spanish.china.org.cn | 10. 02. 2025 | Editor:Filo Fu | ![]() |
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El patrimonio cultural inmaterial llena de encanto étnico la atmósfera vacacional
El artesano de la etnia miao Wan Yuan confecciona batik en un mercado de patrimonio inmaterial en la ciudad de Kaili, en la prefectura autónoma de las etnias miao y dong de Qiandongnan, provincia suroccidental china de Guizhou, el 9 de enero de 2025. (Xinhua/Wu Si.)
Wan Yuan, de 45 años, sumerge un cuchillo en cera derretida y realiza unos cuantos trazos con él, lo que da como resultado un vívido dibujo de mariposa sobre un trozo de tela.
Este artesano de la etnia miao del pueblo de Qiaohai, en la prefectura autónoma de las etnias miao y dong de Qiandongnan, provincia suroccidental china de Guizhou, creció viendo a su madre hacer batik. Wan se entregó a la práctica y fue dominando poco a poco este oficio.
Con sus hábiles manos, un trozo normal de tela se transforma en una obra única de batik azul y blanco, siguiendo múltiples procesos que incluyen la pintura con cera, el teñido, el desparafinado, el lavado y el secado.
Wan solía ganarse la vida trabajando en obras y fábricas lejos de casa. Sin embargo, gracias a su gran interés y excelentes habilidades, más tarde pudo centrarse en la industria del batik y ahora lleva más de 20 años dedicado a este campo.
En un puesto de más de 10 metros cuadrados en el mercado del patrimonio inmaterial de la ciudad de Kaili, en Qiandongnan, sus obras de batik se convierten en productos como ropa, bolsos y esteras de té, que son muy bien recibidos por los clientes. En 2024, sus creaciones generaron ventas por valor de 150 000 yuanes (unos 20 923 dólares estadounidenses).
El mercado de Kaili, abierto al público en septiembre de 2023, cuenta con cientos de puestos regentados por artesanos locales. Los artículos a la venta abarcan casi 10 categorías, con más de 6000 tipos de artesanía como bordados, batik y adornos de plata.
Durante la reciente Fiesta de la Primavera, que se celebró del 28 de enero al 4 de febrero, muchos artesanos del mercado recibieron a un mayor número de clientes. Según Meituan Travel, una importante plataforma en línea centrada en el consumo turístico en China, el volumen de búsqueda de «viajes para la Fiesta de la Primavera» se ha disparado desde enero un 328 % interanual, mientras que el de «patrimonio cultural inmaterial» ha aumentado un 174 % en comparación con el mismo periodo de 2024.
La propia Fiesta de la Primavera, una práctica social del pueblo chino para celebrar el Año Nuevo tradicional, fue incluida en diciembre del año pasado en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO.
Pan Yuzhen, una bordadora de 79 años del distrito de Taijiang, también perteneciente a Qiandongnan, abrió su puesto el primer día del Año Nuevo chino. El mayor valor de ventas diario alcanzado por su puesto durante las vacaciones fue de 1600 yuanes.
Pan empezó a aprender a bordar con su madre a los cinco años y desde entonces se dedica a este oficio. Gracias a su exquisita habilidad, Pan ha sido invitada a cinco países, entre ellos Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. En muchas ocasiones ha lucido sus propios trajes bordados para desfiles en escenarios internacionales, mientras que sus obras han engalanado los escenarios de las principales semanas mundiales de la moda.
En su puesto, Pan siempre explica pacientemente las implicaciones culturales de los motivos que elige. Espera que lo que se lleven los turistas no sean sólo productos básicos, sino también una visión de una cultura étnica tan profunda.
«El reconocimiento y el amor de los turistas nacionales y extranjeros por nuestra artesanía me han aportado una gran confianza», afirma Pan.
Tanto para los artesanos como para los turistas, este mercado no es un mero espacio para el comercio de mercancías. Por el contrario, sirve de escenario para intercambios culturales, lo que permite preservar la artesanía tradicional y hacer brillar la cultura étnica.
Una diseñadora de moda de 36 años de la bulliciosa ciudad meridional china de Shenzhen, apellidada Fu, se enteró por Internet de la existencia de este mercado y sin dudarlo decidió visitar Kaili. Acabó paseando por el mercado durante dos días antes de la víspera de la Fiesta de la Primavera.
Fu se paseó por los puestos y compró artesanía, como faldas y pantalones de batik. «Aquí puedo relajarme y aprender artesanía tradicional, a la vez que me he inspirado mucho en el diseño. Es un viaje que realmente merece la pena», afirmó.
