los Dong


Un dicho chino asegura que alimentarse es tan importante para el pueblo como el mismo cielo. En primer lugar, la gastronomía de esta etnia, en la que destaca la comida agria, símbolo de la alimentación entre los Dong por la sencilla razón de que no puede faltar en la mesa ni verduras ni carnes encurtidas. Las comidas cotidianas siempre tienen el signo común del sabor agrio, incluso en los agasajos a los huéspedes o en las ofrendas a los antepasados. Los Dong tienen una preferencia por lo agrio porque es un excelente digestivo y un buen estimulante del apetito. Por otro lado, el arroz glutinoso es otro alimento infaltable.

Todas las familias Dong preparan el agua agria con el agua que queda después de lavar el arroz. Tras algunos días, en un cántaro el agua entra en fermentación y adquiere el sabor del arroz glutinoso. Los platos preparados con este tipo de agua tienen la virtud de abrir el apetito. Más tarde empiezan a encurtir verduras o carne en los cántaros que, por lo general, son de dos tipos: de madera y de cerámica. ¿Cómo los Dong preparan las verduras encurtidas? Primero, hay que salar las verduras; luego colocarlas con el arroz glutinoso y el líquido fermentado en una tinaja de cerámica. A continuación, añadir agua suficiente y tapar el recipiente. Unos días después, todo estará listo.

En lo que se refiere al pescado, en primer lugar, luego de quitar las vísceras y limpiarlo, se le añade la sal y se pone a encurtir por unos días. El mismo procedimiento se emplea para la carne. Cumplidos estos pasos, se pone a orear cerca del fuego o a secar al aire libre antes de meter todo en un jarrón que ya contiene el agua fermentada y el arroz glutinoso. Finalmente se cubre todo con los residuos de la fermentación o con arroz glutinoso, ají y otros condimentos, se tapa y se deja reposar generalmente durante un período que varia entre 3 y 5 meses, hasta decenas de años. Cuando más tiempo pasa, mejor sabor tendrá el encurtido. Para los Dong, ofrecer encurtidos a sus huéspedes es uno de los más refinados gestos de amistad y hospitalidad.

El té de los Dong es otro punto importante dentro de sus costumbres gastronómicas. Resulta algo complicado el proceso de preparar el té de los Dong. Se tuesta las hojas de té con arroz antes de hervirlas. Después, se filtra los residuos y se añade al té todo tipo de condimentos que generalmente son el arroz frito, la soya y el maní.

Como siempre, son las mujeres quienes se encargan de servir el té a los visitantes. El primer tazón, de rica fragancia y nitida transparencia, es para los mayores de edad o para los huéspedes distinguidos; el segundo, es dulce. Y el tercero contiene ingredientes como hígado de cerdo, pescado, camarones, etc. Al cuarto tazón de té, que es dulce y no grasoso, se le suele añadir porciones de arroz glutinoso. Según la costumbre, los huéspedes deben esperar a que los sirvan el té. Además, no podrán servirse hasta que el dueño de casa les de la autorización. Cuanto más veces se tomen el té, más respeto expresarán los huéspedes a los dueños de casa. A cada cual se les sirve cuatro tazones y se les pone un par de palillos que, al final, servirá como señal de que no desean más té, al ser puestos dentro del tazón.

En la tradición de los Dong, servir el té a los huéspedes no sólo es un rito que pertenece a las formalidades que hay que cumplir sino que también contribuye al intercambio entre los clanes y pueblos. Otra función consiste en el enlace entre los jóvenes. El día 15 de cada mes lunar, los muchachos van a la casa de las chicas y cantan juntos en forma de diálogo. Entonces ellas les ofrecen el té típico de los Dong, que es la señal que marca el comienzo de su amistad o noviazgo.

Casi todos los juegos y diversiones están orientados a entablar vínculos entre los jóvenes. Así, al hablar de las tradiciones relacionadas con el noviazgo y la boda, el canto es indispensable. Si la familia cuenta con suficientes habitaciones, debe dedicar una a las hijas solteras. Los Dong la llaman Yue Tang y es allí donde los jóvenes hablan y cantan. Si no hay la posibilidad de darles una habitación especial, entonces se les da el ámbito donde se halla el fogón o el pasillo del pórtico. Allí las hijas atienden a sus amigos.

Al caer la noche y si el tiempo es bueno, el muchacho atrae a la muchacha con canciones sentimentales. Ella, por su parte, sólo le permite entrar en el Yue Tang cuando él haya cantado para ella más de una docena de canciones y le haya prometido muchas cosas. Al estar en el Yue Tang, el chico canta para pedir permiso para sentarse y tomar agua. Entonces, la chica le sirve agua. Más tarde los dos entran a cantar en forma dialogada. Cuando ésta forma de intercambio de sentimientos llega a su punto, la muchacha puede ofrecerle el té especial de los Dong en vez de agua, mientras que el joven le regala azúcar moreno con que prepara la sopa. Llegado a este punto, no se puede cerrar la puerta cuando cantan. Si a la chica la cae bien el joven, los dos acordarán reunirse en una fecha próxima. Luego de varias reuniones, cuando los dos han llegado a conocerse bien en todos los aspectos, intercambian prendas de crédito. Es en este momento en que todas las condiciones están dadas para la formal mediación de la casamentera.

En cuanto a la boda, se lleva a cabo de acuerdo con una ceremonia legada por la tradición de la comunidad matriarcal. La novia debe ir a pie, con un paraguas, a la casa del novio, donde pasa la primera noche. Al amanecer, se levanta y, sin asearse aún, se apresura a volver a su propia casa. Cuando llega, se lava y se peina. Tras algunos días, la familia del marido envía a una pariente, en calidad de dama de honor de la novia, a recibir a la recién casada. Esta vez la mujer se queda dos días. Y al tercer día por la mañana, regresa sola a casa, bien arreglada. Luego de unos diez días, la familia del marido sale a su encuentro en un día auspicioso. Sólo entonces la recién casada puede vivir para siempre en la casa de su marido. Esta es la costumbre conocida como "los tres regresos a casa", tradición que no sólo simboliza el recuerdo de la época previa al contacto con el marido, sino que también es un reflejo del respeto a la madre.