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spanish.china.org.cn | 28. 04. 2024 | Editor:Eva Yu [A A A]

Estados Unidos vive atormentado por el desarrollo de China en la energía limpia

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Spanish.china.org.cn | 28. 04. 2024


Por Jorge Fernández


La actitud que adopta Washington de cara al desarrollo tecnológico de China, anuncia un intento desesperado que toma a la mentira, al desprestigio y a la incordia para enmascarar sus propias debilidades.


La preocupación de Estados Unidos por la velocidad a la que crece y se desarrolla la tecnología de China, especialmente la de las industrias verdes, se está magnificando desproporcionadamente. Es tal la desmesura que resulta de sus propias inseguridades y de una realidad contundente —concretamente que Estados Unidos va en camino de perder una rebanada considerable del mercado tecnológico global—, que la prioridad de la clase política en Washington no es corregir debilidades y vicios sino que apunta, por el contrario, al método de la difamación y el desprestigio contra China.

Vista con minuciosidad, la política que está desplegando la “intelligentsia” norteamericana se orienta castigar el derecho a China a competir en una economía de mercado. Para ello, se ha dado a la tarea de incorporar argumentos tanto ridículos como infantiles para impedir el flujo de productos tecnológicos. Sus acciones van desde la imposición de medidas arancelarias —violatorios a las reglas del comercio internacional—, acusaciones sustentadas en supuestas amenazas a la seguridad nacional, hasta ataques directos a políticas impulsadas por estrategas de China, las cuales ponen al descubierto el temor que ya se ha apoderado de Washington, quien busca parapetarse y a la vez construir un muro alrededor de China.

Anteriormente, Estados Unidos solía recurrir a acusaciones contra productos chinos por su mala calidad. Pero ahora, en un momento en que los bienes chinos se distinguen por su durabilidad, eficiencia y precios competitivos, la estrategia apunta a incordiar entre terceros países, respaldada en los supuestos daños que el desarrollo tecnológico de China causará en sus economías. Países en Europa, potencias como Japón o actores clave en la manufactura, como México, están bajo presión de Washington, quien ahora más que antes está presto a alienarlos contra China, acusándola de ser un elemento dañino en la producción industrial, en economías productoras y en el comercio internacional de productos verdes.

Cuando Estados Unidos lidera, entonces se coloca en una elevada atalaya de autoridad moral, e insta al mundo a participar con ahínco en el libre comercio y la división del trabajo; Washington se asume defensor y protector de la economía de mercado. No obstante, cuando el viento no está a su favor y percibe un elemento que pone en entredicho su supremacía, entonces opta por prácticas cuestionables, inmorales y en ocasiones ilegales. ¿Es que acaso la producción en Estados Unidos no conoce lo que es la competitividad? La reacción adoptada por la primera potencia económica del mundo no revela seguridad y confianza, sino un temor a ser desplazado por una economía que ha crecido y se ha fortalecido respetando las reglas y las instituciones construidas por la comunidad internacional.

La hipocresía aflora con el argumento de que China ofrece subsidios a sus industrias. La realidad es que todas las grandes economías del mundo lo hacen, y no precisamente de forma subrepticia, incluido Estados Unidos. Hay que hacer notar que en la clasificación de economías que impulsan la producción a través de subsidios, la estadounidense lidera, y no solo en la elaboración, por ejemplo, de vehículos de nuevas energías, sino en actividades estratégicas como la agricultura. ¿Acaso nadie le ha dicho a la “intelligentsia” estadounidense que en una economía de mercado es normal que la oferta no exceda a las demandas? Hay veces, por el contrario, que ocurre todo lo contrario. Estados Unidos parece buscar encubrir sus propias incompetencias con estrategias retóricas que impiden la construcción de un ambiente sano en el mercado.

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