Ante
la complejidad y diversidad de la situación internacional,
China ha aplicado el pensamiento diplomático de Deng Xiaoping
y ha persistido en la política exterior independiente y de
paz, se ha opuesto al hegemonismo, ha salvaguardado la paz
mundial y ha defendido con decisión la soberanía y la integridad
territorial del país. Ha tomado invariablemente como punto
de apoyo básico de su política exterior el fortalecimiento
de las relaciones de unidad y cooperación con los demás países
en vías de desarrollo. Sobre la base de los Cinco Principios
de Coexistencia Pacífica, ha desarrollado con vigor la cooperación
en pie de igualdad y para el beneficio mutuo con los países
desarrollados. China sigue manteniendo una estructura general
estable en relación con las grandes potencias mundiales. Ha
desempeñado un papel activo y constructivo en la escena multilateral
internacional. Ha promovido el establecimiento del nuevo orden
político y económico internacional pacífico, estable, justo
y razonable, y ha promovido el desarrollo de la multipolarización.
China-EE.UU.
Se
han registrado altibajos en las relaciones entre China y EE.UU.,
pero gracias a los esfuerzos de ambas partes se ha mantenido
la estructura de relaciones normales. En abril de 1999 el
Premier Zhu Rongji realizó una exitosa visita a Estados Unidos.
Sin embargo, en mayo, la OTAN encabezada por Estados Unidos
bombardeó la Embajada china en Yugoslavia, perjudicando las
relaciones entre China y EE.UU. La parte china condenó enérgicamente
la violación estadounidense de la soberanía china y de las
normas del derecho internacional, y exigió a la parte estadounidense
que diera una explicación satisfactoria al pueblo chino sobre
el bombardeo de la Embajada china en Yugoslavia. El Gobierno
estadounidense y el Presidente Clinton pidieron excusas al
Gobierno y al pueblo chinos en repetidas ocasiones, y la parte
estadounidense pagó una indemnización a la parte china por
las pérdidas humanas y materiales causadas por el bombardeo
de la Embajada china. El 8 de abril de 2000 el Gobierno de
EE.UU. informó al Gobierno chino del resultado de las investigaciones
sobre el bombardeo de la Embajada china en la República Federal
de Yugoslavia, llevado a cabo por la parte estadounidense
el 8 de mayo del año pasado. La parte estadounidense se limitó
a reconocer que había utilizado un método de localización
de blancos inadecuado y que en ninguno de los niveles de control
se había detectado el error. La parte estadounidense sancionó
a ocho miembros de la CIA y despidió a uno de ellos. Zhu Bangzao,
vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, dijo
que la Embajada china en Yugoslavia tenía rasgos muy perspicuos
y que su ubicación aparecía claramente señalada en los mapas
que usaban Estados Unidos; por lo tanto, la alegación de desconocimiento
de la ubicación exacta de la Embajada china carece de fundamento.
El cuartel general de la Dirección General de Aprovisionamiento
y Logística de Yugoslavia no era un organismo secreto, se
encontraba a medio kilómetro de la Embajada china y su aspecto
era muy distinto del de la Embajada china; por consiguiente,
EE.UU. no podía confundir ambos edificios. La parte estadounidense
explicó que debido al "error" de varias personas, ese mismo
error recorrió todos los eslabones del proceso de revisión,
lo cual resulta increíble. Zhu señaló que la parte china reafirmó
que el bombardeo de la Embajada china en Yugoslavia por parte
de Estados Unidos causó graves daños humanos y materiales,
en lo que significó una flagrante violación de las normas
del derecho internacional y de los principios básicos de las
relaciones internacionales, un serio atentado contra la soberanía
de China y una grave ofensa a los sentimientos del pueblo
chino, todo lo cual afectó negativamente a las relaciones
entre China y EE.UU. Dicho bombardeo constituyó un delito
internacional de extrema gravedad. El Gobierno chino exigió
enérgicamente al Gobierno de EE.UU. que realizara investigaciones
amplias y exhaustivas sobre el bombardeo de la Embajada china
en Belgrado, castigara con severidad a los responsables y
diera una explicación satisfactoria al Gobierno y al pueblo
chinos.
En
septiembre de 1999 el Presidente Jiang Zemin sostuvo una reunión
oficial con el Presidente Clinton mientras ambos asistían
a la cumbre informal de los dirigentes de la Cooperación Económica
de Asia y el Pacífico celebrada en Auckland (Nueva Zelanda).
