spanish.china.org.cn | 24. 10. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
El bloque BRICS no es antioccidental, sino un facilitador de la equidad y la justicia para el Sur Global
La forma en que algunos occidentales ven la cumbre de los BRICS que se está celebrando en Kazán (Rusia), tal y como se desprende de las informaciones sesgadas de algunos de los principales medios de comunicación occidentales, explica por qué la agrupación ha ido ganando fuerza, tamaño e importancia.
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha reforzado en cierta medida la creencia de estas personas de que, al acoger a líderes de más de 30 países del Sur Global en el mayor evento multilateral que ha celebrado en los últimos años, Rusia intenta demostrar que Occidente no puede aislarla.
Sin embargo, esa es la lectura que sólo hacen algunos en Occidente.
Que en la cumbre de Kazán se multipliquen por más de dos los cuatro miembros iniciales del bloque BRIC en Ekaterimburgo (Rusia) en 2009 -por no hablar de la presencia de países importantes de todos los continentes salvo Oceanía- no se explica por lo que algunos políticos occidentales interpretan como «el club de algunos países en desarrollo», sino por las exigencias subyacentes del desarrollo y las relaciones internacionales.
La naturaleza cambiante de la globalización económica en las dos últimas décadas no sólo dio origen a la agrupación como bloque económico de economías de mercado emergentes en 2006, sino que también impulsó su crecimiento en los años siguientes, ya que la representación de los países en desarrollo en las organizaciones internacionales lideradas por Occidente, incluidos el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, era desproporcionadamente baja.
No es de extrañar que un tema clave de la agenda de la cumbre de Kazán sea contribuir a la formación de sistemas financieros, comerciales y de transacciones verdaderamente representativos que puedan ayudar a los países en desarrollo a reducir su dependencia de la estructura económica mundial centrada en el dólar estadounidense, con el fin de promover una globalización económica justa.
Son los movimientos unilaterales y hegemónicos de Estados Unidos en casi todos los campos los que han estado empujando a un número cada vez mayor de países, incluso a sus aliados, hacia los BRICS. Habría que recordar a esos políticos occidentales tendenciosos que son los países desarrollados los que se han aprovechado del Sur Global manteniendo sus privilegios en las relaciones internacionales y estableciendo las reglas de los sectores financiero, comercial y tecnológico mundiales.
La respuesta instintiva de algunos occidentales al crecimiento de los BRICS ha sido presentarlos como antioccidentales, cuando lo cierto es que la agrupación, por progresión natural, puede ser no occidental, pero desde luego no es antioccidental. Al contrario, todas las plataformas, proyectos e instituciones que promueve están abiertos a los países occidentales.
Lo que persigue la agrupación es ayudar a construir un orden mundial justo y equitativo, en lugar de un mundo sin Occidente, con el objetivo de mejorar la gobernanza mundial e impulsar la cooperación global para abordar retos globales comunes como el cambio climático.
El mundo se enfrenta a problemas cada vez más graves, como las crisis de Oriente Medio, Ucrania y la península de Corea, no por el despertar colectivo de los países en desarrollo, sino porque las potencias occidentales les han privado durante mucho tiempo de su derecho a decidir su propio destino y a participar como iguales en la toma de decisiones a escala mundial.
El desarrollo y la expansión de los BRICS no deben verse como un desafío de Occidente, sino como el progreso orgánico del mundo hacia el multilateralismo en el verdadero sentido del término.
El Sur Global está unido por el principio compartido del respeto a la soberanía de todos los países y a su derecho a decidir su futuro respectivo. Ya no es la «mayoría silenciosa», sino que se ha convertido en una fuerza clave en la transformación del orden mundial.
Así pues, los países que no pretenden mantener el injusto orden mundial no tienen por qué preocuparse por el crecimiento del BRICS. Más bien deberían acoger con satisfacción los cambios que está provocando la agrupación con su visión, vitalidad y potencial. Asimismo, deberían reflexionar sobre cómo respondieron inicialmente a la formación del BRICS -como una «tertulia»- sin darse cuenta de que sus miembros, China en particular, estaban decididos a convertirlo en la voz colectiva del Sur Global. China ha sido, es y será miembro y fuerza motriz del BRICS y del Sur Global en general, compartiendo sus experiencias y beneficios para el desarrollo con otros países en desarrollo.