spanish.china.org.cn | 04. 06. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
La UE debe calcular los costos de frenar a las firmas chinas
Durante una visita a España el sábado, el ministro de Comercio de China, Wang Wentao, dijo que de acuerdo con el consenso alcanzado en la reciente reunión trilateral entre los líderes de China, Francia y la Unión Europea, espera un manejo adecuado de las fricciones económicas y comerciales a través del diálogo y la consulta, atención a las preocupaciones legítimas de ambas partes, y el evitar un descontrol en dichas disputas. Durante un recorrido en la fábrica de la empresa conjunta Chery-Ebro, Wang dijo que China y Europa tienen competencia y cooperación. Ampliar esta última y lograr beneficios para las dos partes en sana competencia es la manera correcta de llevarse bien.
Sus declaraciones brindan una vez más dirección y medios para resolver el reciente riesgo de aumento de tensiones comerciales por el uso discriminatorio del bloque de herramientas comerciales. Esto también es coherente con los actuales llamados en su seno. Los representantes de Francia y Alemania expresaron su rechazo a un enfrentamiento comercial con China en la reciente reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G7. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó que “Europa no está en una guerra comercial con China”. Asimismo, se sabe que las diferencias en Bruselas se han acentuado en cuanto a las investigaciones antisubvenciones contra China: “Los ministros de otros países rechazan las indagaciones”. Alemania, Suecia, Malta, entre otros han cuestionado la posible imposición de aranceles adicionales.
No hace mucho, Estados Unidos anunció un gravamen del 100 % a los vehículos eléctricos chinos. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y algunos otros políticos pidieron públicamente a la UE actuar del mismo modo, lo que de hecho ejerció mucha presión sobre ella. Pero si esta sigue los pasos de su socio al otro lado del Atlántico, el dolor será intenso de su parte. Washington hace ya algún tiempo que cerró la puerta a las unidades eléctricas chinas, y los tributos que impone son solo una cifra. Dado que Alemania y otros países europeos están profundamente integrados con el sector automotor y las cadenas de suministro chinas, la imposición de aranceles supondrá una pérdida de dinero real y un perjuicio para el libre comercio del que dependen el desarrollo y la prosperidad de Europa.
No solo en el comercio, las empresas chinas de nuevas energías están empezando a realizar inversiones sustanciales en Europa. BYD anunció en diciembre de 2023 la construcción de una planta de coches eléctricos en Hungría, y en abril de este año, Chery indicó la misma acción en España. Además, hay varias “inversiones previstas” de productores de autos. Por ejemplo, el Grupo SAIC indicó planes de una nueva fábrica en Europa, mientras que la Corporación Dongfeng haría lo propio en Italia. Estas inversiones no solo aportarán capital y capacidad de producción, sino que también contribuirán a crear valiosas oportunidades de empleo local. Socavar la cooperación en el rubro provocará graves pérdidas para ambas partes.
Para la UE, lo más relevante es comprender claramente sus propios intereses y la dirección de su desarrollo. Obviamente, al igual que China, es un actor firme en la respuesta global al cambio climático, y una vía de proteccionismo o incluso de aislamiento no le conviene. Si su principal exigencia es mejorar su propia competitividad industrial y evitar quedar atrás en la carrera, limitarse a prohibir y “ahuyentar” el capital y las empresas chinas no es crear una “barrera protectora” para su propio desarrollo competitivo, sino más bien bloquear la puerta. Los profundos cimientos establecidos por China y Europa durante su cooperación a largo plazo para abordar el cambio climático y la colaboración industrial deberían ser vistos como una ventaja a favor de la competitividad europea y no un “riesgo” a desechar.
En realidad, la UE debería darse cuenta de que China sigue siendo el socio con más probabilidades de seguir una vía de cooperación y beneficio mutuo. Estados Unidos debido a su interés de frenarla, tiene políticas y prácticas que dificultan incluso la “coexistencia competitiva”. Sin embargo, la UE es diferente. A menos que pretenda aislar a China y frenar su desarrollo tecnológico, ambos pueden alcanzar el beneficio mutuo. No hay necesidad de trabar el camino hacia el desarrollo del otro. Bajo un enfoque de “pensamiento incremental” a fin de expandir el sector de los vehículos eléctricos en las dos partes, y sin perder de vista el panorama general, si ambos pueden lograr una cooperación más profunda y extensa en el rubro, fomentar la electrificación e iniciar tecnologías inteligentes, aportarán de manera positiva a la transformación y modernización del ramo automotor.
Es necesario recordar que las recientes acciones del bloque han afectado la confianza de las firmas chinas con capital en él. Se espera que la UE perciba esto como una crisis en lugar de pensar que sus herramientas comerciales son “eficaces”. Aunque China aún no ha establecido contramedidas específicas, los medios europeos han tomado las ventas europeas al país asiático como “blanco potencial de represalias”, bienes desde el brandy y la carne de cerdo hasta los coches de lujo con motor de gran cilindrada estarían en riesgo. Seguir a Estados Unidos por la senda de aranceles extra no solo causará pérdidas económicas a Europa, sino que también dañará la confianza política mutua con China, cediendo espacios amplios de cooperación bilateral y beneficio mutuo. No es rentable, y Bruselas debería calcularlo cuidadosamente.