Taiwán

    Todos los hechos y las leyes relevantes demuestran que Taiwan es una parte inalienable del territorio chino. En abril de 1895, mediante la agresión a China, Japón se apoderó de esta isla y obligó al Gobierno de la dinastía Qing a firmar el Tratado de Shimonoseki. En julio de 1937 Japón emprendió la invasión masiva de China. En diciembre de 1941 el Gobierno chino emitió la Declaración de Guerra contra Japón, en la que se anunciaba claramente al resto del mundo que todos los tratados, acuerdos y convenios correspondientes a las relaciones entre China y Japón, incluido el Tratado de Shimonoseki, quedaban anulados y sin efecto, y en la que se proclamaba solemnemente que China recuperaría Taiwan. En diciembre de 1943, China, Estados Unidos y Gran Bretaña firmaron la Declaración de El Cairo, en la cual se estipulaba que Japón debía devolver a China los territorios ocupados, es decir, las provincias del nordeste, Taiwan y el archipiélago Penghu. En 1945 los tres países mencionados firmaron la Declaración de Potsdam, firmada posteriormente por la Unión Soviética, acto que conllevaba el obligado cumplimiento de todas las condiciones en ella contenidas. En agosto de ese mismo año Japón se rindió incondicionalmente y se comprometió a cumplir todas las condiciones formuladas en la Declaración de Potsdam. El 25 de octubre el Gobierno chino recuperó Taiwan y el alchipiélago Penghu, reasumiendo así el ejercicio de su soberanía sobre Taiwan.

    El 1.º de octubre de 1949 se proclamó la fundación de la República Popular China, que sustituyó al Gobierno de la República de China, convirtiéndose en el único Gobierno legítimo de China y en el único representante legítimo en el escenario internacional. Con ello el status histórico de la República de China llegó a su fin. Por consiguiente, lo que se produjo fue la sustitución de un viejo poder por un nuevo régimen, sin que ello implicase cambio alguno en el cuerpo principal del derecho internacional, en la soberanía de China ni en su integridad territorial. El Gobierno de la República Popular China se erigió en heredero natural y único de la soberanía nacional y empezó a ejercerla sobre toda China, incluida Taiwan.

    Aunque la camarilla dominante del Partido Guomindang ha venido utilizando los nombres de "República de China" y "Gobierno de la República de China" desde que se retiró a Taiwan y se estacionó en la isla, ya no tiene ningún derecho a representar a China en el ejercicio de la soberanía nacional, puesto que en realidad es un gobierno local en territorio chino.

    Durante los 40 años posteriores a 1949, las autoridades de Taiwan, a pesar de no reconocer que el Gobierno de la República Popular China es el representante legítimo de toda China, siguieron perseverando en la postura de que Taiwan forma parte de China y de que sólo existe una China, oponiéndose tanto a la creación de "dos Chinas" como a la "independencia de Taiwan". Todo ello demuestra que durante un prolongado período, los chinos de ambos lados del estrecho de Taiwan han estado de acuerdo en las cuestiones fundamentales de que solamente hay una China y de que Taiwan forma parte del territorio chino.

    La postura solemne y razonable del Gobierno chino de que sólo existe "una China" se ha granjeado la comprensión y el apoyo de un número creciente de países y organizaciones internacionales. El principio de "una China" ha sido gradualmente aceptado por la mayor parte de la comunidad. En octubre de 1971, en la 26.ª Asamblea General de las Naciones Unidas, se aprobó la resolución 2758, por la cual se procedía a la expulsión de los representantes de las autoridades de Taiwan y a la restitución al Gobierno de la República Popular China de su puesto en la Asamblea General y de todos sus derechos legítimos. En la Declaración Conjunta Sino-Japonesa firmada por China y Japón en septiembre de 1972 se anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países y, ahondando en lo estipulado en el artículo 8 de la Declaración de Potsdam, Japón reconoció que el Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo de China, dando así muestras suficientes de comprender y respetar la postura del Gobierno de la República Popular China de que Taiwan es una parte inseparable del territorio chino. En diciembre de 1978 China y Estados Unidos hicieron público el Comunicado del Establecimiento de Relaciones Diplomáticas, en el cual Estados Unidos reconocía que el Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo de China y se mostraba de acuerdo con la postura de China de que sólo hay una sola China y de que Taiwan forma parte de China. Todos los países que actualmente mantienen relaciones diplomáticas con China reconocen el principio de "una China" y se comprometen a tratar las relaciones con Taiwan dentro del marco de este principio.

