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spanish.china.org.cn | 21. 08. 2024 | Editor:Lety Du [A A A]

Las letras españolas brillan en el Festival de Literatura de Shanghai

Palabras clave: Andrés Barba, Irene Vallejo, literatura, China
Spanish.china.org.cn | 21. 08. 2024

Por Álvaro Paños, para China.org.

Es una alegría, especialmente para los amantes de la literatura, que cada vez más libros escritos por autores españoles sean traducidos al chino y viceversa; que los narradores españoles despierten cada vez más interés en el país asiático y a la inversa. En este contexto de creciente intercambio cultural, la edición del Festival de Literatura de Shanghai de 2024, celebrado a mediados de un tórrido mes de agosto, ha contado con la participación de los escritores españoles Andrés Barba (Madrid, 1975) e Irene Vallejo (Zaragoza, 1979), quienes han presentado algunas de sus obras traducidas al chino mandarín. Pese a las consabidas diferencias culturales entre España y China, las obras de estos autores han gozado de una extraordinaria acogida por parte del público chino; así lo han podido comprobar durante el transcurso del festival y en las actividades y charlas paralelas organizadas por el Instituto Cervantes de Shanghai.

Tras su paso por la cosmopolita Shanghai, Barba y Vallejo también se han dejado ver en la capital china, donde asimismo han sido recibidos por el Instituto Cervantes. Durante su paso por Beijing, China.org tuvo la oportunidad de conversar con ambos escritores el lunes 19 de agosto.


Andrés Barba


Los libros de Andrés Barba República luminosa y Las manos pequeñas, traducidos al chino, se insertan dentro del género fantástico del mundo hispano, en la medida en que exploran los límites entre el realismo y lo siniestro. A través de estas dos novelas, que habitan en las fronteras entre opuestos como la inocencia y la maldad y la infancia y la adultez, el autor se esfuerza por indagar en aquello que nos hace humanos. A este escritor madrileño que vive en Argentina desde hace muchos años, le resulta maravilloso que le lean en China y ha quedado bastante contento con la interpretación que se ha hecho de sus novelas. En este sentido, no ha dejado de sorprenderle la buena recepción que han tenido sus libros en el país asiático y celebra que se hayan comprendido tan bien.

Esta primera visita a China también le ha servido a Barba para llevarse muchas referencias del mundo literario chino contemporáno, ya que él venía con una imagen muy clásica de la literatura china. Durante este viaje también le ha llamado mucho la atención el sentido del humor de la gente: «Yo no contaba con reírme tanto con los chinos, me estoy riendo mucho hablando con ellos e interactuando con ellos. Si uno viene con una mentalidad abierta se quiebran todos los preconceptos de China inmediatamente». Otro de los desubrimientos de este viaje ha sido comprender la importancia que se le da en China a la educación. Siendo consciente de las diferencias culturales entre Oriente y Occidente, y desde su perspectiva como traductor, Barba subrayó la necesidad de realizar un verdadero esfuerzo por tratar de comprender al otro desde sus términos. Actualmente acaba de terminar una nueva novela que se publicará durante los próximos meses y se dedica al mundo de la traducción.


Irene Vallejo (izquierda)


Por su parte, la filóloga y escritora española Irene Vallejo fue galardonada en 2023 con (entre otros muchos) el premio Wenjin Book de la Biblioteca Nacional de China por su ensayo El infinito en un junco, siendo el primer libro en español que consigue este reconocimiento de la Biblioteca Nacional China. Publicado en 2019, El infinito en un junco ha sido traducido a más de 40 lenguas, entre ellas el chino. Desde el ensayo y la crónica, Irene Vallejo ha hecho las delicias de los lectores con su erudición en filología clásica a través de una escritura asequible. En esta obra, la autora explora los 30 siglos de historia del libro, combinando el rigor académico con un estilo sencillo, para transformar el ensayo histórico en un viaje a través del tiempo, los mitos, la memoria, la identidad y las culturas. La autora confiesa que en ningún momento se imaginó que su libro fuera a tener semejante éxito a nivel mundial y que de hecho nadie en la industria preveía que fuera a tener esta acogida: «En el momento en que escribí el libro parecía que todo el mundo estaba hablando del fin de los libros, y que era ir completamente a contracorriente, ya que trataba sobre lo que teóricamente ya no le interesaba a la gente: los clásicos, el libro tradicional, la historia antigua».

