Algunos problemas relativos al principio de una sola
China en las relaciones entre las dos orillas del estrecho
     
 

No existe separación territorial ni de soberanía en China y las dos orillas del estrecho no son dos Estados. El supuesto soporte de la alegación de "dos Chinas" de las autoridades taiwanesas, incluida la de "dos Estados" de Li Denghui, no es más que lo siguiente: Después de 1949, las dos orillas del estrecho se escindieron, se administraron por separado y no hubo subordinación alguna entre ambas partes. El Gobierno de la República Popular China nunca gobernó Taiwan. Desde 1991, en Taiwan apareció un régimen de poder que no tiene relación alguna con la parte continental de China. Estas razones son completamente insostenibles y partiendo de ellas no se llegaría de ninguna manera a la conclusión de que Taiwan se independice como un Estado con el nombre de la "República de China", y las dos partes del estrecho se separen para formar dos Estados. En primer lugar, la soberanía estatal es indivisible. El territorio es el espacio donde el Estado ejerce su soberanía. El territorio de un país sólo admite un gobierno central facultado para ejercer la soberanía en representación del Estado. Por lo expuesto anteriormente, Taiwan forma parte inalienable del territorio de China. En 1949, el Gobierno de la República Popular China reemplazó al Gobierno de la República de China, se convirtió en el único gobierno legítimo de China, goza y ejerce la soberanía de toda China, incluido Taiwan. Aunque no se ha reunificado todavía las dos orillas del estrecho, nunca ha cambiado la posición de Taiwan como parte del territorio de China. Por lo tanto, nunca ha cambiado el hecho de que China cuente con la soberanía sobre Taiwan. En segundo lugar, la comunidad internacional reconoce que existe una sola China, Taiwan es parte de China, y el Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo de China. En tercer lugar, el hecho de que no se haya resuelto el problema de Taiwan durante largo tiempo, se debe principalmente a la intervención de fuerzas extranjeras y a los obstáculos puestos por las fuerzas separatistas de Taiwan. Las dos orillas del estrecho no se ha reunificado todavía. La larga duración de esta anormalidad nunca le dio a Taiwan la posición y derechos del derecho internacional, ni puede modificar su posición jurídica como parte de China. En la actualidad, el problema consiste en que las fuerzas separatistas de Taiwan y ciertas fuerzas antichinas del extranjero tratan de alterar esta situación, a lo que el Gobierno y el pueblo chinos se oponen resueltamente.

Se opone firmemente a alterar la posición de Taiwan como parte de China mediante plebiscito. Las fuerzas separatistas de Taiwan, con el lema de "soberanía del pueblo", procuran alterar la posición de Taiwan como parte de China. Este es un esfuerzo infructuoso. En primer lugar, la posición legal de Taiwan como parte de China está bien definida tanto en la ley nacional como en el derecho internacional. No existen las condiciones previas para decidir la autodeterminación mediante plebiscito. En segundo lugar, la "soberanía del pueblo" quiere decir que la soberanía pertenece a todo el pueblo de un Estado soberano, y no a una parte del pueblo o al pueblo de cierta región. La soberanía de Taiwan pertenece al pueblo de toda China, incluidos los compatriotas de Taiwan, y no a una parte de los taiwaneses. En tercer lugar, en la historia Taiwan nunca fue un Estado. Desde 1945, por un lado, Taiwan no fue colonia del extranjero, y por el otro, no fue ocupado por el extranjero. Por lo tanto, no existe la razón para ejercer el derecho a la autodeterminación nacional. En fin de cuentas, desde 1945, cuando China recuperó Taiwan, no se presentó en absoluto el problema de celebrar un plebiscito para alterar la posición de Taiwan como parte de China. Hay sólo un camino para el porvenir de Taiwan y éste conduce hacia la reunificación con la parte continental de la patria, y de ninguna manera hacia la escisión. Los esfuerzos de cualquiera que sea por separar a Taiwan de China mediante el supuesto plebiscito llevarían indudablemente a los pobladores de Taiwan a un desastre.