    El principio de "una China" es la base y la premisa de la     reunificación pacífica

    El principio de "una China" es la piedra angular de la política del Gobierno chino con respecto a Taiwan. Gracias a la propuesta de Deng Xiaoping, desde 1979 el Gobierno chino ha venido practicando la política de "reunificación pacífica" y elaborando el concepto de "un país, dos sistemas". Sobre esta base, se establecieron los principios básicos de "reunificación pacífica" y de "un país, dos sistemas". Los puntos clave de estos principios y de las políticas relacionados con ellos son los siguientes: El Gogierno chino está siempre por la reunificación pacífica, pero no se compromete a renunciar al uso de la fuerza; estimula activamente los contactos personales y los intercambios económicos y culturales entre ambos lados del estrecho, a fin de establecer lo antes posible lazos directos en las comunicaciones postales, en el transporte marítimo y aéreo, y en el comercio entre ambas orillas del estrecho; llevará a cabo la reunificación por medio de negociaciones pacíficas y está dispuesto a discutir con Taiwan cualquier tema en el marco del principio de "una China"; tras la reunificación, el Gobierno chino aplicará la política de "un país, dos sistemas", manteniendo el sistema socialista en la parte continental y manteniendo sin cambios el sistema capitalista en Taiwan durante un período prolongado; concederá a Taiwan un alto grado de autonomía y no enviará a la isla ni tropas ni personal administrativo; siendo un asunto interno de China, la solución del problema de Taiwan corresponde a los chinos, por lo que no es necesario recurrir a fuerzas ajenas. Estos principios y políticas del Gobierno chino muestran no sólo su postura fundamental y su determinación de perseverar en el principio de "una China", sino su respeto hacia el deseo de los compatriotas de Taiwan de ser dueños de la isla y de administrarla por su cuenta. En enero de 1995, el Presidente Jiang Zemin hizo pública su propuesta de ocho puntos sobre el desarrollo de las relaciones entre ambas orillas del estrecho y sobre el fomento del proceso de reunificación pacífica de la patria, señalando que el principio de "una China" es la base y la premisa de la materialización de la reunificación pacífica.

    Para conseguir la reunificación pacífica, el Gobierno chino ha adoptado una serie de políticas y medidas activas encaminadas a fortalecer las relaciones entre ambos lados del estrecho. Desde 1987, año en que se puso fin a la incomunicación entre ambos lados del estrecho, hasta finales de 1999, los compatriotas de Taiwan se han desplazado a la parte continental en 16 millones de ocasiones con el propósito de visitar a sus familiares, hacer turismo o realizar intercambios; el volumen del comercio indirecto entre ambos lados del estrecho ha llegado a los 160.000 millones de dólares; y las inversiones pactadas y las inversiones reales de los empresarios taiwaneses en la parte continental han sobrepasado, respectivamente, los 44.000 millones y los 24.000 millones de dólares; las comunicaciones postales y las telecomunicaciones entre ambos lados del estrecho han experimentado numerosos avances, mientras que en el transporte marítimo y en el aéreo se han hecho progresos parciales. La APN, su Comité Permanente, el Consejo de Estado y los gobiernos locales han elaborado una serie de leyes y reglamentos para proteger los derechos legítimos de los compatriotas taiwaneses. Con el objetivo de resolver mediante consultas los problemas concretos planteados por los contactos entre ambos lados del estrecho, en noviembre de 1992, la Asociación para la Relación entre Ambos Lados del Estrecho (ARALE) y la Fundación para los Intercambios a través del Estrecho (FIE) acordaron que en las negociaciones sobre los asuntos rutinarios, ambas partes deben manifestar en voz alta que "ambos lados del estrecho perseveran en el principio de una China". Sobre esta base, los directores de ambas organizaciones celebraron con éxito las primeras conversaciones Wang-Koo, cuyo resultado fue la firma de varios convenios relacionados con la protección de los derechos legítimos de los compatriotas de ambos lados del estrecho. En octubre de 1998 los directores de ambas organizaciones se reunieron en Shanghai para entablar un diálogo político entre ambos lados. Las negociaciones se llevaron a cabo en pie de igualdad. La práctica demuestra que partiendo del principio de "una China" es posible encontrar un método adecuado para que ambos lados del Estrecho negocien en pie de igualdad.