La escritora zaragozana ha aprovechado este viaje a China para celebrar el premio Wenjin Book de la Biblioteca Nacional de China, ya que el año pasado no pudo venir a recogerlo. En aquel momento ya se mostró emocionada por este reconocimiento «llegado de la cultura que inventó el papel» y dio las gracias a su editora y su traductora. Al igual que a Andrés Barba, a Irene Vallejo también le ha sorprendido el interés que ha suscitado su libro en China y le parece muy hermoso que los libros puedan atravesar tantas fronteras: «En un país tan alejado cultural y mentalmente de España es muy gratificante ver cómo los libros se abren paso de formas totalmente inesperadas. Sí que noto que es un país donde la gente valora mucho la educación y tiene ese espíritu de darle a sus hijos la mejor educación posible, invertir en que los hijos tengan muchas oportunidades, y eso hace que estén muy abiertos a estímulos y a lenguas».

Vallejo recuerda cómo su madre le transmitió mucho interés por la cultura oriental, por China y Japón, y confiesa lo mucho que le gusta la poesía. En medio de la entrevista saca de su mochila un libro de Wang Wei, poeta de la dinastía Tang, con el que ha viajado hasta China. A raíz de este viaje también se lleva muchas recomendaciones y destaca lo mucho que le interesan las filosofías antiguas, en lo que parece un llamamiento al diálogo pacífico entre civilizaciones: «Junto a este mundo clásico europeo está la fascinación por Egipto, que también está muy presente en el libro, y Mesopotamia, Babilonia, India; y luego está toda esta filosofía de Confucio, el Dao, todo eso siempre me ha fascinado, ver las conexiones que había, lo que se estaba pensando simultáneamente en esa antigüedad; cómo el Dao y Heráclito estaban al mismo tiempo hablando de cómo la realidad fluye, e incluso conjeturar qué contactos pudo haber a través de la India y de los viajes de Alejandro... ».

Esta curiosad innata de la escritora también le ha despertado un profundo deseo por conocer mejor la historia y el ethos de China, por comprender su realidad tan dinámica (de la que parece ya saber bastante), así como por explorar todo aquello que Occidente puede aprender de China: «Me interesa entender la mentalidad, que es distinta de la occidental, y entender bien esta polaridad entre el individualismo occidental y el sentido de lo colectivo oriental, con todos los matices que luego tiene; ese sentimiento de que no trabajas solo para ti mismo o para tu familia sino para una idea social más amplia es algo que me interesa mucho y que creo que además en Occidente podemos aprender mucho de eso. China, si contemplas su historia, esa capacidad que tienen de recuperarse y de afrontar los retos y de salir adelante una y otra vez a pesar de los obstáculos, eso es algo que me impresiona mucho, y que ahora se hayan convertido en un polo mundial increíble; si en algún sitio se está escribiendo el futuro es aquí (...) Otra cosa que me gusta también de China es cómo han sido capaces de mantener esa continuidad pero al mismo tiempo siempre recreándose y reinventándose, mezclando ideas de fuera con sus propias tradiciones y haciendo algo distinto, modulando y transformando».

Esperemos que en el futuro sigan aumentando las traducciones e intercambios literarios entre China y el mundo hispanohablante para trascender las incompresiones, los prejuicios, los estereotipos, la desconfianza y las imágenes distorsionadas de los otros, y fomentar a través de las distintas voces que ofrece la literatura el aprendizaje mutuo y la capacidad de encuentro.