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spanish.china.org.cn | 11. 11. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

¿Por qué los vehículos oficiales para la cumbre sobre el clima son chinos?

Palabras clave: COP30, nuevas energías
Spanish.china.org.cn | 11. 11. 2025

La XXX Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belém, al norte de Brasil. Antes de la cita, en la Cumbre Climática de Belém, representantes de varios países llegaron en vehículos chinos. La escena es simbólica antes de la inauguración oficial del encuentro. Refleja los esfuerzos de China por promover una transición ecológica y baja en carbono, así como su implicación plena en la gobernanza climática mundial.

El «debut oficial» de los vehículos de nuevas energías chinos es solo una pieza del «rompecabezas ecológico chino» en la COP30. En Belém, situada en la cuenca del río Amazonas, los medios internacionales pudieron distinguir fácilmente elementos ecológicos y bajos en carbono procedentes de China. El New York Times lo describió así: «Las calles estaban colapsadas, pero las nubes de humo eran más finas que antes. Las carreteras bullían de coches eléctricos, que zumbaban silenciosamente en el tráfico del mediodía. Los dignatarios se desplazaban juntos en camionetas GWM. Los autobuses eléctricos transportaban a los pasajeros por la ciudad». Estas escenas son ya parte de la vida cotidiana.

Este año se cumple el décimo aniversario del Acuerdo de París, y la COP30 representa un momento crítico para que todas las partes pasen de la negociación a la implementación. Incluso se ha descrito como «la última oportunidad para evitar una ruptura irreversible en el sistema climático». Durante la última década, la gobernanza en el campo ha sufrido muchos reveses, desde los repetidos «retiros del acuerdo» de Estados Unidos hasta el prolongado incumplimiento de los compromisos de financiación por los países desarrollados, pasando por los conflictos geopolíticos repentinos, una pandemia centenaria y guerras comerciales. Aun así, la humanidad ha logrado avances significativos en comparación con hace 10 años, y detrás de ellos, ningún país ha tenido la fuerza que ha mostrado China. Como señaló The Wall Street Journal, China «está salvando el Acuerdo Climático de París».

China es reconocida por la comunidad internacional como uno de los países con la voluntad más firme, las acciones más contundentes y los resultados más notables en el cumplimiento de su compromiso de reducción de emisiones, lo que la convierte en un actor indiscutible en la lucha mundial contra el cambio climático. Esto es algo que la comunidad internacional «ve» y valida cada vez más. The Wall Street Journal cree que la caída del costo de la energía limpia ayuda a compensar la de la financiación climática por parte de los países más ricos, ya que una de las fuentes de electricidad más baratas en muchos países en desarrollo hoy en día no es el carbón, sino los paneles solares combinados con baterías, ambos de China. En medio de los numerosos retos que plantea la gobernanza climática mundial, la capacidad de producción ecológica de China no es «excesiva», sino más bien una rareza muy codiciada.

De París a Belém, su rol ha pasado por una profunda transformación en la última década. Hace 10 años, los comentaristas occidentales la criticaban de manera condescendiente por no igualar los esfuerzos de recorte de emisiones de los países desarrollados. Sin embargo, una década después, incluso los medios occidentales tienen que admitir que, en el momento de la firma del Acuerdo de París en 2015, pocos anticiparon que los fabricantes chinos de tecnología limpia podrían crecer tan rápidamente, lo cual es «bueno para el planeta». Al mismo tiempo, las diversas prácticas de China en la «exportación de productos ecológicos» han roto las barreras de la gobernanza climática «basada en bandos» al centrarse en la cooperación pragmática sin imponer condiciones políticas. Esto ha permitido a los países en desarrollo conseguir una gobernanza climática más equitativa y sostenible, al tiempo que comparten oportunidades para el desarrollo ecológico. Las prácticas de gobernanza climática de China siempre han estado estrechamente vinculadas con el destino mundial, y cada paso refleja su compromiso como gran potencia que cumple sus promesas.

Detrás de estos frutos yace la fuerza de la adhesión de China al concepto «las aguas cristalinas y las montañas verdes son activos inestimables». China no ha descuidado sus responsabilidades medioambientales en pos del desarrollo ni ha sacrificado los derechos al mismo para lograr la reducción de emisiones. En cambio, se ha embarcado en un camino de transformación ecológica gracias a la innovación tecnológica y al avance industrial coordinado. La práctica exitosa del concepto de las «dos montañas» ofrece un ejemplo vívido para que el mundo resuelva la contradicción entre «desarrollo y protección del medio ambiente», lo que ilustra que la acción climática y el desarrollo económico no son excluyentes para los países en desarrollo. Mediante la innovación tecnológica, la cooperación industrial y la orientación política, se puede lograr una interacción positiva entre todos. El concepto de «dos montañas» se ha incluido ahora en múltiples documentos de las Naciones Unidas, pasando de ser una «práctica china» a un «compromiso global».

Si bien algunos países siguen observando con cautela los vehículos de nuevas energías chinos, muchos otros se suben a esta  ola verde con una actitud abierta. La unidad mundial frente al cambio climático es esencial. Ante este desafío de la humanidad, ningún país puede permanecer aislado, y la comunidad internacional debe trabajar junta y tomar medidas colectivas. Es de esperar que más países con influencia mundial suficiente se unan a China para lograr juntos un futuro sostenible para la humanidad.