spanish.china.org.cn | 11. 05. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
Una mayor cooperación entre China y la UE es clave para sortear las incertidumbres mundiales
China, la segunda mayor economía del mundo, y la UE, el mayor bloque comercial, han cimentado una sólida base para la cooperación económica y comercial gracias a la complementariedad intrínseca de sus economías.
Su cooperación práctica y de mutuo beneficio puede ayudarles a aprovechar sus fortalezas económicas y liberar plenamente su potencial de crecimiento económico, lo que generará un impulso positivo para la economía mundial.
China y Europa son complementarias en una amplia gama de categorías industriales. Gracias a su gran capacidad de producción y a su menor coste laboral, China exporta cada año al continente una cantidad significativa de bienes esenciales e intermedios. El comercio bilateral sumará 783 000 millones de dólares en 2023.
Ambas partes están cada vez más entrelazadas en el fomento de importantes cadenas industriales, especialmente en sectores como el automotor y las nuevas energías. La sinergia de sus economías es evidente en estos ámbitos.
La complementariedad también es visible en los rubros tradicionales, en los que cada economía cuenta con ventajas únicas. China aumenta la compra de productos agrícolas europeos debido a la creciente demanda local por el incremento del poder adquisitivo en el país.
Muchas empresas conjuntas chino-europeas fabrican bienes que no solo satisfacen la demanda de ambos mercados, sino que también se exportan a terceros países. Esta sinergia es clara en sus cadenas industriales compartidas.
Para seguir mejorando la colaboración económica y comercial, es esencial centrarse en la cooperación práctica. La politización de las cuestiones económicas la perturba, en tanto que la imposición de restricciones comerciales perjudicará las actividades normales de producción.
La cooperación bilateral debe partir de las necesidades de ambas partes y tener en cuenta la construcción de toda la cadena industrial. La integración de sus propias cadenas favorece su desarrollo sostenido.
China y Europa también necesitan promover activamente la cooperación con terceros, que complementará aún más las ventajas de ambas partes, e integrar sus respectivas fortalezas para explorar un mercado más amplio.
La cooperación en campos tradicionales debe actualizarse continuamente para adaptarse al cambiante panorama tecnológico y a las exigencias del mercado. Las oportunidades entre China y Francia en energía nuclear y aviación son buenos ejemplos de ello. En áreas que responden a los requerimientos de desarrollo de ambas economías, como la tecnología verde, debe haber una mejor coordinación y aplicación de políticas.
Una mayor cooperación bilateral tiene el potencial de mejorar sus perspectivas económicas y comerciales. Esta podría abarcar diversos sectores como la inteligencia artificial, la biotecnología, la economía digital, los grandes datos, la computación cuántica, entre otros.
Su cuota combinada en la economía mundial supera el 40 %. Si ambas partes pueden evitar la trampa de politizar temas económicos y seguir cooperando y abriéndose de forma beneficiosa para ambos, tendrá un impacto positivo en el mantenimiento de la actual tendencia a la globalización.
China y Europa, en términos de cooperación industrial y libre comercio, pueden profundizarla para dar un buen ejemplo al mundo. Hoy, algunos países anteponen sus propios intereses a los de los demás, adoptando enfoques proteccionistas en el comercio mundial.
Tanto si se trata de antiglobalización como de proteccionismo, no debe permitirse que devenga una tendencia, porque si sucede, obligará a las diferentes economías a adoptar posturas similares. Por lo tanto, para China y Europa, es vital defender el libre comercio y la economía abierta, porque solo en esa dirección, podrán responder mejor al impacto de la antiglobalización y el proteccionismo.
A través de la mejora de la cooperación con terceros, ambas partes pueden contribuir con las economías y las condiciones de mercado fuera de sus fronteras. Esta colaboración puede ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, como la mitigación de la pobreza y la creación de nuevos puestos de trabajo.
El autor es director del Centro de Estudios sobre la Unión Europea y el Desarrollo Regional de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing.