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spanish.china.org.cn | 08. 01. 2024 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Más división y violencia en EEUU a puertas de 2024

Palabras clave: EEUU, violencia, división
Spanish.china.org.cn | 08. 01. 2024

Por Elías Cepeda


EEUU está dividido. EEUU es violento.

Estados Unidos entra en un año electoral con dos candidatos que se conocen muy bien. Cada uno señala a sus decenas de millones de seguidores que el otro destruirá la nación. Su último enfrentamiento por la presidencia produjo un intento de autogolpe. La campaña de reelección de Biden ya ha dicho que este, en un discurso el 6 de enero, tres años después de los atentados del Capitolio, argumentará que Donald Trump representa una amenaza existencial para la democracia.

Entre los afines a los autores de la revuelta en el Capitolio, desde Trump hasta sus miles de soldados rasos, la violencia política no ha hecho sino ganar tracción y considerarse necesaria.

Un tercio de los votantes republicanos la aprueban ahora que no controlan la Casa Blanca. Con el capitán de su equipo en el Despacho Oval, solo el 13 % de los demócratas cree lo mismo.

Los estadounidenses llamados a las urnas están divididos en partes iguales y casi la mitad de ellos no simpatiza ni con el Partido Demócrata ni con el Republicano. Los que se identifican con otras organizaciones no parecen ponerse de acuerdo en cómo abordar muchos de nuestros problemas más acuciantes.

Por ejemplo, más del 75 % de los votantes demócratas creen que el cambio climático es una seria amenaza nacional frente a solo el 23 % de los republicanos.

En nuestra nación, fundada sobre el genocidio y la esclavitud, demócratas y republicanos yacen en polos opuestos en cuanto a la magnitud de la discriminación racial. Los salarios están estancados, los precios de los productos de primera necesidad siguen por los aires y el número de personas sin hogar es galopante. El pueblo está enfadado y se siente desatendido y desesperado. Tenemos más armas de fuego que cualquier otra nación, multiplicado por dos. Ahora, su ventas avanzan al doble de la tasa de hace dos décadas, con 60 millones de armas nuevas adquiridas entre nuestro último año de elecciones presidenciales en 2020 y 2022.

Mientras cientos de miles de personas salen a las calles, los funcionarios de nuestro Gobierno incrementan la vigilancia. Legalizan la agresión y el atropello, en tanto los fiscales acusan de terrorismo a manifestantes pacíficos.

Hay mucho que temer. Se dio demasiada credibilidad a nuestras pretensiones democráticas. Nos hemos quedado rezagados con respecto al resto del mundo desarrollado en ámbitos como la educación y la sanidad.

Las divisiones entre nosotros son claras y peligrosas. Menos celebradas, quizá porque no sirven a nuestra clase dirigente, son las muchas formas en que los estadounidenses están unidos, aunque todavía no nos demos cuenta de ellas.

Sí, ambos partidos disfrutan de una división paritaria del 29 % del electorado, pero eso significa que la clara pluralidad de votantes no se identifica con ninguno de ellos. Millones de ciudadanos más no votan en absoluto, pero siguen participando en las marchas.

Los estadounidenses están desanimados y enojados, pero activos. Nos une nuestra baja estima del statu quo y del establishment gobernante. Dado que la mayoría de ellos enfrentan tensiones y crisis comunes, es muy posible que empecemos a reconocer nuestros puntos en común.

Cientos de miles de personas alzan su voz en oposición a las acciones de Estados Unidos e Israel contra el pueblo palestino. Miles de trabajadores entran a los sindicatos y hacen huelga en todos los sectores.

La mentira de que nuestros principales partidos están divididos (cuando, de hecho, trabajan juntos a la perfección para empeorar la crisis climática, expandir el imperialismo beligerante y promover los intereses corporativos y de las instituciones financieras) es explotada por los políticos para alimentar los conflictos más violentos entre civiles. Esta mentira, y la división fabricada, también permiten que crezca una violencia doméstica más profunda y sistémica: la perpetrada por el Estado estadounidense contra su pueblo.

Las élites se esfuerzan por hacernos creer que tenemos intereses tan disímiles como para odiarnos. En varios aspectos parece que lo están consiguiendo de cara a 2024, pero aún tenemos la oportunidad de despertar y actuar frente al hecho de que tenemos más en común entre nosotros que con cualquiera de ellos.


El autor es columnista en Chicago especializado en política y cultura estadounidenses. También es catedrático de inglés y periodismo crítico.