El "modelo de las dos Alemanias" no sirve para resolver el problema de Taiwan. Ciertas personas de Taiwan abogan por tratar las relaciones entre las dos orillas del estrecho con el "modelo de las dos Alemanias", las cuales, divididas en dos países después de la segunda guerra mundial, se reunificaron de nuevo en uno solo. Esta es una mala comprensión de la historia y de la realidad actual. La escisión de Alemania y la separación temporal de las dos orillas del estrecho son dos problemas de diferentes características. Sus principales diferencias son tres: En primer lugar, son diferentes las causas y características de formación de los dos problemas. En 1945, Alemania fue derrotada en la segunda guerra mundial y fue ocupada por cuatro países vencedores, los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Unión Soviética, por zonas, conforme a la Declaración acerca de la derrota de Alemania y la toma de los poderes del gobierno supremo y al posterior convenio de Potsdam. Durante la guerra fría la reunificación de las dos Alemanias constituyó uno de los focos de la confrontación entre las dos potencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética, en Europa. En las zonas ocupadas por los Estados Unidos y la Unión Soviética se fundaron, respectivamente, la República Federal de Alemania y la República Democrática de Alemania, y el país fue dividido en dos. Es obvio que el problema fue el resultado de factores externos. En cambio, el problema de Taiwan es secuela de la guerra civil de China y es un asunto interno. En segundo lugar, la posición de Alemania y la de Taiwan son diferentes en el derecho internacional. La separación de Alemania fue estipulada por una serie de convenios internacionales firmados durante y después de la segunda guerra mundial. En cambio, acerca del problema de Taiwan, la Declaración de El Cairo, la Declaración de Potsdam y otros convenios internacionales contienen estipulaciones que demandan al Japón la responsabilidad de devolver Taiwan, robado de China, a China. En tercer lugar, las realidades de existencia de Alemania y Taiwan son diferentes. En el contexto de la confrontación entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, las dos Alemanias, donde se acantonaron fuerzas militares extranjeras, se vieron obligadas a reconocerse entre sí y coexistieron en la comunidad internacional. En cambio, el Gobierno chino insiste siempre en el principio de una sola China. Las autoridades taiwanesas de antes de Li Denghui y el mismo Li Denghui, en sus primeros años de gobierno, reconocían el principio de una sola China y se oponían a "dos Chinas". El principio de una sola China es aceptado ampliamente por la comunidad internacional. Por lo tanto, el problema de Alemania y el de Taiwan no pueden colocarse en un mismo plano, y no se puede resolver el problema de Taiwan imitando el "modelo de las dos Alemanias".

Se puede discutir cualquier problema sobre la base del principio de una sola China. El Gobierno chino estima que el objetivo final de las negociaciones entre las dos orillas del estrecho es la reunificación pacífica. El Gobierno chino toma el principio de una sola China como base de las negociaciones, precisamente para garantizar la materialización del objetivo de las negociaciones. En cambio, la "independencia de Taiwan", "dos Chinas" y la alegación de "dos Estados" van en contra del principio de una sola China, y no se encaminan a la reunificación sino a la separación. Con toda razón, el Gobierno chino no las acepta. Sólo dentro del marco de una China, se puede negociar la solución de cualquier problema, incluyendo los diferentes problemas que interesan a la parte taiwanesa. El Gobierno chino está convencido de que dentro de este marco, y mediante negociaciones políticas, se resolverán al final los problemas, tales como el espacio internacional para las actividades de Taiwan con el exterior en el terreno económico, cultural y social, que corresponde a su condición, y la posición política de las autoridades taiwanesas.

La llamada "disputa de democracia y sistema" es un pretexto para obstaculizar la reunificación de China. En los últimos años, las autoridades taiwanesas declararon en varias ocasiones: "La democratización del continente es el punto clave de la reunificación de China". "La esencia del problema de las dos orillas del estrecho es la competencia de sistemas". Esto es nada menos que un pretexto para hacer tiempo y poner resistencia, y es una intriga para engañar a los compatriotas taiwaneses y la opinión internacional. El Partido Comunista de China y el Gobierno chino se esfuerzan continuamente por hacer realidad el ideal de la democracia socialista. Si se consuma la reunificación pacífica conforme al modelo de "un país, dos sistemas", se permite la coexistencia de dos sistemas sociales a ambas orillas del estrecho y no se impone una parte sobre la otra, se refleja plenamente la voluntad de los compatriotas de ambas orillas del estrecho. Esto en sí ya es democracia. Los diferentes sistemas sociales de las dos orillas del estrecho no deben constituir obstáculo para la reunificación pacífica. Además, el Gobierno chino ya tiene en cuenta las peculiaridades de Taiwan en comparación con Hong Kong y Macao, y una vez materializada la reunificación pacífica entre las dos orillas del estrecho, en Taiwan se pondrá en marcha un modelo de "un país, dos sistemas", con contenidos más flexibles todavía que en Hong Kong y en Macao. Con la "disputa de democracia y sistema", las autoridades taiwanesas procuran obstaculizar la reunificación, y tratan en vano de practicar el sistema político y económico de Taiwan con más de 1.200 millones de habitantes residentes en la parte continental de China. Esto no es razonable ni democrático. La "aspiración a la democracia" no puede ser la razón de "abandonar la reunificación". La esencia de la discordia en este problema entre ambas partes de las dos orillas del estrecho nunca se centra en la disputa de practicar o no la democracia, ni en ejercer algún sistema social, sino en la de reunificación o separación.