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spanish.china.org.cn | 03. 12. 2024 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

La BBC no arremete contra meros tomates, crea mentiras y división

Palabras clave: Xinjiang, BBC, tomate
Spanish.china.org.cn | 03. 12. 2024

Occidente realza con frecuencia las mentiras sobre Xinjiang, tanto que ya parece una costumbre. Hace poco, las noticias sobre la venta de Volkswagen de su planta en Xinjiang, junto con la afirmación del director general de Uniqlo de que no «utilizan algodón de Xinjiang», han sido malinterpretadas y exageradas con dolo por sus medios de comunicación. La BBC también aprovechó la oportunidad para publicar un reporte sobre «pruebas» con tomates de Xinjiang. La cadena señaló el lunes que 17 salsas italianas en varios supermercados del Reino Unido podrían estar hechas con tomates de la región china, indicando: «parecen tener tomates cultivados y recolectados en China mediante trabajo forzado.» Esto casi equipara Xinjiang con «trabajo forzado», lo que constituye una flagrante campaña de desprestigio.

El reporte solo cita afirmaciones difíciles de verificar, según las cuales algunas personas habrían «sufrido o presenciado» «trabajos forzados» e incluso «torturas» en el cultivo de esta fruta. Los supermercados cuyos productos fueron analizados rechazan la versión. Es justo decir que este tipo de reportaje es, francamente, irrazonable. El último intento de la cadena de «inventar una historia» es bastante torpe. En Xinjiang, ya sea el algodón o el tomate, la mecanización ha sustituido en gran medida la labor manual desde la siembra hasta la cosecha. Por ejemplo, en la ciudad de Shawan, en la prefectura de Tacheng, este año se han cosechado más de 30 000 mu de tomates con ayuda plena de las máquinas. Una cosechadora eficiente puede recolectar 100 mu en un día, lo que equivale a la capacidad de 150 personas en una jornada. Según los últimos datos, la tasa de mecanización en la cosecha de algodón en Xinjiang ha superado el 85 %. Como medio de comunicación de renombre internacional, es vergonzoso que la BBC publique este tipo de trabajos que traspasa fronteras y distorsiona hechos.

Xinjiang es uno de los tres centros de producción de tomate más importantes del mundo, y su transformación es un sector clave para que la población local aumente sus ingresos y mejore sus medios de subsistencia. Ahora, la BBC, sin ninguna evidencia, etiqueta la fruta como «trabajo forzado» y presiona a fabricantes, minoristas e incluso consumidores de todo el mundo para que no la  vendan ni la usen. ¿No son las acusaciones infundadas y los «juicios mediáticos» de la BBC una forma de intimidación contra la población de Xinjiang? Al igual que el algodón, sus tomates son productos de alta calidad conocidos en todo el mundo y un pilar de la economía local. Desacreditar estas dos especialidades de la región supone una presión a los empleos y los medios de vida de la población. Es un daño real y tangible a sus derechos humanos.

La prensa occidental, que apunta a «proteger los derechos humanos en Xinjiang», en realidad instigan la «desvinculación» forzada, un desempleo forzado y una pobreza forzada en la región. Nada podría ser más hipócrita. Según el informe de la BBC, se realizaron «investigaciones de rastreo» en 64 salsas de tomate diferentes en el Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, y algunas pruebas duraron varios meses. Esto plantea interrogantes: Los periodistas de la cadena pueden dedicar tanto tiempo a indagar el origen de estas salsas, pero no están dispuestos a invertir ni siquiera una fracción en conocer la verdad sobre Xinjiang: ¿realmente les importa la región? ¿No es acaso un desprecio extremo por los derechos de supervivencia y desarrollo de las personas de Xinjiang?

Desde el algodón hasta los tomates, la BBC y otros medios similares no se limitan a causar problemas, sino que más bien buscan la mentira y el conflicto. Sus noticias faltas a la verdad impiden compartir con el mundo productos de calidad de Xinjiang y privan al consumidor occidental de su derecho a conocer la verdad sobre la región. La brecha y el enfrentamiento entre China y Occidente son claramente perjudiciales para la cooperación y el progreso en el mundo.

Dado que las narrativas inventadas se centran en productos emblemáticos, uno no puede evitar preguntarse: ¿Forma esto parte de una campaña cuidadosamente diseñada para quitar lo chino de la cadena de suministro? La supuesta «protección de los derechos humanos en Xinjiang» no es más que una hoja de parra para el proteccionismo comercial.

La BBC y otros medios supuestamente creen que mientras el «capullo informativo» relativo al tema sea lo suficientemente grueso, pueden eliminar artificialmente la comprensión que el mundo tiene de la región. Sin embargo, en la era digital, esto es un autoengaño; la verdad es difícil de ocultar, especialmente en lo que respecta a Xinjiang, cuya relevancia es cada vez mayor en la fabricación mundial. Aunque pueda haber cierta perturbación en su desarrollo y prosperidad, nada puede socavar la determinación de su gente, de diversas etnias, por una vida mejor.

China ha anunciado recientemente la finalización del cinturón verde de árboles de 3046 kilómetros que rodea el desierto de Taklamakan, la barrera ecológica más larga del mundo alrededor de un desierto. Otra noticia que ha captado la atención de la prensa extranjera es que el Gobierno chino construye un centro de acuicultura en la árida región de Xinjiang, donde se cosechan millones de perlas en el desierto. La imagen de un desarrollo de calidad que ofrecen estos informes dista mucho de la imagen que brinda la BBC. ¿Cuál representa realmente a Xinjiang? A medida que más amigos extranjeros la visiten y la vean con ojos propios, esta interrogante tendrá una respuesta más clara.

Xinjiang es un microcosmos del desarrollo de China. El derecho de más de 1400 millones de personas de conseguir la modernización es innegable e imparable; representa un avance sustancial de la civilización. Incluyendo a Xinjiang, la modernización del país dará nuevas oportunidades de desarrollo a diversos países y regiones, y contribuirá a la prosperidad compartida. Las calumnias por entidades como la BBC no pueden empañar la reputación de la región ni obstaculizar su avance; solo sacan a relucir su propia estrechez de miras y dejarán una vergonzosa huella en la historia.