| spanish.china.org.cn | 10. 09. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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¿Qué indica la presencia de más de 100 fabricantes chinos de autos en Múnich?
El 9 de septiembre, hora local, la IAA Mobility (Salón del Automóvil de Múnich), la feria bienal de coches más importante del mundo, abrió oficialmente sus puertas al público, y la presencia china siguió atrayendo una gran atención. Según datos de la Asociación Alemana de la Industria Automotriz, China es el país con el mayor número de expositores fuera de Alemania, 116. BYD, Xpeng y Leapmotor presentaron su oferta completa, desde vehículos completos hasta baterías, conducción autónoma, LiDAR y cabinas inteligentes. En medio de la agitación geopolítica mundial y el aumento del proteccionismo comercial, la presencia de productores chinos del ramo es significativa.
El próximo mes se cumple el segundo aniversario del inicio oficial de la «investigación antisubvenciones» de la UE sobre los vehículos eléctricos puros chinos, así como el primer aniversario de la aplicación de los «derechos antisubvenciones». La práctica ha demostrado que el proteccionismo no puede detener el poder del mercado. En los últimos dos años, las empresas chinas no solo han avanzado en visibilidad en Europa, sino que también han sido sometidos a una exhaustiva prueba.
Según datos de una conocida organización europea, las marcas chinas representaron el 9,9 % de las ventas de vehículos eléctricos en el Viejo Continente en julio, elevando su cuota al 5,3 % del rubro en la región y superando el 5 % durante tres meses consecutivos. Esto revela la resistencia y el potencial de las compañías chinos en su continuo crecimiento contra todo pronóstico. Su considerable ascenso en Múnich devela que el buen momento de sus unidades de nuevas energías parte de la excelente relación calidad-precio gracias a su tecnología y a una cadena industrial bien desarrollada, junto con una buena experiencia del consumidor y una sólida demanda del mercado. Esta es la lógica que subyace tras el despegue.
Además, la entrada de vehículos eléctricos chinos está provocando un «efecto catfish», activando la innovación en el ramo de tradición europea y acelerando su cambio hacia la electrificación y la inteligencia. Asistimos a una profunda transformación en la mentalidad de la comunidad industrial, incluido el mercado europeo de coches. Los productores locales lo aceptan y buscan la cooperación con sus homólogos chinos. Los ejecutivos de Volkswagen, Renault, BMW y otros han declarado abiertamente que, ante la presión competitiva de las compañías chinas, lo que deben hacer es estar a la altura del desafío, ponerse al día y aprovechar las fortalezas de los mismos. En el Salón del Automóvil de Múnich, la presentación de estrategias de nuevas energías y coches conceptuales por gigantes como BMW, Mercedes-Benz y Audi demostró este giro. Ya no son meros «defensores», sino participantes y agentes del cambio.
Cada vez hay más indicios de que el deseo de una cooperación beneficiosa para ambas partes supera la mentalidad obsoleta de «politización excesiva» de la economía. China ha adquirido una gran experiencia en tecnología de baterías, sistemas inteligentes e integración de energías renovables, mientras que Europa cuenta con una amplia experiencia en diseño de vehículos, tradición de marca y cierta fabricación de alta gama.
De hecho, la voluntad y las acciones concretas de los sectores y firmas chinas y europeas para colaborar han dejado atrás políticas rezagadas e ideológicamente sesgadas de la UE. Desde la inversión de Volkswagen en Xpeng, pasando por la mayor cooperación técnica de Mercedes-Benz con Geely, hasta los planes de BYD de invertir en plantas en varios países de la región en un esfuerzo por «ser más europeos en la producción», todas estas medidas resaltan la necesidad inherente y la resiliencia de una profunda integración en las cadenas industriales y de suministro de ambas partes.
Solo los productos y las empresas que resisten las pruebas del mercado pueden satisfacer las preferencias de los consumidores y seguir el ritmo de del rubro. Por el contrario, las industrias amparadas por el proteccionismo comercial y el aislamiento suelen caer en decadencia, al carecer de un impulso endógeno para el crecimiento. El enorme mercado chino de vehículos de pasajeros de nuevas energías —5,524 millones de unidades vendidas en solo 6 meses— y avances como «una carga de 10 minutos para una autonomía de 400 kilómetros» son el resultado directo de la feroz rivalidad en el mercado, que ha liberado el potencial empresarial.
Los recientes pasos adelante y la influencia global de los jugadores chinos del campo son un claro reflejo de la mejora integral de las nuevas fuerzas productivas de China. En los últimos años, tanto consumidores chinos como amigos extranjeros han podido comprobar de primera mano que los vehículos eléctricos chinos se han vuelto «omnipresentes», «mejores de conducir» y «están haciendo mayores contribuciones».
A finales de 2024, el consumo de vehículos eléctricos nuevos de China superó los 2 billones de yuanes, lo que fomentó el disparo a largo plazo de la cadena industrial y los sectores relacionados, produciendo un impulso sistemático a la macroeconomía. Esta enorme ventaja de mercado y esta estructura industrial integrada servirán igualmente como «viento a favor» para la transición ecológica mundial, incluida Europa.
La competencia sana es la única forma de seguir generando un nuevo incentivo, y la apertura y la cooperación son las respuestas adecuadas a los retos globales. El Salón del Automóvil de Múnich no solo fue una fiesta del ramo, sino también un diálogo sobre cooperación, resultados beneficiosos para todas las partes y logros mutuos. La confrontación desordenada solo perjudicará el crecimiento y la transición, mientras que la cooperación racional reporta frutos tangibles. Europa debe evitar que la «reducción del riesgo» devenga un «recorte de oportunidades». Responder a la presión con aislamiento solo minará la competitividad a través de la fricción interna. En el complejo proceso de globalización, conseguir el éxito juntos, en lugar de oponerse, es el camino correcto para las relaciones entre China y Europa y, de hecho, la única forma de avanzar en el progreso humano.














