spanish.china.org.cn | 17. 11. 2024 | Editor:Lety Du | [A A A] |
China acelera la integración regional con una visión globalizadora en la APEC
Por Jorge Fernández
La integración económica regional es la clave para impulsar el desarrollo económico internacional.
Dice una máxima universal que entre países, sin una buena relación política no puede haber una buena relación económica, y que una buena relación política no puede aflorar sin una base de amistad, entendimiento y confianza. La participación de Xi Jinping en la reciente reunión de líderes de la APEC, en Lima, pone de relieve la importancia que China pone en lo político, económico y cultural para fortalecer el impulso regional y global en la región Asia-Pacífico, especialmente con los países de América Latina y el Caribe.
El Sur Global advierte el advenimiento de una nueva ola proteccionista y afrentas a la paz mundial, y de cara a un contexto mundial indescifrable, China y la posición de China, representados por Xi Jinping en Lima, Perú, reafirma tanto el compromiso propio como el de los países en desarrollo para defender la apertura, para estimular la innovación y para defender la inclusión, todo ello bajo un marco de compromisos que permitan impulsar el desarrollo sostenible y el multilateralismo. La voz de China y la posición de China se hicieron presentes en la APEC.
Un ejemplo que sirve como nota de pie página para la construcción de lazos de amistad con América Latina y el Caribe es la visita de Estado que Xi Jinping hizo a Perú. En esta tercera ocasión, ahora como huésped de honor de la presidenta peruana Dina Boluarte, Xi Jinping dio fe de los inquebrantables lazos de amistad construidos entre China y el pueblo peruano, los cuales han permitido a estas dos civilizaciones antiguas edificar relaciones políticas y económicas respaldadas por la igualdad, el respeto mutuo, la confianza y el aprendizaje recíproco.
Esos pilares de amistad entre China y Perú han permitido sortear obstáculos y superar las adversidades, y han hecho posible, en consecuencia, la materialización de proyectos como el puerto de Chancay. Empresas faraónicas de esta naturaleza, que permiten el flujo de bienes entre China y América Latina con Perú como eslabón, revelan cómo la inmaterialidad de un sentimiento de hermandad ha hecho posible materializar la conectividad, la integración y la diversificación comercial entre regiones bañadas por el Pacífico. Ese es el espíritu de la APEC y esos son los compromisos y retos asumidos por China y América Latina y el Caribe.
La integración económica regional es la clave para impulsar el desarrollo económico internacional. Xi Jinping, con la visión estratégica que lo distingue, dejó en claro en la APEC la urgencia de “derribar los muros que impiden el flujo del comercio, la inversión, la tecnología y los servicios”, para lograr como un corolario natural la promoción de las cadenas de suministro y un desarrollo económico fluido, fuerte y sano tanto en la región Asia-Pacífico como a nivel global.
China ha hecho ingentes esfuerzos con los pueblos del mundo entero para regar semillas de amistad que permitan la construcción de puentes materiales. Al tiempo que se hermana con el mundo, consolida un liderazgo económico que busca la estabilidad y conectividad. Iniciativas como el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico o la adhesión china a acuerdos como el la Asociación Económica Regional Integral (o RCEP por sus siglas en inglés) o el Tratado Integral y Progresista de la Asociación Transpacífico (o CPTPP por sus siglas en inglés) dan testimonio de un compromiso por la integración y la promoción de mecanismos para activar enfoques económicos conjuntos.
En el ámbito de la innovación, China acepta el reto de enfrentar a aquellos opositores al desarrollo ecológico sostenible, y enfila sus baterías a la transformación plena e integral de un sistema digital y verde que beneficie a toda la región. En este aspecto, el presidente Xi ha sido enfático al hablar de la urgencia de “priorizar la protección ecológica y promover el desarrollo verde y de bajo carbono”, a fin de pavimentar el camino para una transición integral que guíe a la construcción de una economía limpia. Tómese como ejemplo iniciativas como la digitalización de las cadenas de suministro alimentarias y el fortalecimiento de cadenas verdes, las cuales revelan por sí mismas cómo China se asume como un catalizar del cambio rumbo a un desarrollo sostenible en Asia-Pacífico.
China ha edificado una relación con América Latina que funge ya como un modelo de cooperación entre países del Sur, el cual se distingue por el beneficio mutuo y la ganancia compartida. En voz del mandatario chino, ello se evidencia con el “principio de poner a las personas primero, promoviendo la equidad social y mejorando el bienestar de la población”. Esa cooperación tiene incontables nichos de oportunidad en áreas como la manufactura, la tecnología y la infraestructura en general, con los cuales se estimula a nuevos niveles la diversificación económica y se superan limitaciones estructurales de larga data.
Para los países de América Latina y el Caribe, una mayor y más estrecha relación con China abre una ventana de oportunidades para recibir tecnologías vanguardistas y para construir capacidades industriales sólidas. El gran salto de la manufactura al “know how” es posible con China, que con una economía abierta y con reformas internas, hace posible un beneficio mutuo que supera el subdesarrollo histórico que ha aquejado a la región. La modernización china es un proceso local y mundial en donde China y las economías globales consiguen conjuntamente el desarrollo y el progreso.
China y Asia-Pacífico avanzan rumbo a la construcción de una comunidad de destino compartido, y como bien lo ha afirmado China en voz de su presidente y sus altos funcionarios, no es solo una cuestión económica sino un compromiso por el entendimiento y la amistad, pilares de un desarrollo inclusivo y sostenible. América Latina y el Caribe tiene en China no solo un socio sino un amigo y hermano con el cual puede transformar su realidad en algo materialmente mejor.