spanish.china.org.cn | 25. 01. 2024 | Editor:Lety Du | [A A A] |
Boeing es ejemplo del peligro del proteccionismo de EEUU
La creciente crisis de Boeing aumenta la frustración y enfado en el sector aeronáutico, dado los repetidos problemas de seguridad del gigante estadounidense, que ponen de manifiesto su escaso control de calidad, junto con los fallos regulatorios y la estrechez de las políticas industriales de Washington que claramente no tienen fácil arreglo.
Dos aerolíneas estadounidenses han sembrado dudas en las órdenes de los Boeing 737 MAX. Scott Kirby, director ejecutivo de United Airlines, uno de sus grandes clientes, dijo en una entrevista con la CNBC el martes que las inmovilizaciones del MAX 9 son "probablemente la gota que colmó el vaso", lo que indica a la compañía que debe buscar "planes alternativos" para su inventario.
En otra entrevista con la NBC el martes, el director ejecutivo de Alaska Airlines, Ben Minicucci, reveló que la compañía encontró "algunos pernos sueltos en muchos "Boeing 737 Max 9. "Estoy, más que frustrado y decepcionado, enfadado", dijo, según extractos de sus declaraciones.
Estas firmas tienen motivos de sobra para estar desencantadas. En este rubro, la seguridad es básica, ya que cualquier dificultad puede causar daños de consideración a la vida y la propiedad. Este tipo de fallas suponen para Boeing un gran desafío, convirtiéndose en un fuerte perturbador del funcionamiento de las aerolíneas.
De hecho, United Airlines acaba de advertir a los inversores que registrará pérdidas mayores de lo previsto en el primer trimestre debido a la inmovilización de todos los aviones 737 MAX 9 después de que una compuerta saliera disparada en el vuelo de Alaska Air el 5 de enero.
En todo caso, los comentarios de los directores ejecutivos sugieren que la crisis de seguridad no es algo que Boeing pueda sofocar rápida o fácilmente. Esto se debe a que, desde que comenzó la debacle a principios de este mes, han seguido apareciendo informes sobre diversas averías en sus naves, lo que indica que sus controles de calidad enfrentan un error sistémico que no puede solucionarse solo abordando un caso aislado.
Por ejemplo, un Boeing 757 perdió una rueda momentos antes de despegar del aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta el sábado, reportó Fox Business el martes.
La semana pasada, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se vio obligado a cambiar de avión para regresar a Washington desde Davos después de que el Boeing 737 en el que debía embarcar sufriera una falla crítica relacionada con una fuga de oxígeno.
Se ha analizado mucho por qué Boeing está plagada de repetidos percances mecánicos, como su excesiva dependencia en la subcontratación de piezas con el fin de maximizar los beneficios y la negligencia en el control de calidad.
No obstante, puede que solo se trate de cuestiones superficiales. En el fondo, la gestión de Boeing que ha dado lugar a defectos en la producción son inseparables del fracaso de la normativa y la protección gubernamental.
Debido a la limitación de recursos, la Administración Federal de Aviación ha externalizado por mucho tiempo algunas de sus responsabilidades de supervisión a Boeing y otros fabricantes a favor de una autocertificación, según un informe de NPR, lo que significa que esta ha sido "atleta y árbitro" a la vez lo que se refiere a control de seguridad.
El Gobierno estadounidense ha sido uno de los mayores clientes de Boeing y su mayor defensor. No es secreto que la empresa ha sido por mucho uno de los mayores beneficiarios de exenciones fiscales, subvenciones y préstamos.
En cuanto a las disputas comerciales, Washington impuso aranceles a Airbus para proteger la posición de Boeing en el mercado estadounidense. Además, las autoridades presionaron a otros países para que compraran sus productos, a veces ofreciéndoles préstamos.
La pérdida de competitividad de la marca se debe en parte al excesivo apoyo gubernamental, que ha hecho perder al gigante el sentido de la urgencia en los controles de calidad y otros temas que afectan su ventaja competitiva.
Está claro que la influencia estadounidense se ha convertido en una garantía de cuota de mercado más poderosa que la competencia en producción. Pero esta protección puede ser contraproducente.
Si Boeing sigue dependiendo de ella a nivel internacional, en lugar de resolver sus temas de seguridad, puede convertirse en el "niño mimado" de la fabricación de alta gama en Estados Unidos y perder su posición clave en la industria manufacturera del país.
Pase lo que pase con él, Estados Unidos sigue siendo líder en algunos ámbitos de la manufactura. Mientras este se esfuerza por recuperar empleos en el ramo, vale la pena reflexionar sobre la crisis de Boeing. Si la política industrial de Estados Unidos sigue apoyándose en el proteccionismo, la competitividad de su sector manufacturero quedará en entredicho.