spanish.china.org.cn | 21. 05. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
¿Cuándo aprenderá EE.UU. que más y más aranceles no funciona?
Por Anthony Moretti
El famoso científico Albert Einstein dijo una vez: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.
El Gobierno de Biden está encantado con la continua emisión de aranceles y sanciones económicas contra China. Cada vez que lo hacen, desean que su población y la del mundo crean que tales acciones van en línea con la fiel creencia del país en el libre comercio y que la medida funciona.
Sin embargo, lo cierto es que ni es coherente con el libre comercio ni sirve al fin.
El último conjunto de gravámenes de la Casa Blanca, dado a conocer hace apenas unos días, va dirigido a una serie de productos chinos, incluidos los vehículos eléctricos (VE). Estas unidades fabricadas en China enfrentarían una tasa de hasta el 100 %.
Hay que tener en cuenta que cuando los consumidores piensan en VE, lo primero que viene a la mente es China. Datos recientes apuntan a que el país ha registrado un crecimiento interanual del 28 % en sus ventas, superando fácilmente a cualquier otro. De hecho, aproximadamente 6 de cada 10 VE adquiridos en el mundo son chinos.
Los críticos de Biden han notado la hipocresía de imponer tributos a la energía y tecnologías verdes, como estas unidades. El senador de Kentucky Rand Paul, que ha cuestionado repetidamente que el cambio climático sea real, escribió acertadamente: “Si hemos de creer a la veintena de alarmistas climáticos del Gobierno de Biden de que sin una acción inmediata el planeta sufrirá daños irreparables, ¿qué más da de dónde venga la salvación, es decir, la tecnología verde?”.
En el mundo “racional” en el que viven casi todos los políticos de Washington, a menos que Estados Unidos sea el líder mundial en un tema concreto, las “amenazas” a la seguridad nacional abundan por doquier.
Al igual que el niño mal perdedor que coge su pelota y se va a casa, negando a los demás la oportunidad de jugar, Estados Unidos no soporta no ser primero.
Es así que los aranceles son la versión “adulta” de agarrar la pelota e irse a casa. ¿Infantil? Sí. ¿Eficaz? Apenas.
La Casa Blanca justificó los nuevos aranceles diciendo que “durante mucho tiempo, el Gobierno chino utilizó prácticas desleales y contrarias al mercado” con el fin de avanzar en su agenda económica. Esta afirmación se repite a menudo en Washington, y en general se cree que Estados Unidos tiene un objetivo: impedir que China llegue a ser el número uno en áreas económicas clave.
En 2024, los VE yacen en el centro de las medidas impositivas, en 2023 fueron los chips. El año pasado, Washington insistió en que China tenía un deseo insaciable de adquirir los chips más sofisticados para fabricar los productos de vanguardia en el mundo. La “lógica” era algo así: Si China los compra y los puede usar, la seguridad de Estados Unidos estaría en peligro. En consecuencia, Washington prohibió la exportación de tecnología.
Problema resuelto, ¿verdad? Todo lo contrario. China fue capaz de darle vuelta al asunto, dejando perplejos a la Casa Blanca y a la mayoría de miembros del Congreso.
Cuando Donald Trump era presidente, Biden criticó su uso de aranceles y sanciones contra China. Una vez sugirió que “cualquier” universitario de primer año de Economía “podría decirte que el pueblo estadounidense está pagando los aranceles”. Entonces, ¿por qué ahora Biden no practica lo que predicó cuando era candidato?
A la Federación Nacional de Minoristas le gustaría seguramente una respuesta. La organización ha recordado a los estadounidenses que con el grave problema de la inflación - que conduce a un aumento de los precios- lo último que Biden “debería estar haciendo es crear impuestos adicionales sobre los productos del exterior que solventarán los importadores locales y, finalmente, los consumidores”.
Sin embargo, Biden y los principales políticos siguen estancados en la cámara de eco: los aranceles y penas económicas similares son una acción sensata. Un analista ha señalado que Washington ostenta una “modesta influencia económica” sobre China y que las sanciones ineficaces no generan temor en Beijing. Lamentablemente, ese experto apunta a medios económicos aún más enérgicos para que no haya duda de que Washington va en serio.
Eso parece ir de mal a peor.
¿Cuándo aceptará Washington que, para mostrar fidelidad con lo que representa, debe desechar la idea de los aranceles y las sanciones económicas?
El autor es profesor asociado del Departamento de Comunicación y Liderazgo Organizativo de la Universidad Robert Morris.