"Exceso de capacidad" y "debilidad de la moneda" son las nuevas cartas de EE.UU.

Además de la exageración sin fundamento sobre el "problema de exceso de capacidad" en relación con las exportaciones chinas de productos de nuevas energías, algunos occidentales vuelcan su atención a la moneda china y la presión de su depreciación, y tratan de combinar ambos como excusa del proteccionismo estadounidense que restringe las ventas chinas.

El Wall Street Journal publicó el sábado un artículo en el que atribuía el auge de las exportaciones chinas no solo a la “abultada capacidad industrial”, sino también al “tipo de cambio más bajo” de su moneda. Esta lógica sin pies ni cabeza refleja cómo algunas élites estadounidenses ganan en histeria y pierden escrúpulos en su campaña para frenar a las firmas chinas a favor del proteccionismo comercial.

El tipo de cambio del yuan ha sido durante mucho tiempo una cuestión delicada en las relaciones entre China y Estados Unidos. Las élites de Washington se entusiasmaron en su día por persuadir al Gobierno estadounidense de declarar a China como “manipuladora de divisas”. En la actualidad, aunque no hay pruebas que sugieran que se está empezando a hablar de ello, el bombo mediático sobre la depreciación del yuan no ha cesado, lo que refleja la fuerte inercia de una mentalidad estrecha y anticuada.

La paridad central del yuan aumentó el lunes 69 pips, hasta 7,0994, frente al dólar, según el Sistema de Comercio de Divisas de China. El yuan ha perdido valor desde principios de año, cuando se situó en 7,0770 el 2 de enero, pero un ligero tropiezo es normal y no tendrá mucho efecto en la economía.

Muchas divisas asiáticas se han visto afectadas este año por la fortaleza del dólar. La semana pasada el yen llegó a 160, su punto más bajo desde 1990. Mientras otras siguen descendiendo, el yuan se mantiene en el sector.

La principal razón de este retroceso es el poder del dólar. Los bancos centrales de la región se preparan para mayores turbulencias, ya que la perspectiva cada vez más lejana de recortes en los tipos de interés estadounidenses en un futuro próximo hace temblar las divisas asiáticas.

Resulta irónico que algunas élites estadounidenses insistan en que la “debilidad de la moneda” china alimenta sus ventas al exterior a expensas de otras naciones exportadoras, pero lo cierto es que es su irresponsable política monetaria la que ha provocado la depreciación de las divisas asiáticas.

En medio de la incertidumbre económica causada por una agónica demanda mundial, la caída anormal de una moneda es uno de los riesgos financieros que suscitarán la fuga de capitales y erosionarán la fe social. Pocos analistas creen que los países asiáticos quieran manipular sus divisas a la baja.

Una moneda débil contribuye a aumentar las exportaciones, pero si algunos estadounidenses creen que la depreciación de las divisas asiáticas perjudica los intereses de su economía, no hay que culpar a las exportaciones asiáticas, sino a la irresponsable política monetaria de su país.

La depreciación del yuan es leve en comparación con otras divisas importantes de la región. Es probable que enfrente nuevas presiones a la baja si la Reserva Federal continúa con una política monetaria descuidada, pero China es capaz de estabilizar el mercado y mantener estable su moneda en un nivel razonable y equilibrado.

Su resistencia se sustenta en el progreso constante del país, en el desarrollo económico y en la ampliación de su escala económica en las últimas décadas.

Estados Unidos exagera sin razón la falsa narrativa de la “sobrecapacidad” y su verdadero propósito es atacar a la economía china, especialmente a su sector exportador. Algunos observadores creen que dicha retórica ha sustituido al de la “manipulación de la moneda” como la última excusa para el proteccionismo, pero probablemente nos enfrentamos a una situación más compleja, ya que algunas élites estadounidenses intentan combinar estos dos argumentos para restringir las ventas chinas al exterior.

Es fácil ver a través de sus trucos. Esperamos que Estados Unidos pueda frenar  el auge interno del proteccionismo comercial y volver a la senda del libre comercio.