Este encuentro supuso un significativo avance hacia la recuperación
y la mejora de las relaciones entre China y EE.UU. Posteriormente,
aumentaron los contactos de alto nivel entre ambos gobiernos,
lo que repercutió positivamente en los intercambios y la cooperación
en los campos pertinentes. Pero fueron sobre todo el cuidado
y la preocupación de los dirigentes de China y de EE.UU. los
que permitieron concluir con éxito las negociaciones bilaterales
sobre el ingreso de China en la OMC, basadas en la igualdad,
el provecho mutuo, la comprensión recíproca y las concesiones
por ambas partes, lográndose así el resultado de "ganador
a ganador". Ello tiene una gran importancia para la estabilidad
y el desarrollo de las relaciones entre China y EE.UU.
El problema de Taiwan sigue siendo
el más importante y el más delicado en las relaciones entre
China y EE.UU.
El 1 de febrero, haciendo caso omiso
de las solemnes protestas elevadas por la parte china, la
Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó la llamada "Ley
de Fortalecimiento de la Seguridad de Taiwan", cuyo objetivo
es la consolidación de la base legal que permita tanto llevar
a cabo y expandir los contactos e intercambios entre las fuerzas
armadas de EE.UU. y de Taiwan, como suministrar toda clase
de armas y tecnologías avanzadas a esta isla. Tal objetivo
va en contra de los tres comunicados conjuntos firmados por
China y EE.UU., puesto que significa el incumplimiento de
los compromisos que la parte estadounidense contrajo en los
mismos, y supone una grave violación de la soberanía nacional,
así como una burda injerencia en los asuntos internos de China,
dado que lo que se persigue es crear "una China y un Taiwan"
o "dos Chinas". El Gobierno y el pueblo chinos han expresado
su enérgica condena de estas maniobras y su firme oposición
a ellas. Tras la aprobación de la Ley de Relaciones con Taiwan,
algunos congresistas estadounidenses partidarios de Taiwan
y hostiles a China elaboraron el Proyecto de Ley de Fortalecimiento
de la Seguridad de Taiwan, con el propósito de obstaculizar
la gran causa de la reunificación de China. Al presentarse
dicho proyecto de ley, el Gobierno chino elevó solemnes protestas
al Gobierno de EE.UU., en las que exigía a la parte estadounidense
que tomara medidas concretas para impedir su aprobación. El
Gobierno de EE.UU. se comprometió a impedir la aprobación
de ese proyecto de ley, que fue rechazado sin ambages por
los miembros más perspicaces del Senado y de la Cámara de
Representantes estadounidenses. Sin embargo, presionada por
las alharacas y la propaganda de los congresistas protaiwaneses
y antichinos, la Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó
ese proyecto de ley cuyo propósito no es otro que el de dividir
a China. Si este proyecto de ley se aprueba y se convierte
en ley, ello espoleará la arrogancia de los defensores de
"la tesis de los dos Estados" de Lee Teng-hui y de la "independencia
de Taiwan", provocará una escalada de la tensión en el estrecho
de Taiwan, pondrá en peligro la paz y la estabilidad de la
región Asia-Pacífico y tendrá graves repercusiones en las
relaciones entre China y EE.UU.
Al dirigir la mirada hacia el siglo
XXI, se constata que las relaciones entre China y EE.UU. se
enfrentan tanto a oportunidades como a desafíos. El establecimiento
de relaciones sanas, estables y activas entre China y EE.UU.
no solamente se corresponde con los intereses fundamentales
de los pueblos de ambos países, sino que favorece la salvaguardia
de la paz y la estabilidad mundiales. La parte china sostiene
que siempre que ambas partes persistan en examinar y tratar
las relaciones entre ellas desde una perspectiva estratégica
y a largo plazo, y con la condición de que cumplan lo estipulado
en los tres comunicados conjuntos sino-estadounidenses y los
correspondientes compromisos, sus relaciones bilaterales avanzarán
continuamente en el nuevo siglo hacia la meta de establecer
una asociación estratégica constructiva.
China-Rusia
La
asociación estratégica de coordinación entre China y Rusia
ha sido complementada y enriquecida. Desde 1999 los dirigentes
chinos y rusos vienen manteniendo estrechos contactos y la
asociación estratégica de coordinación entre los dos países
se ha desarrollado de manera ininterrumpida. A principios
de 1999, el Premier Zhu Rongji visitó Rusia y sostuvo la cuarta
reunión regular con su homólogo ruso, promoviendo así el desarrollo
de las relaciones bilaterales y, sobre todo, de la cooperación
económica y comercial. Los problemas fronterizos entre ambos
países legados por la historia se han resuelto en lo básico.
