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spanish.china.org.cn | 13. 09. 2023 | Editor:Teresa Zheng | ![]() |
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¿El Parlamento británico intenta repetir el "incidente del globo"?
Sede del Parlamento en Londres, Gran Bretaña, 18 de agosto de 2021. Xinhua
Un joven británico de 28 años fue detenido en marzo como sospechoso de violar la Ley de Secretos Oficiales del Reino Unido. Hasta principios de octubre, se le concedió la libertad bajo fianza, pero por el momento no se han presentado cargos lo que sugiere una falta de pruebas concretas. En el contexto de la seguridad nacional en el país europeo, normalmente sería considerado un caso menor. Sin embargo, en septiembre, junto con otro episodio, ambos fueron tildados de "actividades de espionaje chino", causando un gran revuelo en la política y la opinión pública británicas.
Existe agitación en el Parlamento por el asunto del "espía chino": el primer ministro responde preguntas en su sede, varios ministros han declarado y el implicado en este tema debe negar las acusaciones. Sin embargo, nada de esto impide que los diputados interroguen al Gobierno como si fuera una misión: "¿China es realmente una amenaza?". En realidad, no es tanto una "pregunta" porque ya tienen una respuesta predeterminada. Quien responda es un "aliado", pero cualquiera que diga algo diferente puede ser imputado de "espía".
La razón por la que este joven se ha convertido en el centro de atención radica principalmente a que se dice que es director del grupo parlamentario de investigación de China, tiene un pase legislativo y ha trabajado en China durante un tiempo. Este joven, sospechoso de ser un "espía chino", emitió un comunicado afirmando su completa inocencia, pero es evidente que algunos en el Reino Unido ya se han apresurado a juzgarlo, considerándolo "culpable". Curiosamente, en sus esfuerzos por demostrar lo contrario, esta persona mencionó que ha pasado su carrera "tratando de educar a otros sobre el desafío y las amenazas que presenta el partido comunista chino". Esto ha sido confirmado por los medios británicos, pero hay quienes, con un agudo sentido de la observación, encuentran sutiles tendencias pro-China en sus comentarios. Así es como suelen surgir las "acusaciones".
No obstante, lo sucedido en marzo ha levantado más polvo en septiembre. La prensa británica también se ha percatado que esto ocurre en momentos en que Londres intenta reparar su relación con el Gobierno chino. El ministro de Asuntos Exteriores británico, James Cleverly, acababa de visitar el país asiático a finales de agosto, convirtiéndose en el funcionario de más alto rango en hacerlo en años. En cierto modo, esta situación recuerda al "incidente del globo" acaecido en febrero de este año.
En Estados Unidos y el Reino Unido hay individuos o fuerzas especializadas en sabotear las relaciones con China. Emplean diversas tácticas, como crear problemas de la nada, exagerar las cosas, distorsionar los hechos y confundir al público. Organizan "cacerías de brujas políticas" dentro de sus propios países, adoptando el enfoque de que "es mejor matar a mil por error que dejar escapar a uno", centrándose en personas con actitudes amistosas o racionales hacia China. En esta atmósfera opresiva, quienes persisten en mantener una postura amistosa y pragmática hacia China son raros como los pandas gigantes en las sociedades británica y estadounidense. No obstante, no son apreciados y protegidos como ellos, sino que encaran una implacable persecución por parte de las fuerzas antichinas.
Por ejemplo, las declaraciones de Cleverly defendiendo la necesidad de entablar vínculos con China suscitaron críticas en Londres. En esa línea, el ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, que afirmó que "el Reino Unido necesita hablar con China", fue acusado por algunos políticos británicos de ser un "espía", simplemente porque tiene una esposa asiática. En opinión de estos acérrimos rivales de China que aprovechan cualquier oportunidad, tener tratos con el pueblo chino implica ser "prochino" y no hacer declaraciones radicales contra ella denota “debilidad”. Solo una posición antichina y anticomunista plena y cabal es la única política “correcta” y “aceptable”.
El caso refleja claramente que la realidad es diametralmente distinta de lo que los políticos británicos y las agencias de inteligencia denominan con exageración "espías chinos por doquier". Es precisamente la falta de pruebas lo que crea desesperación y escándalo que no puede resistir el escrutinio legal.
Es evidente que el Gobierno de Sunak ve el daño que el pensamiento extremista hacia China ha causado al Reino Unido y pretende recalibrar los lazos bilaterales, pero el distorsionado entorno político local ha limitado enormemente el espacio y el alcance para ello. Esto incluye una profunda coordinación con la estrategia de Estados Unidos, contradicciones y disputas internas en el Reino Unido y la acomodación y utilización intencionadas de la atmósfera antichina ya establecida. Hay que decir que estos factores se han entrelazado y se han convertido en obstáculos que no pueden ignorarse en el camino de avance de las relaciones entre China y el Reino Unido, además permiten ver a la gente lo temible que es la atmósfera política tergiversada que erosiona la racionalidad.
