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spanish.china.org.cn | 09. 05. 2024 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Un puente de amistad entre chinos y serbios

Palabras clave: China, Serbia, amistad
Spanish.china.org.cn | 09. 05. 2024

Hermosa ventana

En Belgrado, capital de Serbia, un moderno edificio blanco brilla bajo el radiante sol de principios de mayo junto a la calle Confucio. En 2016, durante su primera visita de Estado, el presidente chino Xi Jinping colocó la primera piedra de esta fascinante estructura.

Hablamos del Centro Cultural de China, construido sobre las ruinas de la embajada china en la antigua Yugoslavia por el Ministerio de Cultura y Turismo de China y el Gobierno provincial de Shandong.

Mientras el mandatario chino disfruta de su segunda estadía en el país, aprovechamos para conocerlo y ver cómo ha cobrado vida en su tarea de preservar la amistad de los pueblos.

Las estatuas de dos filósofos chinos, Laozi, fundador del taoísmo, y Confucio, a ambos lados de la entrada, representan una escena clásica en la que este último le pregunta al primero sobre ritos y rituales.

Las mentes brillantes surgen de la comunicación con los demás y las grandes civilizaciones valoran el aprendizaje mutuo.

El centro, con una superficie de 6000 metros cuadrados, exhibe muebles de estilo chino transportados desde China en el tren expreso China-Europa. La estructura va más allá de la belleza superficial, se trata de un animado escenario para el aprendizaje sobre China, un puente que une a dos pueblos y una cuna para la amistad bilateral.

Vladimir Roglic, informático en Belgrado, aprende tai chi en sus aulas. Su interés por China nació en la escuela primaria cuando practicaba karate y su vecino le dio un folleto sobre tai chi.


Un equilibrio perfecto

Roglic siguió los movimientos paso a paso y se enamoró de la práctica por su "dinámica meditación".

"No es como el yoga, que adoptas posturas y meditas; no es un deporte intenso en el que 'luchas'; es un perfecto camino intermedio, igual que el símbolo del tai chi. Se trata de lograr un equilibrio perfecto entre el blanco y el negro, el yin y el yang", explicó.

Roglic, que habla chino con fluidez, espera poder visitar algún día las montañas de Wudang, en la provincia china de Hubei, para mejorar su técnica en artes marciales en el "lugar sagrado" del taoísmo.

De todos los cursos, el de tai chi es el más popular, pero también se ofrece el idioma chino, caligrafía y el guzheng (un instrumento tradicional chino), y pronto se unirán las clases de cocina y ceremonia del té.

La compañera de clase de caligrafía de Roglic, Danijela Radanovic, es policía del Ministerio del Interior de Serbia. Lleva estudiando chino alrededor de un año y empezó con la caligrafía en abril para complementar su aprendizaje.

Hace mucho que a Radanovic le interesa la cultura china, la caligrafía, la música y la arquitectura. Pero empezó a estudiar chino por una razón concreta: quería ayudar a más turistas y empresarios chinos con dificultades en Serbia.

Mientras se prepara para viajar a China en septiembre en un programa de intercambio, Radanovic compartió su emoción por ver el país con sus propios ojos y probar la auténtica comida china.

"Tengo muchas ganas de ir a la provincia de Sichuan para ver los pandas. Pero también hay otros lugares a los que quiero ir... Quizá algún día viva en China", indicó.

En conversaciones con estudiantes del centro se percibe un fuerte sentimiento de amistad y cordialidad.

El lugar abrió sus puertas a manera de prueba hace muy poco, y Milica Milovic fue la primera trabajadora local. Milovic afirma sentirse orgullosa de formar parte de esta amistad de hierro entre su país y China con su labor en el instituto. Cuando se le preguntó por lo primero que le viene a la mente en relación con China, Milovic cantó la famosa "Bella Ciao", una melodía italiana que ganó popularidad en las calles chinas en 1977, gracias a la película yugoslava “El puente”.

Milovic mencionó el trágico bombardeo de la embajada china en 1999 como uno de los primeros lazos de unión entre China y Serbia, y señaló que la amistad se ha ido enriqueciendo y fortificando a lo largo de los años.

El presidente Xi, en su artículo publicado el martes en el medio local Politika, escribió: "La amistad China-Serbia, forjada con la sangre de nuestros compatriotas, permanecerá en la memoria de los pueblos chino y serbio, y nos inspirará para marchar hacia adelante a grandes pasos".

La enorme pintura de peonías que decora el vestíbulo del centro cultural titulada: "Tiempos de paz y prosperidad”, refleja el deseo común de que China y Serbia progresen de manera mutua y unan sus manos para construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad en la nueva era.


Amigos verdaderos

Milovic recordó su estancia en Changsha, una apacible ciudad de la provincia central china de Hunan, en 2023 para mejorar su chino, durante la cual "empezó a aprender más sobre la cultura china".

"Aunque me gusta la cultura, la música y la comida chinas, lo que más me hace querer al país es su gente”, sostuvo.

Sus declaraciones son testimonio de que, en medio de intercambios en comida, música y arte, cultura u otros sectores como el comercio y la tecnología, lo que más importa son las personas.

Como Confucio dijo hace 2500 años "es una delicia tener amigos que vienen de lejos", en Belgrado se trata a los chinos como verdaderos amigos.