| spanish.china.org.cn | 16. 12. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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La justicia pide evitar el resurgimiento del militarismo japonés
El sábado, 88 jóvenes transmitieron un firme compromiso con la historia y la salvaguarda de la paz al recitar una declaración de paz durante la ceremonia conmemorativa de China en honor a las víctimas de la masacre de Nanjing.
Ese mismo día, los Archivos Centrales de China publicaron una serie de documentos desclasificados transferidos desde Rusia con interrogatorios soviéticos a miembros de la Unidad 731, la infame división bacteriológica del Ejército Imperial Japonés. Durante la Segunda Guerra Mundial, el militarismo japonés cometió innumerables crímenes contra el pueblo chino, concretamente la masacre de Nanjing y la inhumana guerra biológica, lo que constituye un capítulo oscuro en la historia de la humanidad. Los archivos enviados desde Rusia identificaron a más de 200 personas vinculadas a los delitos de la Unidad 731, entre ellas 12 criminales de guerra que confesaron en juicios públicos la violación a las convenciones internacionales y la consecución de una ofensiva biológica. Estos materiales complementan y verifican los documentos sobre los crímenes de la Unidad 731 y las pruebas conservadas en China, ofreciendo evidencia irrefutable para restaurar la verdad histórica y confirmar que la guerra bacteriológica fue un crimen premeditado, organizado y dirigido por el Estado.
La comunidad internacional ha emitido desde hace tiempo un veredicto justo sobre los actos del militarismo japonés. Documentos jurídicos internacionales como la Declaración de El Cairo y la Proclamación de Potsdam establecieron los principios básicos del orden internacional de la posguerra, estipulando claramente la oposición al ataque, el castigo a los criminales de guerra y la erradicación del militarismo. Tras la victoria de la Segunda Guerra Mundial, tanto el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente como el Tribunal de Crímenes de Guerra de Nanjing investigaron la masacre y dictaminaron resoluciones definitivas. El militarismo japonés ha quedado clavado en el pilar de la vergüenza histórica, un hecho que se mantiene con el paso del tiempo.
Sin embargo, Japón nunca ha reflexionado sobre su culpa. Sus fuerzas de extrema derecha nunca han cesado en sus intentos de revocar los pronunciamientos históricos y, en la actualidad, hay indicios de un resurgimiento del militarismo. Desde que asumió el cargo, la primera ministra, Sanae Takaichi, ha realizado serios comentarios sobre la cuestión de Taiwán, afectando el orden internacional de la posguerra. Al mismo tiempo, los intentos de Japón de revisar sus tres principios antinucleares, suavizar las restricciones a la exportación de armas y aumentar el presupuesto de defensa han puesto de manifiesto una peligrosa tendencia de resucitar el militarismo, socavar la victoria de la Segunda Guerra Mundial y desafiar el orden internacional de la posguerra. Esto debe despertar la máxima vigilancia de la comunidad internacional.
Olvidar la historia es traicionarla; negar la culpa es repetir el crimen. Este año se cumple el 80.° aniversario de la victoria de la Guerra Antifascista Mundial. Defender la justicia histórica y evitar el resurgimiento del militarismo japonés representa la voluntad compartida de las fuerzas de la justicia en la comunidad internacional.
La transferencia de archivos históricos por parte de Rusia, la donación por parte de un joven francés de fotografías que exponen las atrocidades cometidas por el ejército japonés, como el bombardeo de Shanghai, y la matanza de civiles durante la Segunda Guerra Mundial, así como la donación de un académico japonés de una lista completa de la Unidad 8604, encargada de una guerra bacteriológica en el sur de China... Cada vez son más los países y pueblos que se suman a las filas de quienes salvaguardan la memoria histórica y defienden la justicia humana. «No es vergonzoso admitir lo que ha sucedido, lo verdaderamente vergonzoso es fingir que algo que ha ocurrido nunca ha pasado». «Evitar la verdad dificulta escapar de la sombra del militarismo». Los políticos de derecha japoneses deberían escuchar atentamente las voces de estas personas con visión de futuro, reflexionar seria y profundamente sobre la historia de agresión, borrar por completo el legado venenoso del militarismo y seguir genuinamente un camino de desarrollo pacífico, ganándose así la confianza de los vecinos asiáticos y de la comunidad internacional a través de acciones concretas.
El establecimiento del Día Nacional en Memoria de las Víctimas de la Masacre de Nanjing y el recuerdo del doloroso pasado de la nación no tienen como objetivo perpetuar el odio, sino aprender las lecciones y crear un futuro mejor. La China actual se ha embarcado en un nuevo viaje hacia la construcción de un país socialista moderno en todos los aspectos, y el renacimiento de la nación china es imparable. El país sigue firmemente comprometida con el desarrollo pacífico y siempre será una fuerza para la paz, la estabilidad y el progreso en el mundo. China colaborará con los países y pueblos amantes de la paz para frustrar cualquier intento de revivir el militarismo y el fascismo, defender los logros del triunfo en la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional de la posguerra, así como aportar más a la noble causa de la paz y desarrollo de la humanidad.