Tanto China como Rusia están por la construcción de un mundo
multipolar, han intensificado las consultas mutuas sobre temas
internacionales y han colaborado de forma fructífera en una
serie de importantes problemas. Los días 9 y 10 de diciembre
el Presidente ruso Boris Yeltsin visitó China por cuarta vez
y mantuvo en Beijing su segunda reunión informal con el Presidente
Jiang Zemin. Esta reunión, muy provechosa, cerró con broche
de oro la historia de las relaciones sino-rusas a lo largo
del siglo XX. Además de avenirse con los intereses fundamentales
de ambos países, el fortalecimiento de la cooperación entre
China y Rusia en todos los campos contribuye al mantenimiento
de la paz y la estabilidad no sólo regionales sino incluso
mundiales. Ambas partes han demostrado tener plena confianza
en que en el nuevo siglo el desarrollo de sus relaciones bilaterales
adquirirá mayor brillantez.
La asociación estratégica de cooperación
establecida entre China y Rusia es una relación normal de
Estado a Estado, caracterizada por la no alineación, la no
confrontación y el hecho de no ir dirigida contra terceros
países o terceras partes. Esta relación está en armonía con
los intereses fundamentales de ambos países y de ambos pueblos,
razón por la cual puede desarrollarse de manera sostenida
y a largo plazo, contribuyendo con ello a la paz y el desarrollo
mundiales.
Tanto la parte china como la parte
rusa han manifestado que se apoyan mutuamente en la salvaguardia
de la unidad de la patria, la soberanía nacional y la integridad
territorial. La parte rusa apoya la gran causa de la reunificación
de China y reafirma que su postura ante el problema de Taiwan
sigue siendo la misma que la expresada en los documentos hechos
públicos por ambos países en el pasado; por otra parte, declara
que no acepta el alegato en el que se afirma que las relaciones
entre ambos lados del estrecho son "relaciones de Estado a
Estado". La parte china ha expresado su satisfacción ante
la postura de la parte rusa, la cual ha reiterado que el problema
de Chechenia es un asunto interno de la Federación de Rusia.
La parte china apoya las acciones antiterroristas del Gobierno
federal de Rusia, postura ante la que la parte rusa se ha
mostrado muy satisfecha.
China-Europa
Las relaciones entre China y los países
de Europa Occidental y de la Unión Europea han experimentado
nuevos avances. En 1999 el Presidente Jiang Zemin ha visitado
Europa Occidental en dos ocasiones. El Presidente del Comité
Permanente de la Asamblea Popular Nacional, Li Peng, y otros
dirigentes chinos también han visitado este continente. A
su vez, dirigentes de varios países de Europa occidental han
visitado China. En abril se celebró en Beijing la segunda
reunión anual de los dirigentes de China y de la Unión Europea.
El intercambio de visitas de alto nivel ha fortalecido la
comprensión recíproca y ha ampliado el consenso, ha abierto
perspectivas a la cooperación bilateral en beneficio mutuo
y ha sentado una sólida base para el desarrollo de una asociación
constructiva entre China y la Comunidad Europea orientada
al nuevo siglo. Las relaciones económicas y comerciales entre
China y Europa se han desarrollado de forma continuada; la
cooperación y los intercambios en los ámbitos de la ciencia,
la tecnología, la educación y la cultura se han ampliado;
y las consultas y la cooperación en los asuntos internacionales
se han intensificado cada vez más.
El importante desarrollo de las relaciones
sino-europeas tiene sus fundamentos estratégicos. Su telón
de fondo está compuesto por los grandes cambios registrados
tanto en China como en la Comunidad Europea. En efecto, fue
al entrar en la década de los 90 cuando la política de reforma
y apertura de China comenzó a cosechar éxitos llamativos,
se fundó oficialmente la Comunidad Europea (1992) y se puso
en marcha la unificación monetaria de Europa cuya culminación
es el euro. Todo ello ha elevado la posición, las funciones
y la influencia de la Comunidad Europea y de China en la economía
mundial y en las relaciones internacionales. Al mismo tiempo,
para ambas partes existen grandes intereses económicos y comerciales
cifrados en decenas de miles de millones de dólares. Lejos
de ser pasajeros, estos intereses tienen un significado estratégico
a largo plazo. Aunque en los últimos 20 años las relaciones
comerciales entre China y Europa han experimentado un gran
desarrollo, su nivel actual es cuantitativa y cualitativamente
bajo, si se tienen en cuenta el poderío económico y la posición
internacional de ambas partes. Una y otra están dispuestas
a fortalecer una cooperación amistosa de gran potencialidad
y amplias perspectivas.
