Per�. En 1871 un peri�dico de Lima admiti� que, en la actualidad, eran los chinos los que estaban roturando y cultivando grandes extensiones de fincas, sobre todo en las zonas del litoral. El poeta Juan de Arona escribi� que en el Per� no hab�a lugar donde no hubiera chinos y que no hab�a trabajo que ellos pudieran cumplir.