spanish.china.org.cn | 05. 06. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
El Chang'e-6 demuestra su "carácter internacional"
A las 7.38 horas del martes, el Chang'e-6 despegó de la cara oculta de la Luna con muestras y llegó a la órbita lunar designada. Previamente, entre el domingo y el lunes, completó uno de los aspectos clave de la misión: el rápido muestreo inteligente de la cuenca del Polo Sur-Aitken. Hasta ahora, China es el único país del mundo que ha alunizado dos veces en esta zona. Además, es la primera vez que un ser humano recolecta muestras de su suelo. Este logro “histórico” y “notable” de China no solo representa su avance tecnológico en el rubro aeroespacial, sino que también añade una pieza importante al rompecabezas de la exploración lunar de la humanidad.
La noticia es emocionante. La Administración Nacional Espacial de China indicó con anterioridad que la misión implicaría “muchas novedades de ingeniería, altos riesgos y grandes dificultades”. El mundo exterior también creía en general que su aterrizaje estaba “plagado de inconvenientes”. En comparación con la cara cercana de la Luna, el terreno de la parte oculta es más accidentado. El área de alunizaje preseleccionada en la cuenca del Polo Sur-Aitken es más baja y con más cráteres, lo que dificulta las tareas de iluminación y medición, y por lo tanto, un aterrizaje tranquilo.
Por ello, cuando la serie de imágenes tomadas por el módulo de aterrizaje en la cara oculta se transmitieron a Tierra a través del satélite Queqiao-2, no solo recibió los clamores de los internautas chinos, sino también de la comunidad internacional, especialmente la científica, quien mostró un gran entusiasmo frente a la idea de que la sonda china “ayudara a responder preguntas clave sobre la evolución temprana del sistema solar”.
Este año se cumple el 20 aniversario del proyecto chino de exploración lunar. En retrospectiva, han sido dos décadas increíbles en la historia aeroespacial del país. Desde el Chang'e-1 al 6, de los estudios iniciales de la Luna a su profundización, de la observación de su superficie a la exploración de su cara oculta, de la teledetección al regreso con muestras... A partir de la concretización del plan de 3 etapas “órbita, alunizaje y regreso”, la cuarta fase avanza hacia nuevos objetivos. No solo la recolección de muestras de la zona, sino el alunizaje en el polo sur y el salto en el satélite natural. El éxito del lanzamiento y la operación del Chang'e-6 han aumentado aún más la confianza y las expectativas del pueblo chino en alunizajes tripulados antes de 2030 y en la culminación de una estación internacional integrada de investigación lunar antes de 2040.
El estudio del espacio por parte de China no solo parte de sí misma, sino que mira al mundo y beneficia a la humanidad. China siempre ha estado dispuesta a llevar a cabo intercambios y cooperación internacionales en detalle sobre la base de la igualdad y el beneficio mutuo, el uso pacífico y el desarrollo inclusivo. El Chang'e-6 ofrece oportunidades abiertas para la cooperación internacional. Asimismo, transporta cargas útiles de la Agencia Espacial Europea, de Francia, Italia y Pakistán, lo que resalta el “carácter internacional” del proyecto chino.
Entre ellas, el detector de radón francés funcionó durante las etapas de transferencia Tierra-Luna, órbita lunar y superficie lunar; el analizador de iones negativos de superficie lunar de la Agencia Europea operó durante la etapa de superficie lunar. Además, un retrorreflector láser italiano montado en la parte superior del módulo de aterrizaje sirvió como punto de control para las mediciones a distancia en la cara oculta de la Luna. Como resultado de los “esfuerzos colectivos”, la importancia de la misión trasciende fronteras y marca el progreso histórico de la unidad humana, la cooperación y el uso pacífico del espacio exterior.
Hemos observado que en la opinión pública occidental, la admiración por el éxito de China en esta ocasión supera con creces las alegaciones de “competencia espacial”. Además de la afirmación del poderío chino en ciencia y tecnología, también se alaba la apertura del programa “Chang'e” a la cooperación internacional. Por supuesto, hay algunos medios estadounidenses que se aferran a estereotipos y apuntan a que el país norteamericano debe “volver a poner a los humanos en la Luna antes que China”, de lo contrario “el modelo autoritario prevalecerá sobre el democrático”. Esta mentalidad no solo es inútil para el avance de la humanidad, sino que también hará que Estados Unidos pierda más oportunidades. De hecho, China siempre se ha centrado en “ocuparse de sus propios asuntos” y nunca ha fijado como objetivo “derrotar a sus oponentes”. Por lo tanto, se mantiene alejada de la ansiedad estratégica y deja de inquietarse por ganancias y pérdidas. Esta es la razón fundamental por la que puede ser práctica y firme en cada paso del camino.
Ante la inmensidad del espacio, la humanidad es una comunidad con un futuro común que comparte el bien y el mal. Una vez completado el recojo de muestras, el Chang'e-6 desplegó la bandera nacional china en la cara oculta de la Luna. Esta bandera simboliza el orgullo del país y el sueño común de la humanidad, porque la misión pertenece a todos. Cuando el “Chang'e” reveló al mundo la belleza de la Luna a miles de kilómetros de distancia, ofreció además una viva imagen del concepto de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad en el espacio exterior.