    Decidido a conseguir la reunificación pacífica, el Gobierno chino ha insistido siempre en que se celebran negociaciones en pie de igualdad entre ambas orillas del estrecho basándose en el principio de "una China". Tomando debidamente en consideración la realidad de Taiwan así como la petición de las autoridades taiwaneses de situar las negociaciones en un plano de igualdad, el Gobierno chino propuso sucesivamente que éstas se celebrasen sobre la base de la posición paralela del Partido Comunista de China y el Partido Guomindang, y que contasen con la participación de representantes de otros partidos de Taiwan; pero lo que el Gobierno chino no hizo en ningún momento fue afirmar que "las negociaciones se llevarán a cabo entre el Gobierno Central y el gobierno local". Por otra parte, el Gobierno Chino sugirió iniciar el diálogo, incluido el diálogo político, y pasar luego gradualmente a las conversaciones sobre los procedimientos de las negociaciones políticas a fin de resolver los problemas relacionados con su título, temática y forma, para finalmente llevar a cabo las negociaciones políticas, que pueden celebrarse por etapas. En la primera etapa se negociará el fin de las hostilidades partiendo del principio de "una China" para llegar a un acuerdo sobre la defensa de la soberanía y la integridad territorial de China y para planificar el futuro desarrollo de las relaciones entre ambos lados del Estrecho. En enero de 1998, con el fin de asentar y ampliar la base política de las relaciones entre ambos lados del Estrecho, el Gobieno chino expuso a la parte de Taiwan que antes de la reunificación, en la discusión de los asuntos concernientes a las relaciones entre ambas partes y, sobre todo, en las negociaciones entre ellas, se persistiría en el principio de "una China"; es decir, en el principio de que en el mundo sólo existe una China y de que Taiwan forma parte de China, por lo que la soberanía y la integridad territorial de China no admiten divisiones. El Gobierno chino desea que las negociaciones que entablen ambas partes pueden celebrar negociaciones de igualdad siguiendo el principio de "una China" para conversar sobre la reunificación.

