spanish.china.org.cn | 07. 06. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
¿Qué debería conmemorarse en el 80 aniversario del Día D?
El 6 de junio se celebró en la región costera de Ver-sur-Mer, Calvados, Francia, el 80 aniversario del Desembarco de Normandía, conocido como el Día D, con la asistencia de más de 20 líderes occidentales. Aunque es probable que este significativo acto quede registrado en la historia como el último aniversario quinquenal o decenal con los veteranos sobrevivientes, algunos comentaristas sugirieron que el acto acaparó una mayor atención debido a las tensiones internacionales en aumento. Los invitados de alto perfil y los discursos con carga política, entrelazados con un contenido cada vez más geopolítico, llevaron a algunos a preguntarse si se trataba de una auténtica conmemoración o una campaña de movilización bajo el disfraz de la “unidad”.
La escena más llamativa fue sin duda la intervención del presidente estadounidense, Joe Biden, quien inició rindiendo homenaje a los veteranos, pero rápidamente procedió a establecer comparaciones entre el Día D de 1944 y la actualidad, describiendo a la OTAN como “la mayor alianza militar del mundo” y que “el aislamiento no era la respuesta hace 80 años y no lo es hoy”, lo que los medios interpretaron como una crítica a la postura de “América primero” de su rival político nacional. Sin embargo, entre los puntos geopolíticos de interés anticipados por la prensa en el evento, el conflicto Rusia-Ucrania fue una constante a lo largo de la alocución, mientras que el palestino-israelí brilló por su ausencia.
Biden no es el primer dirigente estadounidense que hace un llamamiento a la alianza en esta ocasión. En lugar de ser solo un acontecimiento internacional, su conmemoración sirve de cita multifuncional para promover “perspectivas históricas centradas en Occidente”, defender los ideales diplomáticos estadounidenses y “unir a los aliados”. De hecho, desde el comienzo de la Guerra Fría, su aniversario ha tenido una doble función, culto a la influencia política de la Guerra Fría y la importancia de la unidad entre los aliados occidentales. El 40 aniversario del Desembarco en 1984, tuvo lugar en plena Guerra Fría. Durante el acto, el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan abogó por la “unidad occidental”.
Tras el final de dicho periodo, vino la etapa en la que hubo una reflexión colectiva sobre la guerra y la lucha antifascista. Durante el 60 aniversario, el otrora canciller alemán Gerhard Schröder fue invitado por primera vez, junto con el presidente ruso Vladimir Putin. Ahora, con acontecimientos como el conflicto Rusia - Ucrania exacerbando las divisiones y antagonismos en Europa, el significado del Día D como resistencia unida contra el fascismo ha bajado de intensidad, por no decir que se ha desvanecido casi por completo. Francia tenía la intención de invitar a representantes rusos al acto, pero finalmente no fue así. Esto refleja la frustración de mantener el verdadero espíritu de Normandía frente a la realidad actual. En su lugar, se enfatizó la confrontación de bloques en nombre de la libertad y la democracia.
No cabe duda de que los pocos veteranos presentes, junto con las más de 120 000 bajas aliadas y los innumerables civiles franceses inocentes, que formaron parte de la lucha global contra el fascismo, merecen un recordatorio eterno. Sin embargo, la cuestión reside en lo que constituye el verdadero espíritu de Normandía, en lo que se refiere a la capacidad de extraer lecciones de la historia y forjar colectivamente un futuro mejor. Esas enseñanzas deben asimilarse correctamente y destilarse en una sabiduría atemporal, en lugar de distorsionarse, adaptarse y explotarse arbitrariamente en aras de intereses políticos contemporáneos. La conmemoración del Desembarco de Normandía debe contemplarse en el contexto de una lucha mundial contra el fascismo y de una perspectiva justa de la historia de la Segunda Guerra Mundial.
El expresidente estadounidense Dwight David Eisenhower, a la cabeza de esta gran batalla, recordó más tarde en un discurso sus experiencias al mando de las tropas en el campo europeo y dijo: “Si las madres de cada tierra pudieran enseñar a sus hijos a comprender los hogares y las esperanzas de los niños de todas las demás tierras -en América, en Europa, en Oriente Próximo, en Asia-, la causa de la paz en el mundo estaría noblemente servida”. Tal vez ésta fuera la visión que Eisenhower tenía de Normandía: no se trata solo de la unidad de los aliados, sino también de un entendimiento mutuo más amplio. Como dijo un veterano en la fecha: “Ya hay suficientes problemas en el mundo como para tener que convertir a tu vecino en otro”. Es claro que la mayor lección de la Segunda Guerra Mundial es que el conflicto global es indeseable; garantizar que no se repita es el verdadero significado del homenaje al Día D.