spanish.china.org.cn | 12. 01. 2024 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
El 2024 arranca bien en los intercambios entre China y EEUU
Los intercambios entre China y Estados Unidos en diversos campos tuvieron un buen comienzo en 2024. En el primer día del año, sus líderes intercambiaron cartas de felicitación por el 45 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas. A continuación, el 8 y 9 de enero tuvieron lugar en Washington el XVII Diálogo de Coordinación de Políticas de Defensa. El martes, Liu Jianchao, jefe del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de China visitó el país norteamericano y fue invitado a pronunciar un discurso en el Consejo de Relaciones Exteriores, asimismo conversó con la parte estadounidense. Mientras tanto, las visitas de un equipo de tenis de mesa de la Universidad de Beijing y de su par de la Universidad de Virginia repitieron la clásica escena de la historia en los vínculos bilaterales: el empuje de la bola pequeña a la grande.
Los intercambios simultáneos en lo militar, diplomático y civil son notables en este periodo en el que las relaciones se estabilizan y repuntan. La reanudación y el acercamiento de los contactos es lo que anticipan sus sociedades, así como la comunidad internacional. Si ella son estables, la situación mundial evitará el caos; si son inestables, el resto del mundo sufrirá.
Las percepciones, políticas y acciones de Washington hacia China en los últimos años las llevaron en su día a un punto bajo y crearon enormes riesgos y peligros potenciales para el mundo. Las graves consecuencias de las políticas miopes estadounidenses la obligaron a una reflexión y las preocupaciones y expectativas de la comunidad internacional formaron una sinergia que la impulsó a realizar ciertos ajustes en sus relaciones con China. Tras la reunión de San Francisco, mostró más entusiasmo que antes a la hora de poner en práctica el importante consenso de ambos jefes de Estado, y esperamos que esto sea el resultado de un aprendizaje de lecciones sobre los giros y cambios en los vínculos bilaterales el año pasado para que no vuelva a cometer los mismos errores.
A principios de 2023 también surgieron signos de relajación, pero fueron rápidamente interrumpidos por el sensacionalismo estadounidense en lo referente al "incidente del globo". Muchas de sus acciones reales sobre cuestiones relativas al estrecho de Taiwán, el Mar Meridional de China y las exportaciones de alta tecnología a China no solo no aplicaron el consenso de los líderes y los compromisos del presidente estadounidense Joe Biden, sino que algunas fueron en dirección diametralmente opuesta, creando un vórtice tras otro. Este año, los vínculos deben liberarse de estos remolinos.
En el tema, China ha insistido siempre en el respeto mutuo, la coexistencia pacífica y la cooperación beneficiosa para todos. Estados Unidos debería encontrarse realmente a mitad de camino con China. Mientras la siga catalogando de "rival" o incluso de "amenaza", todas sus políticas hacia ella acabarán empujándola en esa dirección y sus gestos de aliviar las tensiones, así como la comunicación y los intercambios, pueden ser vistos por ella como meras maniobras tácticas o medidas expeditivas sin sinceridad, o incluso con mala intención. Washington necesita colaborar con China para reconstruir la confianza política mutua básica; de lo contrario, será imposible lograr un desarrollo sano, estable y sostenido de las relaciones bilaterales.
Estados Unidos, por un lado, impulsa lo que denomina una intensa competencia con China, mientras que, por otro, teme que la misma se salga de control y devenga un conflicto. Esto en sí mismo es contradictorio. Si busca el diálogo y los intercambios con el único propósito de competir de forma "segura" y sin temores, la eficacia de dicha comunicación y contactos será limitada. Es aún menos probable que garantice que la competencia iniciada por él mismo se mantenga siempre dentro de los "límites" previstos, por ello debería abandonar esta idea poco plausible lo antes posible.
En esta ronda de comunicación, China ha expresado su sincero deseo de reforzar la cooperación y su buena voluntad para una coexistencia pacífica. Sin embargo, también ha reiterado su inquebrantable determinación de no transigir ni ceder en la cuestión de Taiwán. Estados Unidos debe reconocer y respetar sus inquietudes principales. En temas que guardan intereses fundamentales de China, especialmente Taiwán, en su mismo centro, Estados Unidos debe actuar con cautela y no cruzar las líneas rojas. Es un requisito previo para la correcta gestión de las relaciones bilaterales. Sin esta base, las discusiones de peso resultan imposibles.