China-Japón
Desde
1972, año en que ambos países establecieron relaciones diplomáticas,
las relaciones sino-japonesas han mantenido en general un
ritmo de desarrollo estable. En 1996 el volumen de comercio
entre China y Japón superó los 60.000 millones de dólares.
El incremento de los intercambios de personal y culturales
ha permitido potenciar la compresión mutua entre ambos pueblos.
Tanto China como Japón son países con influencia en la región
y en el mundo, por lo que sus relaciones bilaterales son importantes
para la estabilidad y el desarrollo de Asia. Si dichas relaciones
son amistosas, la región resultará beneficiada; pero si son
conflictivas, ésta se verá envuelta en un desastre. Dada la
situación general, y adoptando una visión amplia y a largo
plazo, el desarrollo de las relaciones entre China y Japón
ha rebasado su esfera bilateral. Es por ello que el Presidente
Jiang Zemin realizó una exitosa visita a Japón en 1998. En
esa ocasión, ambos países publicaron una "Declaración Conjunta",
en la que se redefinían las relaciones sino-japonesas en el
nuevo siglo y se volvían a confirmar los principales problemas
de principio en las relaciones bilaterales. Esta declaración
conjunta es un importante documento orientador de las relaciones
sino-japonesas, que viene a sumarse a la Declaración Conjunta
Sino-japonesa y al Tratado de Paz y Amistad entre China y
Japón. Si se observa lo estipulado en estos tres documentos,
las relaciones sino-japonesas se desarrollarán; de lo contrario,
se verán perjudicadas. Basándose en el éxito de la visita
del Presidente Jiang a Japón, en julio de 1999 el Primer Ministro
de Japón Keizo Obuchi visitó oficialmente China a invitación
del Gobierno chino. Los dirigentes de ambos países ratificaron
el consenso político alcanzado en ocasiones anteriores y definieron
el punto clave y la dirección de la cooperación práctica.
Los gobiernos y los diferentes sectores de ambos países han
concretado en sus líneas generales los logros de las visitas
de los Jefes de Estado de ambos países y han enriquecido el
contenido de las relaciones de asociación amistosa por la
paz y el desarrollo, para promover la buena marcha de las
relaciones bilaterales en todos los ámbitos. A finales de
1999, el Presidente del CCPPCh efectuó una visita de amistad
a Japón, visita que sirvió para aumentar la compresión mutua.
En el avance de las relaciones bilaterales, por buenas que
éstas sean, de vez en cuando aparecen algunos escollos, entre
los que sobresalen el reconocimiento de la verdad histórica
y el problema de Taiwan.
El 23 de enero de 2000, las fuerzas
derechistas de Japón organizaron en Osaka un mitin antichino
en el que negaron la Matanza de Nanjing y la agresión contra
China. Tang Jiaxuan, Ministro de Relaciones Exteriores de
China, llamó al embajador japonés en China, Sakutaro Tanino,
para expresarle la firme postura de China. Tang le comunicó
que desde principios de enero, el Ministerio de Relaciones
Exteriores de China, la Embajada china en Japón y el consulado
chino en Osaka habían presentado en varias ocasiones enérgicas
protestas ante el Gobierno japonés y el gobierno local de
Osaka, en las que se manifestaba una firme oposición a la
organización de un mitin hostil a China por parte de las fuerzas
derechistas, se expresaba la honda preocupación del Gobierno
y el pueblo chinos, y se exigía enérgicamente a la parte japonesa
que tomara medidas inmediatamente para impedir la celebración.
No obstante, tanto el Gobierno japonés como el gobierno local
de Osaka hicieron caso omiso de las repetidas protestas y
la solemne petición de la parte china, provocando con ello
un agravamiento de la situación política. Unos días antes,
y de forma absurda, el Tribunal Supremo de Japón había fallado
en contra de Shiro Azuma, quien había puesto al descubierto
la verdad sobre la Matanza de Nanjing. El Gobierno y el pueblo
chinos expresaron su indignación ante los actos retrógrados
de las fuerzas derechistas japonesas y el comportamiento del
Tribunal Supremo de Japón, que, recurriendo a medios judiciales,
reprimió el espíritu de la justicia y apoyó abiertamente a
los derechistas. Tang señaló que las actividades de las fuerzas
derechistas japonesas encaminadas a embellecer el hecho histórico
de la agresión japonesa contra China no son casuales ni aisladas,
puesto que tienen un tupido telón de fondo social e histórico.
Los hechos demuestran que las fuerzas remanentes del militarismo
japonés y su manera de pensar están profundamente enraizadas
en la sociedad japonesa, por lo que debemos permanecer alerta.
