spanish.china.org.cn | 07. 05. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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El multilateralismo es clave para el sistema comercial en la era de los aranceles
Por Joseph Francois
Este año se cumplen 80 años desde el final formal de la Segunda Guerra Mundial y la conclusión de un conflicto más amplio que implicó dos guerras mundiales durante la primera mitad del siglo XX, así como 50 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Comunidad Económica Europea (la naciente Unión Europea) y China. En un momento de creciente incertidumbre sobre la política comercial y la cooperación internacional, merece la pena repasar los beneficios de una política económica internacional que fomenta la colaboración.
«La historia no se repite, pero a menudo rima» es una frase atribuida a Mark Twain. Nuestra historia colectiva nos dice que las acciones de empobrecer al vecino en lugar de una cooperación económica contribuyeron al origen del enfrentamiento mundial y la consiguiente destrucción y miseria humana. Aunque este año se cumplen 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, ejemplos anteriores incluyen la Guerra de los Siete Años, un conflicto del siglo XVIII entre los imperios comerciales europeos a través de Europa, Asia y las Américas (también conocida como la Guerra Francesa e India en Norteamérica). Otros ejemplos en el siglo XIX son las Guerras del Opio y la Carrera por África.
Aunque el sistema multilateral de derecho económico internacional y las instituciones que lo manejan han evolucionado considerablemente, su lógica central permanece intacta. Para evitar el eco (o la «rima», según la expresión de Twain) de la disputa y la miseria humana del pasado, tenemos que encontrar formas de cooperar.
El sistema multilateral está amenazado y la respuesta del mundo no es clara. Estados Unidos ha elegido el camino del unilateralismo, combinando una política comercial agresiva con la presión estratégica sobre aliados comerciales y políticos para obtener beneficios económicos. La agenda es la transacción del divide y vencerás. Sabemos por la teoría de los juegos (y por la historia) que el mundo no ganará si dejamos que los países sean eliminados uno a uno con acuerdos bilaterales bajo coacción. Esa senda conduce al neocolonialismo.
La alternativa es la cooperación. El actual sistema posterior a la Segunda Guerra Mundial, a partir del principio de la nación más favorecida y la no discriminación, tiene sus raíces en la resolución de conflictos comerciales mediante tratados. Los mecanismos en vigor también han brindado en los tiempos modernos bases para la descolonización en África y Asia tras la Segunda Guerra Mundial.
Nos enfrentamos a varios retos colectivos. Pugnas por los recursos, migraciones masivas, regulación de multinacionales, presión sobre los recursos y el medio ambiente, desplazamiento de mano de obra debido a la inteligencia artificial y comercialización del espacio son solo algunos de ellos. Hay nuevos, mientras que otros resultan incómodamente familiares. Sin embargo, incluso en el caso de los primeros, existen paralelismos históricos.
Ante el unilateralismo y la política transaccional de Estados Unidos, el apoyo continuo al diálogo civil por parte de China y la UE es esencial para que el mundo salga victorioso de los desafíos existenciales del sistema comercial, y este no debe ser bilateral. Como grandes potencias económicas, ambas comparten la responsabilidad colectiva de trabajar con otros (Canadá, Japón, la República de Corea, India, Brasil, etc.) para reforzar el orden existente de diálogo institucional y resolución de conflictos, y reducir la incertidumbre económica.
Existen mecanismos bien establecidos para el diálogo y la gestión de contiendas. Por supuesto, una amplia cooperación institucional no impide el surgimiento de disputas económicas. Por ejemplo, tenemos y, así será en el futuro, remedios comerciales (derechos antidumping, derechos compensatorios y salvaguardias). Asimismo, las fricciones sobre subvenciones a la industria continuarán. Sin embargo, lo fundamental es que estas medidas operen en un marco estructurado que limite el avance de conflictos comerciales. China y la UE pueden seguir siendo rivales económicos sin dejar de ser socios institucionales, siempre que ambos se comprometan a mantener el amplio marco de instituciones y tratados económicos, cimientos de una administración y diálogo constructivos para abordar esos retos.
Recientes modelos económicos enfatizan cómo la revitalización del sistema multilateral podría mitigar el daño infligido por una potencial guerra comercial liderada por Estados Unidos. Mientras que el mismo encararía una grave recesión económica en tal escenario -con pérdidas previstas a largo plazo en el PIB de más del 7 %-, economías como Brasil, India y Suiza podrían sufrir pérdidas de alrededor del 1 %, mientras que otros como China, la UE y el Reino Unido saldrían ganando, aunque de forma más modesta.
Una parte sustancial del beneficio potencial de tal ejercicio se deriva de que los países no pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico se ofrezcan entre sí un mejor acceso a los mercados. En esencia, la respuesta multilateral a la transacción estadounidense exigirá que los países no miembros de la OCDE cumplan un rol más relevante en la gestión del sistema comercial. Un paso primordial que China, la UE y sus socios podrían dar para evitar mayores tensiones es promover una mayor participación de estos países no miembros en el sistema multilateral.
El autor es director gerente del Instituto de Comercio Mundial, director del Grupo de Estudio de Comercio Europeo y profesor de Economía Internacional en la Universidad de Berna.
