spanish.china.org.cn | 30. 06. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
[A A A] |
Washington debe eliminar las trabas a las ventas a China
El viernes, el Ministerio de Comercio de China anunció la confirmación de los detalles del marco de implementación del consenso alcanzado en las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos en Ginebra. Beijing revisará y aprobará las solicitudes de exportación de artículos elegibles conforme a ley, y Washington, por su parte, eliminará una serie de restricciones. Antes de que China hiciera público el hecho, el presidente estadounidense, Donald Trump, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, realizaron comentarios por separado, afirmando que las partes habían «firmado un acuerdo». El alivio de las tensiones comerciales impulsó inmediatamente los mercados financieros internacionales, enviando una señal clara: el libre comercio, y no las barreras arancelarias, es el deseo común de los mercados mundiales; la reconciliación comercial entre los dos países no solo los beneficia, sino que sirve a los intereses del mundo.
Esto supone el último avance en la ejecución del acuerdo de ambos jefes de Estado. Los equipos económicos y comerciales mantuvieron conversaciones el 9 y 10 de junio en Londres y convinieron en su implementación y en la consolidación de los resultados de las conversaciones de Ginebra. Las declaraciones de ambas partes aluden a que los frutos de Londres han sido reconocidos y validados, y que las partes ultiman los detalles del marco. Esto refleja que las consultas económicas y comerciales avanzan por la vía establecida, y esto es un respiro para el mundo.
Proporcionar una plataforma institucional para resolver las diferencias es el valor del mecanismo de consultas económicas y comerciales. Cada avance en el diálogo ha sido recibido con «elogios unánimes» en el mundo, lo que evidencia que este y la cooperación son las únicas opciones correctas. Sin embargo, Estados Unidos suele decir una cosa y hacer otra, lo que ensombrece las perspectivas de esta labor.
Por ejemplo, en la Declaración Conjunta sobre la Reunión Económica y Comercial entre China y Estados Unidos celebrada en Ginebra, ambos países reafirmaron su compromiso con un «vínculo económico y comercial sostenible, a largo plazo y de mutuo beneficio». Pero, al mismo tiempo, Estados Unidos ha dejado entrever que podrían «intensificar las tensiones comerciales»: en un momento se habló de revocar las exenciones para que los semiconductores accedieran a la tecnología estadounidense en China; en otro, se insinuó la posibilidad de sanciones o trabas a la exportación de DeepSeek, lo que podría «ser perjudicial en lo diplomático y económico». Si Washington está verdaderamente comprometido con la construcción de un «vínculo económico y comercial sostenible, a largo plazo y de mutuo beneficio» con China, debería presentar una postura clara sobre la supresión de las restricciones a la exportación a China y tomar acciones reales en lugar de recurrir a la ambigüedad y a formulaciones vagas.
Parte de la opinión pública estadounidense culpa a China de las fricciones comerciales, y esto es una seria distorsión de la realidad. Si no fuera por el abuso de los aranceles, no existirían las dificultades actuales en los lazos bilaterales. Washington es quien ha creado el problema. La disposición de China a sentarse a negociar se deriva de su buena voluntad hacia la relación general a la hora de abordar las preocupaciones de Estados Unidos de forma legal, razonable y sensata. Sin embargo, esa misma opinión pública parece dar por sentada esta buena voluntad e incluso intenta utilizarla para tomar al país, como si cada vez que surge una piedra en el comercio bilateral es porque «China no está haciendo lo suficiente o no con la rapidez deseada». Es muy injusto culparla de todo.
La esencia de los vínculos económicos y comerciales es el beneficio mutuo y la cooperación. El hecho de que Estados Unidos haya aceptado reducir y eliminar las barreras arancelarias injustificadas es en sí mismo un reconocimiento del rol insustituible del libre comercio en el crecimiento económico y una corrección de su perturbación. El propio Washington no ha sido inmune a su impacto en la economía mundial. Desde las fábricas y los exportadores hasta los consumidores, hay innumerables ejemplos de cómo los aranceles han afectado a su propia producción y cadenas de suministro. Un informe de Rabobank muestra que, en los últimos seis meses, más de una cuarta parte de los inversores neerlandeses redujeron sus acciones estadounidenses debido a las políticas impredecibles y poco fiables. Debido a la «educación» de las fuerzas del mercado, Washington se ha visto obligado a frenar gradualmente su impulso unilateralista a favor del «Día de la Liberación».
Desde Ginebra hasta Londres, China ha actuado como un país importante y responsable, favoreciendo el comercio con Estados Unidos de manera justificada, firme y proporcionada. Esto incentiva el retorno al sistema de la OMC, la normalización de las cadenas de producción y suministro mundiales y el retorno de las relaciones bilaterales al buen camino. El Foro de Davos de Verano, celebrado en Tianjin, atrajo a líderes políticos, empresariales y académicos de más de 90 países y regiones. En un momento en que los gravámenes ponen en jaque al orden comercial mundial, China sigue demostrando con acciones concretas que no solo es «el mayor socio comercial de muchos países más allá de sus vecinos», sino también un motor clave y una fuerza estabilizadora para el crecimiento económico mundial.
Las relaciones con Estados Unidos yacen ahora en una encrucijada. Ambas partes deben adherirse a los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación beneficiosa para todos, convirtiendo el «marco de medidas» en una «lista de logros». Politizar las cuestiones económicas y comerciales y tratar todo como una «moneda de cambio en las negociaciones con China» solo obstaculizará la resolución racional de las disputas.
Solo sobre la base de acciones comunes se puede reforzar la confianza mutua y crear condiciones favorables para la cooperación futura. La parte estadounidense debería acercarse a China, implementar el consenso y los requisitos de la conversación telefónica del 5 de junio entre los dos jefes de Estado, aprovechando aún más el rol del mecanismo de consulta económica y comercial y aportando más expectativas positivas al mundo.