La historia nos ha enseñado una y otra vez que no pueden menospreciarse
los graves daños políticos que pueden causar dichas fuerzas.
El Gobierno japonés, sin hacer ningún caso a la oposición
de los chinos y de la mayoría de los japoneses, complació
a los elementos derechistas con el pretexto de la "libertad
de expresión". ¿Acaso esa llamada "libertad" puede ejercerse
hasta el punto de ofender los sentimientos del pueblo de otro
país y de permitir a un puñado de personas que pisoteen la
justicia y los principios comúnmente aceptados? El Gobierno
japonés ha declarado en repetidas ocasiones que las falacias
propaladas por las fuerzas derechistas van en contra de su
postura en este asunto. Si ello es así, ¿por qué se ha cruzado
de brazos y no ha tomado medida alguna para refutarlas? Si
persevera en esa línea, el Gobierno japonés dañará las relaciones
con los países vecinos, socavará su imagen y perjudicará a
la nación japonesa. Tang subrayó que el problema histórico
es una importante cuestión de principio vinculada con la base
política de las relaciones sino-japonesas. En los documentos
políticos bilaterales y por otros procedimientos, el Gobierno
japonés expresó su seria actitud y compromisos con respecto
a este problema histórico, reconoció la agresión, se obligó
a hacer una autorreflexión y presentó sus disculpas al pueblo
chino. Valoramos la actitud y las promesas de la parte japonesa,
pero éstas no pueden quedarse en simples palabras; Japón debe
cumplir sus compromisos y mostrarse decidido en sus acciones,
debe llevar a la práctica esa actitud y esos compromisos,
y debe cumplir estrictamente sus deberes internacionales.
Tang pidió una vez más al Gobierno
japonés que se mostrara sincero, cumpliera con su deber de
impedir a la corriente adversa de las fuerzas derechistas
la invocación del espíritu militarista japonés y la negación
de la agresión, mejorara la formación histórica de sus jóvenes
y adolescentes, borrara con acciones concretas la mala influencia
dejada por este incidente y protegiera la base política de
las relaciones sino-japonesas. Esta es la única manera de
que Japón se gane la confianza de sus vecinos asiáticos, del
pueblo japonés amante de la paz, así como del pueblo de todos
los países del mundo.
Desarrollo continuo de las relaciones
con otros países
China es el mayor país en vías de
desarrollo del mundo. El fortalecimiento de la solidaridad
y la cooperación con los otros países en vías desarrollo es
el puntal de la política exterior de China. Las relaciones
de cooperación amistosa con los demás países en vías de desarrollo
en los diferentes sectores políticos y económicos han registrado
nuevos progresos en las nuevas coyunturas. En 1999, los dirigentes
de más de 30 países en vías de desarrollo visitaron China.
El Presidente Jiang Zemin, el Presidente del Comité Permanente
de la APN Li Peng, el Premier Zhu Rongji, el Presidente del
CCPPCh y el Vicepresidente Hu Jintao visitaron más de 30 países
de Asia, Africa y Latinoamérica. Estas visitas han profundizado
la compresión y la confianza entre China y los demás países
en vías de desarrollo, han servido para intensificar las consultas
y el apoyo mutuo en los principales problemas internacionales,
y han fomentado la cooperación y los intercambios recíprocamente
provechosos en los sectores económicos, comerciales y culturales.
Recientemente, el Presidente Jiang se dirigió por escrito
a los dirigentes de los países africanos para proponerles
la convocatoria de un "Foro de Cooperación China-Africa--Conferencia
Ministerial' 2000 de Beijing". La propuesta recibió una calurosa
respuesta por parte de los gobiernos africanos. Los contactos
e intercambios entre China y Latinoamérica han ido fortaleciéndose
de manera continua.
La consolidación de las relaciones
de buena vecindad y de amistad con los países del entorno
constituye una política estatal básica del Gobierno chino.
El objetivo de la diplomacia con los países del entorno es
fortalecer la buena vecindad y la confianza mutua, salvaguardar
la paz y la estabilidad, y promover el desarrollo conjunto.
En 1999, las relaciones entre China y los países del entorno
se han caracterizado por la frecuencia de las visitas recíprocas
del alto nivel. Los dirigentes de más de diez países de Asia
y Asia Central visitaron China, mientras que los dirigentes
chinos visitaron a su vez más de diez países del entorno.
Se consolidaron las relaciones de buena vecindad, de confianza
mutua y de cooperación entre China y los países del entorno.
