spanish.china.org.cn | 07. 04. 2025 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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China valora la armonía pero no la intimidación económica
En respuesta al abuso de los aranceles estadounidenses a todos sus socios comerciales, incluida China, con diversos pretextos, Beijing dio a conocer su rechazo. La declaración expuso claramente que «la presión y las amenazas no son la forma correcta de tratar con China» y que «las relaciones económicas y comerciales bilaterales deben ser de naturaleza de mutuo beneficio», además de enumerar una serie de contramedidas. El mundo ha sido testigo del sentido de la responsabilidad de China como gran potencia: «no crea problemas, pero no los teme» en el unilateralismo, el proteccionismo y la intimidación económica. Asimismo, dejó en claro la firme determinación del país de velar por su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, así como su posición de instar a Washington a volver a la senda del diálogo y la cooperación.
China y Estados Unidos difieren en historia, cultura, sistemas sociales y vías de desarrollo. Sin embargo, desde la normalización de sus vínculos, y pese a los altibajos, han escrito numerosas historias de colaboración de mutuo beneficio exitosas, además, a través de la práctica, han identificado una forma adecuada de coexistir: respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación beneficiosa. En la esfera económica y comercial, el comercio se ha multiplicado por más de 200 en los últimos 45 años, con cadenas industriales y de suministro integradas en una suerte de «interdependencia» de mutuo beneficio. Las dos partes encuentran ganancias en el desarrollo de la otra y comparten el deseo de avanzar en la cooperación. De ahí que mantener unos lazos estables y ampliar el «pastel de la cooperación» sea una aspiración compartida de sus ciudadanos y empresas.
En la actualidad, Estados Unidos enfrenta algunos retos de desarrollo, como la insuficiente competitividad en su sector manufacturero y las crecientes presiones sobre sectores antes dominantes. No obstante, el Gobierno ha optado erróneamente por hacer pagar a otros sus problemas. Al eludir su responsabilidad, trasladar la culpa y recurrir a aranceles y tácticas de máxima coerción, no ha resuelto ninguno de ellos; más bien, las acciones han tenido un gran impacto en el mercado mundial y en el orden económico y comercial internacional.
Ya en 2018, cuando inició por primera vez una guerra comercial contra China, su opinión pública sostuvo masivamente que fueron los consumidores estadounidenses quienes se llevaron la peor parte. Ahora, una vez más, es poco probable una victoria, una conclusión a la que también llega la comunidad mundial, incluidos los medios estadounidenses. Antes como ahora, China ha mantenido su compromiso con el diálogo y la comunicación, esforzándose por llegar a un consenso. Su postura ha sido coherente y clara: en una guerra comercial no hay vencedores, y Estados Unidos no debe perseguir sus intereses a costa de los intereses legítimos de otros países.
Algunos medios occidentales han descrito las 11 contramedidas de China como una «advertencia sustancial» a Washington. Cabe aclarar que estas van destinadas, conforme con la ley, a salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo, y no pretenden en modo alguno perjudicar a las firmas o consumidores estadounidenses. China ha mostrado su voluntad de reconducir las relaciones bilaterales por el buen camino, así como su firme decisión de no tolerar la violación imprudente de normas comerciales internacionales, el daño al vínculo estable entre los dos países y a los derechos e intereses legítimos de compañías y consumidores chinos. Debe entenderse que solo el respeto mutuo puede derivar en una coexistencia pacífica.
La estabilidad en los lazos bilaterales es crucial para los intereses de ambos pueblos y para el desarrollo global. La parte china es plenamente consciente de ello y, por tanto, no entra en disputas ni en juegos de suma cero, ni politiza o convierte en armas temas económicos y comerciales. Por el contrario, trabaja por la estabilidad, por un nexo constructivo y por el restablecimiento del mismo.
Independientemente del estado de este último, la política china es estable y coherente. Inyecta energía positiva en los diálogos a varios niveles sobre temas económicos y comerciales, y recibe una amplia acogida y respeto de la comunidad internacional.
Si la relación entre China y Estados Unidos se caracterizara por «una parte ganadora y otra perdedora», sería imposible hablar del impulso general del desarrollo entre ambos países. En 2024, el volumen comercial aumentó un 3,7 %, unos 688 280 millones de dólares. Desde principios de 2025, ejecutivos de diversos ramos estadounidenses han visitado China, y han considerando la innovación tecnológica como un nuevo punto de avance cooperativo y de inversión. Esto apunta a un hecho inequívoco: incluso frente al proteccionismo y las sanciones unilaterales, la complementariedad económica no cambia, y la resistencia de los lazos económicos y comerciales va más allá de lo imaginable. La cooperación y el beneficio mutuo son soluciones óptimas para el desarrollo de los vínculos. Como las dos economías más grandes del mundo, China y Estados Unidos deben ser «socios y ganadores» en la nueva revolución tecnológica y transformación industrial. El rápido desarrollo de la inteligencia artificial, la creciente demanda de transición ecológica y la interdependencia cada vez mayor de las cadenas industriales mundiales brindan nuevas oportunidades para la exploración conjunta de la cooperación.
La historia reza que cuando hay más vientos favorables, es un periodo dorado para el avance de la cooperación económica y comercial chino-estadounidense, así como para la profunda integración de sus cadenas industriales. Esto no solo crea empleos para ambos países y aporta frutos económicos, sino que también mejora el bienestar de sus poblaciones y las del mundo.
Sin tomar en cuenta cómo cambie la situación, el hecho de que los intereses comunes superen con creces sus diferencias permanece inalterado. La lógica histórica de coexistencia pacífica, junto con la expectativa global de un desarrollo estable de las relaciones bilaterales, también serán constantes. Esperamos que la parte estadounidense encuentre a China a mitad de camino, resuelva las diferencias y los conflictos mediante consultas igualitarias y dé el ejemplo con palabras y acciones para sentar una base sólida a favor de la paz y la prosperidad en el mundo.
