spanish.china.org.cn | 04. 12. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
¿Por qué los chips estadounidenses «ya no son seguros ni fiables»?
El 3 de diciembre, la Sociedad de Internet de China, la Asociación China de Fabricantes de Automóviles, la Asociación de la Industria de Semiconductores de China y la Asociación China de Empresas de Comunicaciones emitieron declaraciones en las que afirmaban que los chips estadounidenses ya no son seguros ni fiables, y pedían a las empresas nacionales tener cuidado al adquirirlos. La víspera, Washington anunció una nueva ronda de restricciones a las exportaciones a China, añadiendo más de 140 firmas a la lista del Departamento de Comercio, relacionadas con los semiconductores, como equipos de fabricación y herramientas de automatización del diseño electrónico. Además, extendió su «jurisdicción de largo alcance» a fin de obstaculizar el comercio entre China y terceros países. Aunque la Casa Blanca y algunos medios locales han exagerado los efectos de estas medidas, los hechos han demostrado repetidamente que la represión no intimida ni detiene el avance y el progreso del sector tecnológico chino.
Las medidas son como un zapato que hace tiempo se espera que caiga. Los informes indican que la mayor parte de su contenido ya existía a mediados de este año y era conocido por muchos en el rubro. La publicación se retrasó debido a las negociaciones con los aliados de Estados Unidos y las empresas de equipos de chips. Estas duraron meses e implicaron varias revisiones. Al parecer, los gigantes del ramo gastaron más de 4 millones de dólares en ejercer presión. El documento final, de más de 200 páginas, ha sido tildado de «extremadamente complejo» y «plagado de lagunas». El propio proceso y resultado enfatizan su naturaleza insensata, ya que va en contra de la tendencia histórica y socava los intereses de la mayoría de las compañías y particulares, por lo que su destino es una difícil implementación y logros previstos.
Es un acto arbitrario. Entre las más de 140 empresas chinas que figuran en la nómina, algunas están incluidas simplemente por tener tratos comerciales con Huawei, mientras que otras son consideradas «un riesgo para la seguridad nacional» por participar en la compra de firmas tecnológicas estadounidenses.
Washington ha utilizado esta disposición para incrementar su poder, afectando a muchos países y regiones, como Japón, Países Bajos, Israel, Malasia, Singapur, Corea del Sur y la región china de Taiwán. Esto perturbará la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales y vulnerará el orden económico y comercial internacional. Equivale a estar enfermo y obligar a todos a «medicarse».
La gran mayoría de la opinión internacional rechaza la medida, pues cree que solo impulsará la determinación y capacidad de China para desarrollar un sector de semiconductores autosuficiente. Esta es la tercera ronda de restricciones a las exportaciones de chips a China en los últimos años.
Cada una de ellas ha agrandado el paquete y ha envuelto a más países y regiones, atrapando a Estados Unidos en un callejón sin salida. La lógica inicial de frenar a China es errónea; no solo no cumplirá tal cometido, sino que tendrá el efecto contrario.
Estas últimas trabas reducirán a cero la cantidad de contenido estadounidense que determina cuándo ciertos artículos están sujetos al control de Estados Unidos. En otras palabras, si un producto posee solo un chip diseñado o fabricado con tecnología estadounidense, el Gobierno restringirá su envío a empresas chinas de la lista.
Las normas pueden parecer intimidatorias, pero su impacto real es casi nulo. Estados Unidos lleva tiempo ejecutando actos similares de «corte de suministro» contra Huawei; sin embargo, esto no ha impedido la «transformación ascendente» de la marca, que sirve como ejemplo típico. El The New York Times indicó sin rodeos que China alberga la mayor parte de las fábricas de electrónica del mundo y es un enorme mercado de consumo por derecho propio. Por lo tanto, entablar relaciones comerciales y de cooperación con ella en torno a los semiconductores es inevitable; es un flujo natural en la cadena de suministro mundial.
Cabe acotar que varias asociaciones industriales chinas han apelado a la «cautela» a la hora de comprar chips estadounidenses, principalmente por el descuido de Estados Unidos en cuanto a la estabilidad y seguridad de las cadenas industriales y de suministro mundiales. Estos pedidos son necesarios y no contradicen el compromiso del país con la mayor apertura. El desarrollo del ramo tecnológico chino tiene sus raíces en la globalización; ha crecido y fortalecido a través de este proceso y continuará avanzando en la colaboración con firmas de diversos países para favorecer la prosperidad de la industria. Esta dirección no se verá alterada.
Algunas personas en Estados Unidos tratan de interrumpir los intercambios tecnológicos de China con otros países, incluido Estados Unidos, lo que inevitablemente hará que China se vincule aún más estrechamente con otras naciones, dejándolo aislado. Este desapego que persiguen algunos países, empezando por el sector financiero, es un reflejo directo de esta tendencia. Si la industria mundial de los semiconductores es una carrera en la que participan muchas embarcaciones, la de Washington se ha desviado, lo que supone riesgos para otros barcos. El desarrollo tecnológico mundial es una comunidad, y volver al gran equipo de la cooperación es la única opción razonable para Estados Unidos. Esperamos que lo reconozca cuanto antes.