Aunque surgieron algunas complicaciones, el ambiente en el
entorno de China ha sido uno de los mejores de los últimos
50 años.
Las relaciones de China con la República
Popular Democrática de Corea (RPDC) y con la República de
Corea (RC) hicieron nuevos progresos. En el primer semestre
de 1999, Kim Yong Nam, Presidente del Presídium de la Asamblea
Popular Suprema, visitó China. Ambas partes acordaron mantener
y desarrollar sus tradicionales relaciones de amistad. La
asociación de cooperación entre China y la RC orientada hacia
el siglo XXI se desarrolló de igual manera. En la cuarta reunión
cuatripartita sobre los problemas de la península Coreana,
China, vecino cercano, asumió un papel positivo y constructivo
en el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la península.
Esta actitud de China mereció los elogios de la comunidad
internacional. La cooperación entre China y Mongolia ha mantenido
un buen ritmo.
Las relaciones entre China y la Asociación
de Naciones del Sudeste de Asia (ANSEA) han entrado en una
nueva etapa de desarrollo. En septiembre de 1999, el Presidente
Jiang Zemin visitó Tailandia. Recientemente, el Premier Zhu
Rongji asistió a la tercera cumbre informal de la ANSEA, China,
Japón y la RC, así como a la cumbre informal entre China y
la ANSEA. Zhu también visitó Malasia, Singapur, Filipinas
y Viet Nam, ensanchando así las relaciones de buena vecindad
y de confianza mutua con los países de la ANSEA. China y Viet
Nam llegaron a un acuerdo sobre su problema de la frontera
terrestre, poniendo fin de este modo a las largas negociaciones.
Tras asumir la presidencia, el Presidente de Indonesia, Abdurrahman
Wahid, eligió a China como primer destino de sus visitas oficiales.
Las relaciones entre China e Indonesia tienen ante sí un brillante
futuro.
China continúa desarrollando las relaciones
de amistad con Pakistán y sigue mejorando sus relaciones con
India. Debido a factores históricos, religiosos y étnicos,
algunos problemas existentes en los países de Asia Meridional
no pueden resolverse a corto plazo. Se trata de una realidad
innegable. Por su cercanía a Asia Meridional, China desea
sinceramente que los países de esta región resuelvan de manera
adecuada sus disputas desde una perspectiva estratégica y
de largo alcance, por vía pacífica y a través del diálogo
y la negociación, con el fin de mantener la estabilidad y
el desarrollo de dicha región.
China ha afianzado en mayor medida
sus relaciones de amistad con los países de Asia Central.
En 1999, el Presidente Jiang Zemin asistió a la cuarta reunión
de los Jefes de Estado de China, Kazajstán, Kirguizistán,
Rusia y Tayikistán. Los cinco máximos dirigentes llegaron
a un amplio consenso sobre los problemas internacionales,
la seguridad y la cooperación económica regionales, e hicieron
pública la Declaración de Bishkek, de gran trascendencia tanto
para fortalecer la cooperación de buena vecindad y amistad
entre estos cinco países, como para asestar duros golpes y
contener a las fuerzas étnicas separatistas. Los Presidente
de Tayikistán, Kazajistán y Uzbekistán visitaron China. China
y Kazajistán firmaron el Comunicado Conjunto sobre la Solución
Completa de los Problemas Fronterizos.
Las relaciones entre China y los países
desarrollados han experimentado nuevos avances.
Participación
activa en los asuntos de la ONU
China, el único país en vías de desarrollo
que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU,
participó en las actividades diplomáticas multilaterales,
defendió firmemente los objetivos y los principios de la ONU,
salvaguardó el papel dirigente de esta organización en los
asuntos relacionados con la paz y el desarrollo internacionales,
se opuso categóricamente a los absurdos del neointervencionismo,
entre ellos la falacia de que "los derechos humanos están
por encima de la soberanía", y, como resultado de todo ello,
se labró una excelente imagen de persistencia en los principios
de defensa de la justicia, de salvaguarda de la paz y de fomento
del desarrollo. En la ONU, China derrotó por octava vez la
propuesta antichina presentada por EE.UU. con el pretexto
de defender los derechos humanos y frustró por séptima vez
el intento de Taiwan de "volver a la ONU". La posición internacional
de China se elevaba continuamente.
