| spanish.china.org.cn | 22. 12. 2025 | Editor:Eva Yu | ![]() |
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China y América Latina: un 2025 de consolidación estratégica y visión compartida
Foto: Xinhua
Por Mauricio Percara
El año 2025 confirmó que la relación entre la República Popular China y América Latina y el Caribe (ALC) ha entrado en una fase de consolidación estratégica y pragmática. Lo que hace una década podía percibirse como un acercamiento gradual hoy se presenta como una asociación madura, multidimensional y basada en intereses convergentes. Un momento clave de este proceso fue la IV Reunión Ministerial del Foro China–CELAC, celebrada el 13 de mayo en Beijing, en la que se aprobaron la Declaración de Beijing y el Plan de Acción Conjunto China–CELAC para la Cooperación en Áreas Clave (2025–2027). Ambos documentos fijan prioridades en comercio, infraestructura, innovación, desarrollo verde y vínculos entre pueblos, y confirman la voluntad de ambas partes de seguir construyendo una comunidad de futuro compartido.
En el terreno económico, la relación mostró nuevamente su fortaleza. En 2024, el volumen de comercio entre China y los países de ALC alcanzó un récord de 518,47 mil millones de dólares, con un crecimiento del 6 % interanual según datos del Ministerio de Comercio de China. Durante el primer trimestre de 2025, esa dinámica se mantuvo: el intercambio sumó 118.300 millones de dólares, con exportaciones chinas por 65.730 millones e importaciones desde la región por 52.580 millones. Sobre esta base, puede afirmarse que en 2025 el vínculo comercial siguió siendo dinámico, más diversificado y con un peso creciente de sectores de mayor valor agregado. América Latina se consolidó como proveedor confiable de alimentos, productos agroindustriales y minerales estratégicos, mientras China reforzó su presencia como fuente de maquinaria, bienes de capital, vehículos eléctricos y tecnologías de última generación. La complementariedad entre ambas regiones favorece un intercambio más equilibrado y beneficioso.
La experiencia argentina permite observar con claridad esa transformación. El embajador argentino en China, Marcelo Gabriel Suárez Salvia, señaló en entrevista para este artículo que “la cooperación entre Argentina y China durante este año continuó avanzando sostenidamente. Además de los sectores tradicionales como el agroindustrial, se impulsó la cooperación en industrias como la energía, el turismo, la automotriz, la tecnológica y la deportiva. Vale resaltar que la estabilidad macroeconómica permitió que un mayor número de empresarios argentinos se interese por la importación de bienes de capital desde China a fin de aumentar la productividad de sus empresas”. El diplomático destacó además que “el RIGI potenció el interés de los inversionistas chinos en nuestro país, principalmente en sectores como la minería y las energías renovables”, y amplió la mirada hacia la dimensión regional al subrayar que “el continuo desarrollo de las relaciones económicas de cada país de América Latina con China es una oportunidad para todos en su conjunto porque China, y sus empresas, ven a la región en su conjunto al evaluar posibilidades de comercio e inversión”.
Desde el ámbito académico, el ecuatoriano Héctor Villagrán-Cepeda, profesor honorario de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, remarcó que los avances de 2025 no se reducen al plano comercial. A su juicio, uno de los logros más significativos ha sido la continuidad y ampliación de la cooperación educativa. “Los logros más relevantes han sido la continua disposición de China para recibir estudiantes latinoamericanos. Esto permite que una nueva generación conozca la gobernanza china, el proceso de erradicación de la pobreza extrema y la Economía Verde, que busca convertir al país en la primera nación carbono neutral”, comentó. En su lectura, la dimensión académica es “una siembra para el futuro”, mientras que la económica constituye “una realidad del presente”. En cuanto al comercio, añadió que “el incremento sustancial de compras de China a la región, especialmente a Brasil y Argentina, de soja, convierte a América Latina en una alternativa de proveedor de esta materia prima tan importante. Y las compras en varios sectores convierten a China, si no en el primer socio comercial de la región, en el segundo”. Sus palabras dialogan con análisis que sitúan a China como primer o segundo socio comercial de muchas economías latinoamericanas.
