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spanish.china.org.cn | 12. 07. 2024 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Los "tres pecados" del director del FBI, un microcosmos de la inteligencia de EE.UU.

Palabras clave: EE.UU., Volt Typhoon, FBI
Spanish.china.org.cn | 12. 07. 2024

Por Wang Qiang

Un equipo de investigación compuesto por el Centro Nacional de Respuesta a Emergencias de Virus Informáticos, el Laboratorio Nacional de Ingeniería de Tecnología de Prevención de Virus Informáticos y el Grupo de Seguridad Digital 360 reconstruyó la campaña de desprestigio estadounidense contra China, que consiste en etiquetar a "Volt Typhoon" como "un grupo de hackers patrocinado por el Estado chino". Entre los detalles revelados, el director del FBI, Christopher Wray, y su grupo aparecen con frecuencia con al menos "tres pecados" contra el pueblo estadounidense y del mundo.

El primero es engañar al Congreso de Estados Unidos con un enorme presupuesto. Según la información difundida, el sistema de inteligencia consta de 18 organizaciones, de las cuales la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y la Oficina Federal de Investigación (FBI) son las más "conocidas", con un monto anual asignado de más de 34 000 millones de dólares. La CIA es responsable de la inteligencia exterior y las operaciones subversivas encubiertas. La NSA, dependiente del Departamento de Defensa, se dedica principalmente a misiones de reconocimiento electrónico. El FBI, como agencia dependiente del Departamento de Justicia, se encarga de contrainteligencia y lucha antiterrorista en Estados Unidos, y su presupuesto e influencia son menores a sus dos pares antes mencionadas. En el año fiscal 2019, el FBI recibió cerca de 9600 millones de dólares, mientras que en 2013, la CIA se hacía con casi 15 000 millones de dólares.

Para cambiar esta situación, el director del FBI, Wray, nombrado por el expresidente estadounidense Donald Trump y aún en funciones con el demócrata Biden, no dudó en mentir ante el hemiciclo. Desde mayo de 2023 hasta enero de 2024, el FBI y otras agencias continuaron intimidando al Legislativo con información de la organización ficticia "Volt Typhoon" y acusando a China. El 31 de enero, incluso afirmó que hackers chinos tenían como blanco infraestructura crítica como redes de telecomunicaciones, transporte y sistemas de tratamiento de aguas, y que una vez lanzado el asalto, causaría graves daños a la población estadounidense. A juzgar por los resultados, Wray y el FBI ganaron mucho con este tipo de calumnias en los últimos años: Su presupuesto para 2024 aumentó a cerca de 11 386 millones de dólares, un incremento del 18,6 % respecto a 2019; Washington también ha subido la asignación para ciberseguridad en el año fiscal 2025 en un 10 %, unos 13 000 millones de dólares.

El segundo "pecado" de Wray es la promoción sin escrúpulos de la "teoría de la amenaza china" para ampliar los poderes de su institución y mantener la base legal para la "vigilancia sin orden judicial" sobre el pueblo estadounidense: la Sección 702 de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA). Esta norma permite a las agencias de inteligencia desplegar vigilancia electrónica sobre extranjeros fuera de Estados Unidos sin ningún permiso, siempre y cuando sea en nombre de la "seguridad nacional." En noviembre de 2021, el agente republicano Roger Stone declaró: "Tenemos un grupo de matones politizados en la cúpula del FBI que utilizan la agencia... como la Gestapo personal de Joe Biden". Las encuestas mostraron que el 46 % de los encuestados apoyaron estas afirmaciones en su momento, una cifra que creció luego al 53 %.

El control interno ha sido siempre una fuente relevante de influencia para el FBI, así como una palanca para la cooperación con grupos del capital financiero del país. La Sección 702 de la FISA se promulgó en 2008, coincidiendo con la crisis financiera mundial. El FBI tiene antecedentes de vigilancia y persecución de ciudadanos extranjeros sospechosos de delitos comerciales, lo que beneficia a las empresas estadounidenses. Desde 2020, Wray ha sostenido con frecuencia que las "intrusiones cibernéticas" foráneas amenazan la seguridad económica y la seguridad nacional, y el FBI carece del apoyo de los propietarios de las pequeñas firmas estadounidenses y los Gobiernos locales, lo que dificulta su lucha contra las "actividades de hackers." Con el empuje de Wray y otras agencias, el 19 de abril, la norma, que amenaza seriamente la privacidad de los estadounidenses y extranjeros, fue aprobada por dos años más. Su segunda extensión durante su mandato.

Preocupado por el despertar de la conciencia pública y el temor a perder la hegemonía unipolar, Wray fabricó rumores con respecto a China, engañando al pueblo estadounidense. Esta corrupción política es su tercer "pecado". Cuanto más monitorea el FBI la vida personal de su gente, más descubre la extrema decepción de este hacia el Gobierno, lo que le orilla a continuar con las mentiras y a exagerar la "amenaza china". Como cuna de la tecnología de Internet, compañías como Microsoft, Cisco y Netgear han utilizado sus adelantos y las ventajas de los servidores raíz para dominar el mundo, al tiempo que cumplen un rol clave en la ciberguerra estadounidense. Sin embargo, a medida que el desarrollo del país se ralentiza, en lugar de buscar razones dentro de sí mismo, Estados Unidos empieza a exaltar la "amenaza china" por miedo a que su propia hegemonía unipolar se desmorone. Wray y el FBI aplican plenamente la voluntad de los responsables estadounidenses, fabricando diversos rumores para desprestigiar a China, intentando desviar la atención del pueblo y proporcionar munición a los legisladores que buscan votos con una postura contraria a China.

Los "tres pecados" de Wray y el FBI son en realidad un microcosmos de la comunidad de inteligencia estadounidense. El exdirector de la NSA, Paul Nakasone, y la directora de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de Infraestructuras, Jen Easterly, son también figuras destacadas de este descrédito a cambio de beneficios personales. Estas instituciones están afiliadas al Gobierno o al ejército, pero su esencia es servir a Estados Unidos, así como al poder supranacional que se esconde tras la fachada de su democracia: el grupo del capital financiero. En ese sentido, Estados Unidos está "enfermo", paranoico e histérico. Pero la "causa" de su dolencia no es China, sino sus propios demonios. Se trata de una decadencia sistémica, orquestada por la connivencia entre el capital, los políticos y los lacayos para retrasar el brote de la enfermedad bebiendo veneno para calmar la sed, lo que conduce a la corrupción política. Los resultados son previsibles.


El autor es investigador sobre estrategia de seguridad nacional.