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spanish.china.org.cn | 17. 09. 2025 | Editor:Elena Yang [A A A]

EE.UU. y Japón aumentan el riesgo de un conflicto regional

Palabras clave: EE.UU. y Japón
Spanish.china.org.cn | 17. 09. 2025

 

Según Reuters, Estados Unidos presentó por primera vez el lunes en Japón su sistema de misiles de alcance intermedio Typhon. Tras su despliegue en Filipinas en abril de 2024, esto supone otro paso peligroso de Washington en una postura ofensiva en la región Asia-Pacífico. Sus acciones vulneran la paz y la estabilidad regionales.

El martes, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, advirtió que, haciendo caso omiso de la seria inquietud de China, Estados Unidos y Japón siguieron adelante con la instalación del sistema de misiles de medio alcance Typhon en Japón so pretexto de próximas maniobras militares conjuntas. China lamenta profundamente y rechaza con firmeza la medida, e insta a sus interlocutores a atender el llamamiento de los países de la región, corregir este acto erróneo y retirar el mecanismo lo antes posible.

Desde su instalación en Filipinas hasta su primera demostración pública en Japón, está claro que Estados Unidos desea establecer un marco de disuasión militar dirigido a China y Rusia. A pesar de las repetidas declaraciones de Washington de que tienen como objetivo «mantener la paz en el Indo-Pacífico» y que obedecen a «necesidades defensivas», la realidad dice lo contrario. Estos sistemas de misiles no sirven a la estabilidad regional ni a la seguridad colectiva, sino más bien a su estrategia hegemónica.

Xiang Haoyu, investigador del Departamento de Estudios de Asia-Pacífico del Instituto Chino de Estudios Internacionales, manifestó que la medida acarrea un triple riesgo. En primer lugar, podría desencadenar una carrera armamentística regional, lo que agravaría las tensiones en materia de seguridad. En segundo lugar, incrementaría el riesgo de un mayor conflicto: La presencia del sistema Typhon refuerza la capacidad de intervención militar estadounidense en Asia-Pacífico y, en caso de disputa, su ejército podría inclinarse más por utilizarlo como elemento disuasorio o de ataque, lo que podría generar mayor hostilidad. Por último, no se puede descartar una escalada nuclear, ya que podría usarse contra los sistemas de armas nucleares de adversarios, convirtiendo una guerra convencional en una nuclear.

Japón y Filipinas parecen estar intentando asegurarse la «protección» mediante el fortalecimiento de la cooperación militar con Estados Unidos, pero lo único que están haciendo es abrir la puerta a su expansión militar, lo que podría empujarlos al frente de un conflicto. Es probable que ambos acaben como «carne de cañón» de la estrategia estadounidense, arrastrados al vórtice de posibles enfrentamientos en la región.

Igualmente preocupante es el rol de Japón en la seguridad regional. Este año se cumple el 80 aniversario del triunfo de la Guerra Antifascista Mundial. Dada su historia de agresión, sus actos militares y de seguridad han sido objeto de una estrecha vigilancia por sus vecinos asiáticos y la comunidad internacional. El mundo espera que Tokio reflexione sobre su pasado y escoja una vía de desarrollo pacífico. No obstante, el Gobierno japonés ha cooperado con Estados Unidos en el despliegue de misiles de alcance intermedio, ha ampliado su colaboración militar exterior y su presupuesto de defensa hasta un máximo histórico, y ha tratado de franquear los límites de su Constitución pacifista y del sistema de posguerra. Este comportamiento socava la paz y la estabilidad regionales, y provoca una mayor vigilancia y temor entre sus vecinos.

La historia ha demostrado que convertirse en una base de primera línea en la competencia entre grandes potencias no garantiza la seguridad, sino que expone al país abiertamente a la conflagración. Si la sensación de seguridad de un país parte únicamente en el poder disuasorio del armamento y la «protección» de una gran potencia, el resultado final será el aislamiento.