spanish.china.org.cn | 08. 04. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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Los aranceles no intimidan a China
El Gobierno estadounidense, so pretexto de la «reciprocidad», ha anunciado mayores aranceles para todos sus socios comerciales, incluida China, y, con ello, ha provocado la indignación de la comunidad internacional. La postura de Beijing de rechazar tal abuso enfatiza el uso de estos impuestos como herramienta de presión extrema y a favor de intereses egoístas. Anteriormente, China informó de una serie de contramedidas, y todos pueden ver claramente la firme determinación de defender su soberanía, seguridad y desarrollo, y de mantener la equidad y justicia internacionales. El chantaje arancelario no intimidará a China, ni socavará la justicia. El país no causa problemas ni se deja amedrentar por ellos. Presionar y amenazar no es la forma correcta de tratar con él.
Su posición en razón de las contramedidas es que el aumento de los aranceles es totalmente infundado. Con la idea de abordar «prácticas desleales del comercio exterior», Estados Unidos los ha fijado para sus socios comerciales en todo el mundo. En realidad, esto no es más que proteccionismo y acoso unilateral, un chantaje político envuelto en el manto de medios económicos. Estas acciones violan a todas luces normas fundamentales de la Organización Mundial del Comercio y pisotean los derechos legítimos de China en el rubro, así como sus prolongados esfuerzos de apertura. Los llamados «aranceles recíprocos» dañan el sistema de comercio mundial y las cadenas de suministro, y supondrán un serio lastre para el crecimiento económico.
China es una civilización antigua, conocida por sus tradiciones morales y de respeto. El pueblo chino valora la sinceridad y la confianza como cimientos de sus relaciones. No obstante, no claudicar ante la presión y la amenaza es igualmente un rasgo definitorio de su espíritu. En retrospectiva, China no bajó los brazos incluso en tiempos de pobreza y debilidad, y mucho menos lo hará hoy frente a la hegemonía. En comparación con el inicio de la guerra comercial en 2017, el país posee ahora una capacidad más fuerte para soportar la tensión, una experiencia más rica en el manejo de disputas y una mayor preparación ante los desafíos. Su sistema industrial y autonomía tecnológica han mejorado sustancialmente, su mercado interno y estructura económica continúan avanzando, y su cooperación multilateral y asociaciones comerciales son más diversas. Estos factores le infunden mayor confianza frente a los riesgos. Como dijo Bloomberg: «China ya ha blindado su economía contra la guerra comercial».
Y lo que es más importante, se sitúa del lado de la moralidad y la rectitud histórica. Las subidas arancelarias de Estados Unidos afecta a más de 180 países y regiones, incluidos «países menos desarrollados» designados por las Naciones Unidas. Algunos comentaristas indican que asestarán un golpe devastador a naciones vulnerables con estructuras económicas débiles y gran dependencia de las exportaciones. La respuesta de China no solo defiende intereses propios, sino también un sistema comercial mundial justo y libre.
No es una llamada a la confrontación, sino una declaración en pos de la equidad. Mientras Estados Unidos sube repetidamente la vara arancelaria, China responde con la razón, la fuerza y la moderación. Detrás de esta posición tranquila se esconde la firme comprensión de que la clave es centrarse en hacer bien sus cosas. No importa la represión, China fija su mirada en el desarrollo y el progreso. Se compromete con el camino de la equidad y la justicia internacionales, y está dispuesta a contribuir a la prosperidad mundial a través de su propio avance. Esto refleja su gran visión, encarnada en la búsqueda de valores que promuevan la creación de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.
El volumen comercial entre China y Estados Unidos es enorme. Los elevados aranceles afectarán inevitablemente a la economía china a corto plazo. En última instancia, el país ha tomado una decisión «difícil pero correcta». Esta confianza viene no solo de su fortaleza económica, sino también del hecho de que los países del mundo participan en la globalización económica y se benefician de ella, así como de la profundidad y amplitud de la cooperación económica y comercial bilateral.
Tras el anuncio de los nuevos gravámenes, Gavin Newsom, gobernador de California, la mayor base manufacturera estadounidense, declaró con premura: «California no es Washington», y que su administración buscará sus propias «relaciones comerciales estratégicas» con socios internacionales. Esto demuestra que el sistema del comercio mundial, basado en la división del trabajo en cadenas industriales y en el beneficio mutuo entre países, es fuerte y no tiembla ante cualquier decisión política carente de lógica.
Nadie puede detener el desarrollo de China, y la cooperación económica y comercial chino-estadounidense se alinea con la voluntad del pueblo. La tendencia hacia la globalización económica es inevitable. El tiempo acabará demostrando que la marea de la historia es imparable y avanza sin descanso, y que el pueblo chino posee la sabiduría y la fuerza suficientes para encarar los retos de hoy y los que vengan a futuro. China seguirá del lado correcto de la historia y del progreso de la civilización humana, colaborando con la comunidad internacional a favor de la paz y el desarrollo de la humanidad. Al mismo tiempo, exhorta a Washington a poner fin a las políticas arancelarias unilaterales y a resolver las diferencias comerciales de manera equitativa, respetuosa y recíproca.