El
problema de Kosovo
El
24 de marzo de 1999 la OTAN, encabezada por EE.UU., aprovechándose
del problema de Kosovo, inició un bombardeo contra la República
Federal de Yugoslavia que iba a durar 78 días. El Gobierno
chino señaló inmediatamente que ese acto de la OTAN encabezada
por EE.UU. violaba gravemente la Carta de la ONU y las normas
del derecho internacional, creando un peligroso precedente
de intervención armada en los asuntos internos de un país
soberano. La situación en Kosovo sigue siendo tensa y llena
de conflictos atizados por la hostilidad étnica. Los hechos
del último año constituyen dos serias advertencias para el
mundo: en primer lugar, el neointervencionismo, que sitúa
los derechos humanos por encima de la soberanía nacional,
no sólo se muestra incapaz de solucionar los problemas relacionados
con los derechos humanos, sino que agudiza las desavenencias
originales y es causa de desgracias horribles; en segundo
lugar, los principios consignados en la Carta de la ONU sobre
la igualdad de los derechos soberanos y la no intervención
en los asuntos internos de otros países, lejos de haber perdido
vigencia, conservan un importante significado real. China
espera que la OTAN encabezada por EE.UU. se examine a fondo,
aprenda las oportunas lecciones y no vuelva a fomentar situaciones
contrarias a los deseos de "paz y desarrollo" de los pueblos
del mundo, en el momento en que la humanidad se está adentrando
en el nuevo siglo.
La política del Gobierno chino sobre
el problema de Kosovo, caracterizada por su coherencia, es
la siguiente: la soberanía y la integridad territorial de
Yugoslavia deben ser respetadas; los intereses legítimos de
las diversas etnias de Kosovo deben gozar de garantías suficientes;
y debe llevarse a la práctica la resolución 1244 del Consejo
de Seguridad de la ONU. Sólo así se pueden crear las condiciones
necesarias para la solución política del problema de Kosovo.
China, que no tiene intereses particulares en esa región,
ha adoptado al respecto una posición de principio centrada
en la salvaguarda de la Carta de la ONU y de las normas universalmente
aceptadas que rigen las relaciones internacionales.
Derechos
humanos: diálogo y cooperación
El Gobierno chino siempre ha concedido
suma importancia al fomento y a la protección de los derechos
humanos. Durante el último año, al tiempo que se esforzaba
por desarrollar la economía y elevar el nivel de vida del
pueblo, China hacía hincapié en el desarrollo de la democracia
y del sistema legal, con el fin de fomentar y proteger los
derechos civiles y políticos. Asimismo, China tomaba medidas
activas para intensificar la transparencia judicial, fortalecer
la supervisión del cumplimiento de la ley, sancionar legalmente
los casos de corrupción y perfeccionar la democracia y el
sistema legal. Hay que decir que la situación de los derechos
humanos es la más esplendorosa de la historia de China. La
Constitución china establece categóricamente la existencia
de la libertad de expresión, de reunión, de asociación y de
la libertad religiosa. Amparados por la Constitución y otras
leyes nacionales, los ciudadanos chinos ejercen tales libertades
sin coacciones. Los derechos humanos de todas las etnias,
incluida la tibetana, gozan de respeto y de protección suficientes.
En febrero de 2000 la Oficina de Información
del Consejo de Estado publicó "50 años de desarrollo de los
derechos humanos en China", libro blanco en el que se exponen
de manera objetiva la historia del desarrollo de los derechos
humanos en China a lo largo de la segunda mitad del siglo
XX y su situación actual. Este libro blanco se divide en seis
partes: 1. Viraje histórico del desarrollo de los derechos
humanos en China; 2. Mejora extraordinaria de los derechos
a la subsistencia, al desarrollo y al disfrute del progreso
económico, social y cultural; 3. Sólida garantía de los derechos
civiles y políticos; 4. Protección de los derechos de las
mujeres y los niños; 5. Igualdad de derechos y protección
especial para las minorías étnicas; y 6.