    Lee Teng-hui, principal representante de los separatistas

    En 1988 Lee Teng-hui asumió el cargo de máxima autoridad de Taiwan. En aquel entonces manifestó en numerosas ocasiones que la política de las autoridades de Taiwan era la de defender que "sólo existe una China, no dos " y la de "abogar en todo momento por la reunificación de China y el respeto del principio de 'una China'". Sin embargo, a partir los años 90 Lee Teng-hui fue alterando paulatinamente el principio de "una China"; comenzó hablando de "dos gobiernos", "dos entidades políticas iguales"; prosiguió diciendo que "Taiwan es un país independiente" y que "en la actualidad, 'la República China está en Taiwan' y 'la República Popular China en la parte continental'"; y terminó desdiciéndose de todas sus palabras, afirmando que "jamás había hablado de 'una China'". Por otra parte, Lee Teng-hui toleró y apoyó a las fuerzas separatistas y sus actividades a favor de la "independencia de Taiwan"; ello explica tanto la rápida difusión de la idea de la "independencia de Taiwan" como el aumento concomitante de las fuerzas partidarias de la misma. Dirigidas por Lee, las autoridades taiwanesas dieron en la práctica una serie de pasos hacia la secesión. En el ámbito de la estructura política, intentaron transformar Taiwan en "una entidad política independiente" mediante la "reforma de la política constitucional", maniobra cuyo objetivo era justificar la necesidad de crear "dos Chinas". En las relaciones exteriores, emprendieron la "exploración del espacio internacional de existencia" con el propósito de crear "dos Chinas". Desde 1993, y durante los siete años siguientes, organizaron actividades para lograr su "entrada en las Naciones Unidas". En el terreno militar, Taiwan compró gran cantidad de armamento avanzado en el exterior, intentó incorporarse al sistema de defensa de teatro de misiles de operación y trató de establecer cierta alianza militar con Estados Unidos y Japón. Por lo que respecta a la ideología y a la cultura, las autoridades de Taiwan intentaron suprimir entre los compatriotas taiwaneses, sobre todo entre los jóvenes, la conciencia de ser chinos y el reconocimiento de la patria, y trataron de sembrar entre la población sentimientos de incomprensión y alejamiento de la patria, todo ello con miras a cercenar los vínculos ideológicos y culturales que unen a los compatriotas de ambas orillas del estrecho. A partir de 1999 las actividades separatistas de Lee cobraron un ímpetu aún mayor. En mayo de dicho año Lee publicó un libro titulado "La posición de Taiwan", en el que preconizaba y alababa la división de China en siete regiones dotadas de "suficiente automomía". En un intento por modificar el hecho de que Taiwan forma parte de China, el 9 de julio de ese mismo año Lee malinterpretó abiertamente las relaciones entre ambos lados del estrecho al calificarlas de "relaciones de Estado a Estado o, por lo menos, relaciones especiales de Estado a Estado", perjudicando con ello las relaciones entre ambos lados del estrecho y, sobre todo, socavando la base del diálogo político y las negociaciones entre éstos y destruyendo los cimientos de la reunificación pacífica. Lee se ha convertido en el principal representante de las fuerzas separatistas de Taiwan, en el destructor de la estabilidad en el estrecho de Taiwan, en un obstáculo para el desarrollo de las relaciones entre China y EE.UU. y en un artífice de amenazas para la paz y la estabilidad en la región Asia-Pacífico.

    Defensa enérgica de la reunificación de la patria

    Cuando en junio de 1995 Lee Teng-hui efectuó una visita de carácter personal a Estados Unidos, el Gobierno chino emprendió de inmediato una lucha contra el separatismo y la "independencia de Taiwan". Además de presentar enérgicas protestas ante el Gobierno estadounidense por la autorización de la visita de Lee, la violación de los compromisos contraídos en los tres comunicados conjuntos de China y EE.UU. y las actuaciones hostiles a la soberanía china, el Gobierno chino realizó solemnes gestiones. Esta lucha, que puso de relieve la firme decisión del Gobierno y el pueblo chinos de salvaguardar la soberanía y la integridad territorial de su nación, ha ejercido una influencia profunda y de primer orden: Los compatriotas taiwaneses comprendieron mejor los serios perjuicios que conlleva la "independencia de Taiwan"; el mundo asestó un duro golpe a las actividades separatistas de Lee; una parte de las fuerzas partidarias de la "independencia de Taiwan" se vio obligada a abandonar su separatismo extremo; la comunidad internacional cayó en la cuenta de la importancia que reviste el mantenimiento de la política de "una China"; y el Gobierno de Estados Unidos se comprometió a no apoyar la "independencia de Taiwan", ni las propuestas de "dos Chinas" o "una China y un Taiwan", y a no respaldar la entrada de la isla en cualquier organización internacional cuyos miembros sean países soberanos.

    Desde que Lee lanzó su alegato a favor de "dos Estados", el Gobierno y el pueblo chinos han sostenido una lucha más enérgica. A medida que se desplegaban las actividades de las fuerzas separatistas taiwaneses dirigidas a la legalización del alegato de "dos Estados", el Gobierno chino y sus departamentos correspondientes señalaron que los pasos que estaban dando las autoridades de Taiwan hacia la secesión eran sumamente graves y peligrosos, y constituían un atentado contra la reunificación pacífica de la patria. Si lograban su objetivo, la reunificación pacífica de China resultaría imposible. Esta lucha se convirtió en una fuerte condena del alegato de "dos Estados" impulsada con vehemencia por los chinos de dentro y de fuera del país. La mayoría de los países del mundo reiteraron su apoyo a la política de "una China". El Gobierno de Estados Unidos reafirmó su apoyo a la política de "una China" y ratificó el compromiso de los tres "no apoyos" a Taiwan. Las autoridades de Taiwan se vieron obligadas a manifestar que no modificarían la "constitución" ni las "leyes" para dar cabida al alegato de "dos Estados".

