Vuelo de China a Argentina abre un nuevo capítulo en la conectividad del Sur Global

El vuelo inaugural MU745 de Aerolíneas del Este de China despegó del Aeropuerto Internacional Pudong de Shanghai el jueves, hora local, con destino a Buenos Aires, Argentina. Con una distancia de casi 20 000 kilómetros y una duración prevista de 25 horas y 55 minutos, el servicio bate el récord del vuelo de ida más largo del mundo. Como la primera ruta comercial regular del mundo entre dos ciudades, Shanghai y Buenos Aires, casi diametralmente opuestas en el globo terráqueo, el servicio ha marcado el comienzo de una nueva etapa para la conectividad del Sur Global.

El trayecto, que abarca ambos hemisferios y mitades del planeta, es más que un triunfo técnico, permite completar el vuelo en casi un día natural y abre una vía rápida para el turismo y los negocios a través del Pacífico. Durante mucho tiempo, cualquiera que volara de Shanghai a las principales ciudades de Sudamérica tenía que realizar desvíos por Europa o Norteamérica. Este nuevo «corredor sur» a través del Pacífico reduce en 4 o 5 horas la odisea de 30 y evita el tradicional corredor norte.

Es un puente aéreo que une Asia, Oceanía y Sudamérica. Las personas y mercancías circularán libremente en ambas direcciones. En la vuelta, los informes indican que la división de logística de la cadena de frío de la compañía aérea traerá 2,1 toneladas de cerezas argentinas y 10,5 toneladas de salmón fresco chileno en la bodega, llevando productos de verano a las mesas invernales chinas.

Gracias a los derechos de quinta libertad obtenidos en Auckland, los pasajeros y la carga podrán embarcar o desembarcar allí, creando instantáneamente una ruta comercial de alto valor para productos agrícolas de calidad e instrumentos de precisión entre China, Nueva Zelanda y Argentina, lo que supone una gran ventaja para los tres continentes. La verdadera magia de volar no es la altura alcanzada, es cómo hace que el mundo parezca más pequeño, convirtiendo los días en horas y llegando más rápido a lugares lejanos. Sudamérica ya no parece estar al otro lado del mundo.

Durante mucho tiempo, el mapa de la aviación mundial fue trazado por y para las potencias del Atlántico Norte. Los megacentros europeos y norteamericanos acaparaban la mayor parte del tráfico de pasajeros, mientras que las conexiones de Latinoamérica con el resto del Sur Global seguían siendo relativamente fragmentadas y dependientes de las escalas en el norte. El vuelo Shanghai-Auckland-Buenos Aires, derivado de una demanda real de desarrollo, ha roto con esa vieja estructura.

En los últimos años, la cooperación entre China y América Latina ha seguido avanzando, con la puesta en marcha de proyectos más innovadores. El de China-Perú en el marco de la Franja y la Ruta, el puerto de Chancay, ha devenido un núcleo en la región y una puerta de entrada al Pacífico, lo que ha acortado sustancialmente tiempos de envío directo desde Perú a Asia. El polígono industrial Phoenix Park, inaugurado el año pasado en Trinidad y Tobago, contribuye a la estrategia de diversificación y transformación económica del país. Desde las rutas marítimas que unen Shanghai con el puerto peruano de Chancay hasta esta nueva vía aérea a Buenos Aires, China y los países del Sur Global convierten la conectividad en un auténtico bien público mundial, uno que el Sur Global puede finalmente considerar propio.

Detrás de la cooperación yace su demanda compartida de desarrollo colectivo y colaboración práctica. China continúa brindando bienes públicos mundiales, como lo demuestran la propuesta de la Franja y la Ruta y las cuatro grandes iniciativas mundiales. Obras emblemáticas como el ferrocarril China-Laos, el tren de alta velocidad Yakarta-Bandung y el puerto del Pireo han creado 420 000 puestos de trabajo en los países socios y han ayudado a sacar de la pobreza a casi 40 millones de personas, convirtiéndose en motores de la conectividad global.

Todos estos ejemplos dan testimonio del aporte de China con sabiduría y fuerza al viaje compartido del Sur Global hacia la modernización.

Cuando los copos de nieve caen en el norte, América del Sur goza del sol estival; cuando se encienden las luces a lo largo del Bund en Shanghai, el aroma del asado argentino llega al este. Este único vuelo transmite un mensaje más amplio: el Sur Global surge, palmo a palmo.