La Iniciativa de la Franja y la Ruta: un bien público para un mundo interconectado

En la comunidad internacional hay pocas dudas sobre la existencia de un "déficit de desarrollo" y las limitaciones que éste impone a la búsqueda de la justicia, la paz, la estabilidad y la prosperidad por parte de la humanidad.

Muchos de los desafíos globales que enfrenta la humanidad pueden atribuirse a las brechas de desarrollo entre países y pueblos. Sin embargo, hasta hace relativamente poco, se había dicho más de lo que se había hecho para abordar este déficit.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta, como respuesta china a las preguntas de larga data que rodean las preocupaciones de desarrollo global, ha sido bienvenida y respaldada como un bien público pragmático que promueve la conectividad y la cooperación internacionales. Su potencial como medio para estimular el desarrollo global ha sido ampliamente reconocido. Si sus críticos occidentales la observaran objetivamente, ellos también apreciarían tanto sus logros como su potencial.

En lugar de intentar en vano obstaculizar sus impactos como impulsor del desarrollo, especialmente para los países del Sur Global, deberían abrazarla y actuar como multiplicadores de sus efectos. Deberían apreciar la iniciativa como una bendición invaluable para el mundo, incluidos ellos mismos, en lugar de tratar de distorsionarla y convertirla en algo malévolo.

Beijing presentó la iniciativa hace 10 años, y la Franja y la Ruta ha establecido un nuevo marco para la cooperación internacional, con más de 150 países y más de 30 organizaciones internacionales que han firmado documentos sobre la cooperación de la Franja y Ruta basados en el principio de consulta amplia, contribución conjunta y beneficios compartidos.

A medida que el liderazgo chino continúa conectando los puntos de una comunidad de futuro compartido para la humanidad con la Iniciativa de Desarrollo Global y la Iniciativa de la Franja y la Ruta, los intentos de difamarlas solo sirven para poner de relieve la mentalidad de suma cero que es un vestigio de la mentalidad colonial de los países desarrollados.

En lugar de ser un medio de extorsión e intimidación, la Iniciativa de la Franja y la Ruta revive el espíritu de las antiguas rutas de la seda que facilitaron los intercambios entre diferentes pueblos, así como el comercio de bienes. Esas rutas son recordadas por fomentar la conectividad y la comunicación entre Oriente y Occidente.

Detrás del entusiasmo chino por la Iniciativa de la Franja y la Ruta hay una profunda comprensión china de la importancia de la infraestructura y la conectividad para el desarrollo, como se aprendió de su propia historia de pobreza a riqueza.

No existe un camino de desarrollo único para todos; por lo tanto, el enfoque de la Franja y la Ruta para el desarrollo internacional también es un proceso de evolución a medida que quienes lo practican exploran formas prácticas de manifestar asociaciones de cooperación.

Propuesta por China, la nueva Ruta de la Seda está siendo construida por el mundo.