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spanish.china.org.cn | 10. 01. 2024 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

“Chips de menor categoría" de Nvidia para China no son una solución a largo plazo

Palabras clave: Nvidia, chips, tecnología
Spanish.china.org.cn | 10. 01. 2024

VCG


Según medios extranjeros, el fabricante de chips estadounidense Nvidia tiene previsto iniciar en el segundo trimestre de 2024 la producción en masa de un chip de inteligencia artificial (IA) diseñado para China que cumple con las más recientes normas de exportación estadounidenses. Las fuentes apuntaron que su lanzamiento estaba previsto inicialmente para el pasado mes de noviembre, pero el plan se retrasó debido a dificultades entre las marcas de servidores para integrar los chips. Al mismo tiempo, en algunos medios foráneos existe el rumor de la renuencia de los clientes chinos a comprar estas versiones "de menor categoría”, lo que ha desatado un acalorado debate en China y Estados Unidos. Aunque con posiciones y mentalidades diferentes, ambas partes coinciden en que esta situación anómala es insostenible.

Nvidia se vio obligada en dos ocasiones a diseñar y producir chips específicamente para el mercado chino, algo absurdo en la historia del comercio internacional; cómo un país que presume de ser la mayor economía de mercado del mundo distorsiona y destruye los intercambios económicos y comerciales normales y legítimos, así como la cooperación con formas diametralmente opuestas a los principios de una economía de mercado y a las reglas del comercio internacional; y cómo una multinacional intenta todo lo posible para conservar un mercado importante, sobrevivir y desarrollarse. El libre comercio ha caído en las garras de la política estadounidense de control de las exportaciones, y Nvidia no es la única víctima.

En un estado ideal de globalización económica y libre comercio, la colaboración entre Nvidia y el mercado chino no solo es razonable y lícita, es también de mutuo beneficio para todos. China representa alrededor del 20 % de sus ingresos, algo difícil de abandonar para una firma comercial. A fin de eludir las restricciones a la exportación de Estados Unidos, la marca jugó en Washington al "águila caza el pollo". Aunque se trata básicamente de salvaguardar sus intereses, su persistencia y adaptabilidad son positivos en medio de la dura presión por la "disociación en ciencia y tecnología" con China. Además, sería bastante triste que ninguna de las compañías estadounidenses lo hiciera.

Sin embargo, sortear los controles reduciendo la calidad de los chips es un recurso temporal en circunstancias especiales, no una solución a largo plazo. En primer lugar, esta "versión castrada", como la denominan los internautas chinos, perderá competitividad en el mercado chino. En segundo lugar, la incertidumbre de posibles intervenciones de Washington en cualquier momento es una preocupación que los clientes chinos de Nvidia no pueden ignorar. El nicho que la marca está forzada a renunciar sirve sin duda de motivación y oportunidad para el desarrollo acelerado de los chips chinos.

En otras palabras, el propósito de los controles estadounidenses es restringir el progreso de la alta tecnología china. Sin embargo, el resultado final es, irónicamente, estimularlo. Se trata de un caso típico de consecuencias imprevistas, en el que las propias empresas estadounidenses, como Nvidia, devienen indiscutiblemente en bajas del proceso.

Compañías como Nvidia y algunas mentes perspicaces en Estados Unidos ya habían previsto el desenlace. En julio del año pasado, las firmas estadounidenses de semiconductores emitieron una inusual "petición", en plena discordancia con el endurecimiento de las restricciones a la exportación de chips y equipos de fabricación de semiconductores a China. La Asociación de la Industria de Semiconductores de Estados Unidos publicó una declaración en la que advertía que dicho control podría repercutir en el propio país norteamericano. Sin embargo, como era de esperarse, Washington hizo caso omiso a la solicitud y, como bien sabemos, las trabas siguieron aumentando.

Según un informe de The Wall Street Journal del 8 de enero, un panel de la Cámara de Representantes se quejó de que los actuales controles a la exportación de chips no eran lo suficientemente estrictos y exhaustivos. Instaban al Gobierno de Biden a tomar "medidas más enérgicas para frenar el creciente dominio chino en la producción de microchips de generaciones anteriores". Curiosamente, muchos internautas estadounidenses comentaron esta indignante propuesta, diciendo: "Ellos (los proponentes) no quieren competitividad; quieren construir altos muros para excluir los productos chinos de los mercados estadounidenses/occidentales"; "Desgraciadamente, estos esfuerzos solo llevarán a los estadounidenses a la pobreza"; "Suena muy desesperado". Tanto en el sector empresarial como en el público en general, cada vez hay más gente sobria, mientras que solo los políticos de Washington siguen blandiendo sus espadas en un imaginario campo de batalla.

De hecho, lo que más temen las empresas estadounidenses del rubro no es otra cosa, sino la naturaleza impredecible, errática y volátil de las políticas de Washington en el ramo tecnológico vinculado con China. Esta es la mayor causa de incertidumbre. Mientras continúen sus esfuerzos por reprimir y frenar a China, la "duda" en las normas estará siempre presente. Tarde o temprano, esto llevará al mundo a perder confianza en la cadena de suministro estadounidense. No solo las compañías chinas; las de otros países también dudarán en confiar en Estados Unidos y buscarán nuevos mercados estables. El rendimiento inferior al esperado de los chips de la versión "de menor categoría” de Nvidia es una señal de alarma.