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spanish.china.org.cn | 19. 11. 2025 | Editor:Eva Yu [A A A]

Retractarse es el primer paso para enmendar el error cometido

Palabras clave: Japón, China
Spanish.china.org.cn | 19. 11. 2025

Foto: Xinhua


Para Japón, una nación con un pasado reciente de agresión, la forma de afrontar las repercusiones de sus errores es crucial para sus relaciones con los países vecinos. La forma en que ve su pasado determina su futuro.

La memoria desempeña un rol fundamental en la configuración de los vínculos contemporáneos en Asia Oriental. El legado del ataque japonés desde finales del siglo XIX, en particular su ofensiva contra China y otros países circundantes durante la Segunda Guerra Mundial, sigue proyectando una larga sombra sobre los lazos con sus vecinos. Las cicatrices de su accionar aún están arraigadas en la conciencia de la población china y de otras partes de Asia.

Por ello, su percepción y descripción de la historia no son meras cuestiones académicas o internas, sino la base de sus compromisos diplomáticos en la región. Por lo tanto, un enfoque fidedigno debería servir de cimiento para tales vínculos.

No obstante, las provocativas y peligrosas declaraciones de la primera ministra, Sanae Takaichi, sobre el tema de Taiwan, su sugerencia de que Japón podría revisar sus tres principios antinucleares, vigentes desde hace décadas, así como sus enérgicos comentarios sobre las disputas territoriales de Japón con la República de Corea, reflejan la apreciación equivocada de la historia de algunos políticos japoneses.

Por lo tanto, China tuvo todas las razones para mostrar una firme protesta durante la reunión celebrada el martes en Beijing entre el director general de la Oficina de Asuntos de Asia y Oceanía del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, Masaaki Kanai, y su homólogo chino, Liu Jinsong.

Como sostuvo Liu, las falacias de Takaichi violan gravemente el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales, socavan el orden internacional de la posguerra y el principio de una sola China, así como el espíritu de los cuatro documentos políticos entre China y Japón.

La naturaleza y el efecto de lo dicho fueron de extrema gravedad. La serie de medidas que China tomó en respuesta están plenamente justificadas. La parte japonesa debe asumir la responsabilidad de todos los problemas que la premier ha creado.

No hay lugar para la ambigüedad o la mala interpretación; sea cual sea el partido político o la persona que esté en el poder en Japón, siempre debe cumplir los compromisos convenidos con Beijing en los cuatro documentos políticos que constituyen la base de las relaciones bilaterales.

En ese sentido, China ha instado a Takaichi a retractarse de su alegato erróneo, provocador y peligroso, dejar de crear problemas en asuntos relacionados con China y tomar acciones concretas para reconocer y corregir sus errores.

Mientras tanto, Tokio debería enfrentar las verdades de la historia. Con una percepción correcta de su pasado agresor, el país caería en cuenta de lo alarmantes que son para sus vecinos los cambios de su Constitución «pacifista» y su rearme.

La dinámica geopolítica de la era de la Guerra Fría influyó mucho en el tratamiento internacional de los crímenes de guerra japoneses. A medida que aumentaban las tensiones, la importancia estratégica de Japón como aliado clave de Estados Unidos eclipsó los esfuerzos por abordar su carácter de perpetrador de un conflicto a gran escala contra países de Asia. Esto dificultó la presión por inclinarlo hacia la reflexión de su violencia y crímenes de guerra. Este cálculo geopolítico condujo a una postura más indulgente de lo merecido, complicando los esfuerzos de toma de responsabilidad de sus atrocidades y obstaculizando la reconciliación con sus vecinos.

Tokio debería extraer las lecciones adecuadas del pasado. Su «normalización» no parte de un resurgimiento como potencia militar, sino en encarar sin vacilación su historia. Su verdadera integración en la región no quedará patente hasta que acepte la responsabilidad de su hostilidad y reconozca que su rearme solo le traerá más desgracias.