    Sin embargo, las fuerzas separatistas taiwanesas siguen intentando separar a China y Taiwan, a la que llaman "República de China", por vías pretendidamente legales, recurriendo para ello a supuestas formas de "elaboración de la constitución", "modificación de la constitución", "explicación de la constitución" o a la "legislación". Hay que permanecer especialmente alerta ante el hecho de que las fuerzas separatistas de Taiwan no cesan en su empeño de envenenar las relaciones entre China y EE.UU. y sembrar la discordia entre ambos países con el objetivo de alcanzar su meta separatista.

    A fin de promover el desarrollo de las relaciones entre ambos lados del estrecho, antes de transcurridos los dos primeros meses del año 2000 en la parte continental de China el Presidente Jiang Zemin había pronunciado un discurso en el té con el que la CCPPCh celebró el Año Nuevo, el Vicepremier Qian Qichen había pronunciado un discurso el 28 de enero y la Oficina de Asuntos de Taiwan y la Oficina de Información del Consejo de Estado habían publicado un libro blanco. Todos estos acontecimientos tuvieron una gran resonancia tanto en Taiwan como en la comunidad internacional y polarizaron la atención de los medios de comunicación. Estos tres importantes documentos han transmitido claramente el siguiente mensaje: El Gobierno chino persistirá en los principios básicos de "la reunificación pacífica" y de "un país, dos sistemas"; proseguirá con la aplicación de la propuesta de ochos puntos elaborada por el Presidente Jiang Zemin sobre el desarrollo de las relaciones entre ambas orillas del estrecho y sobre el impulso del proceso de reunificación pacífica de la patria; y continurá esforzándose por lograr la reunificación pacífica. Al mismo tiempo, el Gobierno chino se mantiene firme en su decisión de defender la reunificación, la soberanía nacional y la integridad territorial de China, y de no permitir a fuerza alguna separar a Taiwan de China.

    En su discurso, el Presidente Jiang reafirmó que "tenemos depositadas esperanzas en las autoridades de Taiwan y esperanzas aun mayores en el pueblo taiwanés", y manifestó una vez más que "cuando las condiciones estén maduras para ello se entablarán conversaciones y negociaciones entre ambos lados del estrecho basadas en el principio de 'una China'".

    En su discurso, el Vicepremier Qian Qichen concretó la afirmación de que "cualquier problema puede someterse a discusión" diciendo: "Puede discutirse el problema del fin oficial de las hostilidades entre ambos lados del estrecho; las relaciones directas entre ambas partes, en particular, las correspondientes a los servicios postales, el transporte marítimo y aéreo, y el comercio, problema que preocupa al común de los compatriotas taiwaneses; los problemas que surjan en las relaciones comerciales entre ambas partes tras el ingreso de China en la OMC; el problema del statu quo de Taiwan y de sus adecuadas esferas de actividad económica, cultural y social; y el problema de la postura política adoptada por las autoridades de Taiwan". Ello demuestra que la parte continental piensa constantemente en los problemas que pueden aflorar en las futuras conversaciones y negociaciones entre ambos lados del Estrecho y que está dispuesta a hacer todo lo posible por tomar en consideración los temas que más preocupan al pueblo y a las autoridades de Taiwan. Cuando las condiciones maduren, la parte continental retomará con entusiasmo las conversaciones y negociaciones basadas en el principio de "una China".

    En agosto de 1993 se publicó un libro blanco titulado "El problema de Taiwan y la reunificación de China". El 21 de febrero del 2000 la Oficina de los Asuntos de Taiwan y la Oficina de Información del Consejo de Estado publicaron un segundo libro blanco titulado "El principio de una sola China y el problema de Taiwan". En este importante documento se explicaba a la comunidad internacional la postura y la política del Gobierno chino con respecto al mantenimiento del principio de "una China". Más concretamente, se exponía y analizaba la realidad y el fundamento jurídico del concepto de una sola China, se ofrecía una visión relativamente completa y detallada de la posición de principios y de la política de China con respecto al asunto de Taiwan, se rebatían los argumentos esgrimidos en el alegato de "dos Estados" lanzado por los separatistas taiwaneses y se reiteraba la postura coherente del Gobierno chino de persistir en el principio de "una China" en los asuntos internacionales.

