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spanish.china.org.cn | 15. 05. 2025 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

La Franja y la Ruta diversifica las vías de cooperación con la CELAC

Palabras clave: CELAC, cooperación
Spanish.china.org.cn | 15. 05. 2025

Por Juan Enrique Serrano-Moreno


Este año, en el que se celebra el 10 aniversario del Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), es el momento adecuado para reflexionar sobre una década de creciente cooperación entre ambas partes en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En 10 años, más de 20 de los 33 Estados miembros se han unido al mecanismo, reafirmando su voluntad de trabajar con China para mejorar la conectividad de las infraestructuras e impulsar el comercio y la inversión.

La iniciativa ha abierto un nuevo canal para que los Gobiernos de la región diversifiquen sus asociaciones internacionales en un contexto cada vez más definido por la competencia geopolítica.

Aunque esta ha arrojado resultados modestos en cuanto a infraestructuras en los Estados parte en comparación con sus logros en la construcción de corredores económicos entre China y el Sudeste Asiático y Europa, no puede pasarse por alto la relevancia estratégica de la cooperación China-CELAC.

Su proyecto más emblemático en América Latina es el megapuerto de Chancay en Perú. Desarrollado por la Compañía Naviera Océano de China, se espera que este se convierta en el primer puerto de aguas profundas en la costa oeste de Sudamérica, con buques Neo-Panamax, para reducir el tiempo de tránsito marítimo entre la región y China a unos 10 días, mejorar la conectividad regional y posicionar a Perú como centro logístico en el cono sur.

Las demás obras lideradas por empresas chinas ilustran la profundidad de la cooperación. En 2020, la Red Eléctrica Nacional de China adquirió el 96 % de la Compañía General de Electricidad, la mayor distribuidora de energía de Chile, por más de 3000 millones de dólares, lo que supuso una de las mayores inversiones chinas en el país.

A pesar de las presiones externas y de las peticiones de un control político de las fusiones y adquisiciones por motivos de seguridad nacional, la autoridad antimonopolio chilena aprobó la operación. En el ámbito del transporte urbano, la Corporación de Construcción Ferroviaria de China se adjudicó en 2021 el contrato para el primer tramo de la Línea 7 del Metro de Santiago, de unos 7,9 kilómetros y 6,6 kilómetros de túneles blindados, una primicia tecnológica en Chile.

Entre los demás contratos, la Compañía de Ingeniería de Puertos de China firmó en 2015 un acuerdo por 44 millones de dólares para ampliar la terminal de San Antonio, en Valparaíso, y dragar más de 320 000 metros cúbicos a fin de aumentar la capacidad de carga. Estos proyectos reflejan que las firmas chinas no solo invierten en la extracción de recursos, sino que también contribuyen al desarrollo de redes de infraestructuras críticas y se posicionan como socios a largo plazo en la transformación económica de América Latina.

En ese sentido, aún no se ha aprovechado todo el potencial de la cooperación en infraestructura de la Franja y la Ruta, y la promesa de inversiones a gran escala aún no se ha traducido en el cambio de la conectividad física de la región debido no solo a los vientos en contra a nivel mundial, sino también a los desafíos internos. En los países latinoamericanos, los complejos procesos de luz verde, la fragmentación de las instituciones de planificación y la limitada capacidad del sector público dificultan la ejecución de las obras. Y los inversores chinos se han dado cuenta de que, aparte de la buena voluntad política, el éxito de las mismas depende en gran medida de la resistencia administrativa del país anfitrión.

A futuro, la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría cambiar su centro de infraestructuras físicas a un modelo de cooperación más integrado que incluya la transición ecológica. El compromiso chino con la civilización ecológica y su liderazgo mundial en tecnologías de energías renovables han abierto un nuevo capítulo en la colaboración China-América Latina y el Caribe (ALC).

Mientras que países como Chile y Argentina cuentan con reservas de minerales críticos como el litio y el cobre, recursos vitales para tal transición mundial, las compañías chinas son líderes en vehículos eléctricos, paneles solares y capacidad de almacenamiento de baterías.

Por tanto, la complementariedad puede crear las condiciones claves para ahondar en asociaciones centradas en el desarrollo industrial ecológico. La inversión extranjera directa china en el sector del níquel en Indonesia, por ejemplo, no se limita a la extracción; también incluye instalaciones de procesamiento y transferencia de tecnología, favoreciendo las cadenas de valor nacionales. Modelos similares podrían adaptarse a las economías de ALC para crear agrupaciones industriales verdes vinculadas a las redes de infraestructura y transporte.

En Chile, la estrategia nacional del litio anunciada en 2023 ha unido la inversión extranjera con la transferencia de tecnología y la protección del ecosistema. Empresas como Tianqi, ya presente en el país, son las llamadas a respaldar este plan, y el modelo de desarrollo de China, con énfasis en la cooperación público-privada, puede inspirar a los Gobiernos latinoamericanos a vincular el desarrollo económico con la sostenibilidad medioambiental.

Además, marcos institucionales como el Foro China-CELAC y los acuerdos bilaterales de libre comercio deberían actualizarse para reflejar estas nuevas prioridades, y los futuros convenios de cooperación deberían incluir cláusulas medioambientales, fondos conjuntos para la innovación y mecanismos para la modernización industrial. Estos instrumentos garantizarán que las inversiones relacionadas con la Iniciativa de la Franja y la Ruta mejoren la conectividad y ayuden a alcanzar los objetivos de desarrollo a largo plazo. Es decir, 10 años de cooperación China-CELAC sentó las bases para un compromiso más estratégico, y la siguiente fase debería reforzar la resiliencia de las instituciones, los ecosistemas y la productividad.

El potencial de cooperación de mutuo beneficio, elevado ya, se extiende a ámbitos como los puertos y ferrocarriles, el hidrógeno verde y la cadena de valor de las baterías.

En la cuarta reunión ministerial del Foro China-CELAC celebrada el martes en Beijing, los Gobiernos latinoamericanos articularon una nueva visión del compromiso con China. Y el futuro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en la región dependerá no solo de la financiación y la experiencia chinas, sino también de la capacidad de los Estados miembro para diseñar estrategias de desarrollo integradoras y marcos institucionales eficaces. El reto ahora es pasar de las declaraciones diplomáticas a la acción transformadora, y convertir la asociación en prosperidad compartida.


El autor es profesor adjunto del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.