| spanish.china.org.cn | 15. 12. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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Documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe (2025): un nuevo marco para las relaciones sino-latinoamericanas
Por Jorge Contreras
Al observar la trayectoria de la política china hacia América Latina y el Caribe (ALC), resulta evidente que el Documento sobre la Política de China hacia ALC (2025) no aparece de la nada: es la continuación natural y al mismo tiempo la superación de los Documentos de 2008 y 2016. El primero sentó las bases de la Asociación de Cooperación Integral, introduciendo un marco conceptual todavía general centrado en la igualdad, el beneficio recíproco y el desarrollo conjunto. El segundo, publicado ocho años después, ajustó esa arquitectura e incorporó una pieza decisiva: el Foro China-CELAC, que permitió articular el diálogo político y la cooperación de manera colectiva. El texto de 2025 retoma esos cimientos y los proyecta hacia una etapa más ambiciosa: la construcción de la comunidad de futuro compartido China-ALC.
El documento de 2025 nace, además, en un contexto internacional muy distinto. En los últimos años, China ha presentado cuatro grandes iniciativas que reconfiguran su narrativa diplomática: la Iniciativa para el Desarrollo Global (IDG), la Iniciativa para la Seguridad Global (ISG), la Iniciativa para la Civilización Global (ICG) y la Iniciativa para la Gobernanza Global (IGG). Cada una responde a un desafío estructural y, en conjunto, ofrecen una visión alternativa del orden internacional. El Documento sobre la Política de China hacia ALC (2025) toma estas iniciativas como marco conceptual y las traduce en un esquema operativo adaptado a la realidad latinoamericana y caribeña.
En ese esquema, el Programa de la solidaridad ocupa un lugar central. A través de él, China y los países de ALC buscan reforzar el apoyo mutuo en intereses vitales, fortalecer la coordinación política y profundizar la cooperación en foros multilaterales. Este programa expresa claramente la lógica de la IGG, al promover un sistema internacional más justo, con mayor representación de los países en desarrollo y un papel central de las Naciones Unidas.
El Programa del desarrollo constituye el núcleo más amplio y técnico del documento. En él se concreta la aplicación regional de la IDG, abarcando comercio, inversión, cooperación financiera, infraestructura, agricultura, innovación científico-tecnológica, energías limpias y protección medioambiental. La construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad se presenta como un instrumento clave para articular estrategias de desarrollo y generar beneficios tangibles.
El Programa de las civilizaciones, vinculado a la ICG, introduce una dimensión cultural y educativa fundamental. El documento subraya el diálogo entre civilizaciones, la cooperación en patrimonio cultural, la educación (incluida la digital), la formación de talentos y los intercambios académicos y entre think tanks.
El Programa de la paz traduce la ISG al contexto regional. Su enfoque se centra en la seguridad cooperativa, el intercambio profesional, la lucha contra el crimen transnacional, la corrupción, el narcotráfico y el fortalecimiento de la ciberseguridad.
Por último, el Programa de los pueblos completa la arquitectura general. Aunque no corresponde directamente a una de las cuatro iniciativas globales, su inclusión responde a la necesidad de incorporar la dimensión social y humana de la cooperación, mediante la gobernanza social, la reducción de la pobreza, la cooperación sanitaria, el turismo, los intercambios juveniles y subnacionales, así como proyectos de bienestar pequeños y hermosos.
En conjunto, el Documento sobre la Política de China hacia ALC (2025) no es solo una actualización técnica de textos anteriores, sino la expresión de una relación que ha entrado en una fase de mayor madurez. Al articular las cuatro grandes iniciativas globales con cinco programas adaptados a la realidad regional, China propone un marco integral que combina política, desarrollo, cultura, seguridad y sociedad. El verdadero alcance de este nuevo ciclo dependerá de su implementación concreta y de la capacidad de ambas partes para convertir esta hoja de ruta en resultados tangibles y duraderos.