    En su Informe sobre la Labor del Gobierno presentado en la inauguración de la III Sesión de la IX Asamblea Popular Nacional, el Primer Ministro Zhu Rongji subrayó que el Gobierno chino de ninguna manera permanecerá de brazos cruzados ante las actividades separatistas graves, como lo son las destinadas a atentar contra la soberanía y la integridad territorial de China y las encaminadas a llevar a la práctica la "tesis de dos Estados" y la "independencia de Taiwan". En la posterior conferencia de prensa Zhu dijo: "Las elecciones de Taiwan son elecciones locales, por lo que se trata de un asunto de los taiwaneses y no vamos a interferir en él. Con todo, debemos dejar completamente claro que asuma quien asuma el poder, a Taiwan nunca se le permitirá ser independiente. Y la independencia de Taiwan, adoptase la forma que adoptase, sería inaceptable. Esta es nuestra línea básica y la voluntad de 1.250 millones de chinos. Nuestro principio consecuente para resolver el asunto de Taiwan es 'la reunificación pacífica; un país, dos sistemas'. Pero jamás nos comprometeremos a renunciar al uso de la fuerza. Todo aquel que esté a favor de una China contará con nuestro apoyo. Podemos hablar con él y nuestras conversaciones pueden abarcarlo todo. También pueden haber concesiones por nuestra parte. Todo aquel que insista en la independencia de Taiwan no terminará bien".

    Elecciones locales de los líderes de Taiwan

    Las actividades electorales de dirigentes de la región de Taiwan terminaron la noche del 18 de marzo de 2000. Chen Shui-bian, el candidato del Partido Progresista Democrático, resultó vencedor con el 39,3 por ciento de los votos; Song Chu-yu, el candidato independiente, obtuvo el 36,84 por ciento; y Lien Chan, el candidato del Partido Guomindang, el 23,1 por ciento. La Oficina de Asuntos de Taiwan del Comité Central del Partido Comunista de China y la Oficina de Asuntos de Taiwan del Consejo de Estado emitieron conjuntamente una declaración sobre los nuevos dirigentes electos de la región de Taiwan en la noche del 18 de marzo, en la que se afirmaba que en el mundo sólo hay una China, que Taiwan es una parte inalineable de China y que ni las elecciones locales de los dirigentes de Taiwan ni sus resultados pueden cambiar el hecho de que Taiwan forma parte del territorio chino.

    En la declaración se señalaba asimismo que el principio de "una China" es la premisa para la reunificación pacífica de la patria. La "independencia de Taiwan", cualquiera que sea la forma que adopte, será inaceptable. Queremos juzgar a los nuevos líderes de Taiwan por sus acciones, no sólo por sus palabras; vamos a esperar y ver en qué dirección orientarán las relaciones entre ambos lados del estrecho.

    En la declaración se expresaba el deseo de intercambiar opiniones con todos los partidos, grupos y ciudadanos taiwaneses defensores del principio de "una China" acerca de las relaciones entre ambos lados del estrecho y la reunificación pacífica. También se exhortaba a los taiwaneses a unir sus esfuerzos a los de sus compatriotas de la parte continental para salvarguardar la soberanía y la integridad territorial del país, proteger los intereses fundamentales de la nación china y lograr la reunificación completa de la patria.

    Tras el desastre sufrido por el Partido Guomindang en las elecciones celebradas el 18 de marzo en la región de Taiwan, se levantó un fuerte clamor exigiendo la dimisión de Lee Teng-hui. Las manifestaciones, lejos de cesar, se extendieron del exterior de la sede del Partido Guomindang a toda la isla y a ultramar. Frente a tal presión, Lee Teng-hui se vio obligado presentar su dimisión como presidente del Partido Guomindang. Al conocer la noticia, las masas que habían permanecido congregadas 7 días consecutivos ante la sede del Partido Guomindang pidiendo su dimisión inmediata prorrumpieron en gritos de júbilo.