Perspectivas
del desarrollo de los derechos humanos en China en el nuevo
siglo
El
1 de marzo del 2000 se celebró en Beijing el VIII Simposio
sobre los Derechos Humanos de la región Asia-Pacífico, acto
patrocinado conjuntamente por el Gobierno chino y la Oficina
de la Alta Comisión de la ONU para los Derechos Humanos. La
titular de dicha comisión, Mary Robinson, fue invitada a participar
en el simposio, y durante su estancia en Beijing intercambió
impresiones con diversos dirigentes chinos acerca de los problemas
de interés común, incluida la cooperación bilateral. En la
jornada inaugural del simposio el Presidente Jiang Zemin envió
a éste una carta en la que afirmaba que el fortalecimiento
de la cooperación internacional en el campo de los derechos
humanos y el fomento del desarrollo de dichos derechos constituyen
temas de gran importancia, que la comunidad internacional
deberá abordar a lo largo del nuevo siglo. Jiang manifestó
que a pesar de que la situación objetiva varía de un país
a otro y de que entre los diversos países existen divergencias
sobre los derechos humanos, todos ellos tienen como meta común
el fomento y la protección de tales derechos. Todos los países
deben atenerse al espíritu de igualdad y de respeto mutuo
que permite entablar un diálogo y llevar a cabo unos intercambios
conducentes a la profundización de la comprensión, la disminución
de las divergencias, la ampliación del consenso y el progreso
conjunto. En el siglo XXI seguiremos desarrollando la democracia,
progresaremos en la administración del país conforme a la
ley, garantizaremos eficazmente la concesión al pueblo de
libertades y derechos más amplios, y nos esforzaremos por
hacer de China un país moderno, próspero, poderoso, democrático
y civilizado. El Gobierno chino siempre ha concedido importancia
al papel positivo que los convenios internacionales sobre
los derechos humanos desempeñan en su promoción. China ha
suscrito 17 de ellos y cumple concienzudamente los compromisos
consignados en los mismos.
En cuanto a la ratificación por parte
de China de "los dos convenios de los derechos humanos", Zhu
Bangzao, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, declaró
recientemente que el Gobierno chino siempre ha respetado el
principio de la universalidad de los derechos humanos y ha
valorado en mucho los dos convenios de la ONU sobre este tema.
Desde la firma de ambos convenios, los correspondientes departamentos
del Gobierno chino vienen preparando su ratificación, habiendo
realizado previamente un estudio minucioso y exhaustivo de
los mismos. Durante este período, la parte china ha llevado
a cabo numerosos intercambios con la Unión Europea y con otros
países occidentales relacionados con la ratificación y el
cumplimiento de dichos convenios. Todo ello ha puesto de manifiesto
la actitud meticulosa y responsable adoptada por la parte
china hacia su ratificación. El Gobierno chino ya ha sometido
a la Asamblea Popular Nacional la propuesta de ratificación
del convenio sobre los derechos económicos, sociales y culturales.
Asimismo, los departamentos gubernamentales implicados siguen
estudiando minuciosamente el convenio sobre los derechos civiles
y políticos.
El 23 de marzo de 2000, ante la 56.ª
Conferencia de la ONU sobre los Derechos Humanos, celebrada
en Ginebra, el embajador Qiao Zonghuai, jefe de la delegación
china, refutó solemnemente las calumnias y los ataques lanzados
infundadamente por Estados Unidos y algunos otros países occidentales
contra la situación de los derechos humanos en China. Qiao
dijo que a lo largo de 1999 el Gobierno chino, partiendo de
las condiciones nacionales, ha seguido concentrando sus esfuerzos
en el desarrollo económico, el PIB ha aumentado un 7,1% en
comparación con el año anterior y más de 8 millones de personas
se han librado de la pobreza. La población pobre, que en 1978
estaba formada por más de 250 millones de personas, es actualmente
de algo más de 30 millones. Al mismo tiempo, el Gobierno chino
ha dedicado grandes esfuerzos al desarrollo de la democracia
y del sistema legal, poniendo en práctica enérgicamente la
orientación estratégica de gobernar el país de acuerdo con
la ley y garantizando los derechos civiles y políticos por
medio de las leyes y las instituciones. Qiao indicó que en
tan solo un año China ha logrado éxitos notables, y que ésta
es la conclusión a la que llegará todo aquel que observe los
hechos sin prejuicios.
No obstante, Estados Unidos, en pertinaz
desafío de los hechos, ha vuelto a levantar calumnias acerca
de la situación de los derechos humanos en China y en otros
países en vías de desarrollo. Las causas principales de este
proceder son su mentalidad arraigada en la guerra fría, su
doblez moral y su intento de politizar el tema de los derechos
humanos. Qiao manifestó que en China, al igual que sucede
en los demás países, la situación de los derechos humanos
todavía no es perfecta. China acepta de buen grado las críticas
y las propuestas constructivas relacionadas con los derechos
humanos; y, a fin de que las diversas partes implicadas en
esta cuestión aprendan unas de otras y avancen juntas, está
dispuesta a adoptar un talante activo y abierto que fomente
el diálogo y los intercambios con otros países y con las organizaciones
internacionales, siempre que se basen en la igualdad y el
respeto mutuo. Pero China se opone firmemente a que un país,
movido por sus necesidades políticas internas, presione a
otros países y provoque enfrentamientos. Una vez más, el intento
estadounidense de interferir en los asuntos internos de China
escudándose en los derechos humanos ha fracasado ante la oposición
de China y el apoyo de otros países.
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