En paralelo, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) se consolidó como el principal marco para la cooperación en infraestructura. Para mayo de 2025, más de veinte países de ALC habían firmado memorandos de entendimiento para vincularse a la BRI, lo que refuerza la dimensión regional de la iniciativa. Bajo ese paraguas, se han desarrollado más de doscientos proyectos de infraestructura en la región, incluyendo puertos, autopistas, ferrocarriles urbanos y centrales eléctricas, con impacto directo en conectividad, logística y generación de empleo. Uno de los proyectos más destacados del año fue el megapuerto de Chancay, en Perú, operado por COSCO Shipping. Esta infraestructura está transformando la logística transpacífica: el viaje marítimo entre la costa pacífica sudamericana y Asia, que tradicionalmente tomaba alrededor de 35 días, hoy puede reducirse a aproximadamente 23, lo que implica una disminución cercana al 40 % en los tiempos de navegación. Además, nuevas rutas directas desde puertos chinos han comenzado a integrarse a Chancay, reforzando el papel estratégico de este corredor para países como Perú, Chile, Ecuador o Brasil.
La transformación de la relación también se refleja en el campo tecnológico y ambiental. Según evaluaciones especializadas difundidas por medios chinos, más de 6.000 autobuses eléctricos circulaban ya en América Latina hacia fines de 2024, la mayoría de fabricación china, y ciudades como Santiago de Chile cuentan con una de las mayores flotas de buses eléctricos fuera de China. En numerosos países, empresas como BYD, Yutong y Huawei impulsan la electromovilidad, la modernización del transporte urbano, la transición hacia energías limpias y el desarrollo de ciudades inteligentes. Villagrán-Cepeda sostiene que este tipo de cooperación marca la agenda futura: América Latina, afirma, tiene la oportunidad de asociarse con China en áreas de alta tecnología como la robótica, la inteligencia artificial y la economía del conocimiento, que constituyen la base de la competitividad global en las próximas décadas.
A la par de lo económico y tecnológico, los vínculos entre sociedades también se profundizaron de manera visible. De acuerdo con información presentada durante el Foro China–CELAC, China ha ofrecido hasta ahora 17.000 becas gubernamentales y alrededor de 13.000 oportunidades de formación a países de ALC. Asimismo, ha firmado 26 acuerdos de cooperación educativa con 19 países y ha establecido 68 Institutos y Aulas Confucio en 26 naciones de la región. Estas iniciativas, junto con la ampliación de vuelos directos y nuevas medidas de facilitación de visados, han intensificado el intercambio académico, cultural y turístico. Cada vez más estudiantes, investigadores, artistas y profesionales latinoamericanos viajan a China, al tiempo que crece en la región el interés por el idioma, la historia y la cultura chinas.
Si se observan en conjunto, los avances de 2025 —el comercio récord, la expansión de la BRI, el impulso a la electromovilidad y a la energía limpia, la modernización de infraestructura, la profundización educativa y cultural y las nuevas facilidades de movilidad— muestran una relación más integral, innovadora y orientada al futuro. Como resumió Villagrán-Cepeda, “en lo académico, estamos sembrando el futuro; en lo económico, estamos viviendo una realidad del presente”. En la visión del embajador Suárez Salvia, la región en su conjunto se beneficia de una relación en la que “China, y sus empresas, ven a América Latina de manera integral al evaluar posibilidades de comercio e inversión”.
En un contexto global marcado por tensiones y transformaciones aceleradas, China y América Latina avanzan hacia la construcción de una comunidad de futuro compartido, cimentada en la complementariedad económica, la cooperación tecnológica, el respeto mutuo y un profundo intercambio humano.
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Mauricio Percara es académico, periodista, editor y autor literario especializado en relaciones internacionales, diplomacia cultural y comunicación intercultural. Su carrera incluye trabajo en la Radio Internacional de China, donde se desempeñó como periodista y editor, produciendo y redactando contenido en español para una audiencia global. También ha colaborado como corresponsal en medios de comunicación en temas de actualidad y relaciones internacionales. Percara es autor de varias obras literarias, incluyendo Escalera al infierno (2000), Sombras de Venganza (2014), Historias errantes de almas perturbadas(2016) y Dragones Cantando (2019), una obra de leyendas chinas. Actualmente, cursa un doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad Normal Central de China, en Wuhan, donde enfoca su investigación en el impacto de los Institutos Confucio en Argentina y América Latina.















