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spanish.china.org.cn | 01. 09. 2023 | Editor:Teresa Zheng [A A A]

Sabiduría pragmática para un rol constructivo de la política británica hacia China

Palabras clave: China, Reino Unido, James Cleverly

Ministro británico de Asuntos Exteriores, James Cleverly Foto: AFP


Aunque la relación entre China y el Reino Unido yace actualmente en un punto bajo, el ministro de Asuntos Exteriores británico, James Cleverly, llegó el miércoles a China con el fin de buscar oportunidades para una comunicación en profundidad con altos funcionarios chinos. Desde 2018, los intercambios e interacciones de alto nivel entre los dos países básicamente se han detenido, por lo que su visita posee un significado político y práctico especial.

Algunos conocedores creen que es una misión para romper el hielo, lo cual es una exageración. Aunque el primer ministro británico, Rishi Sunak, declaró unilateralmente que la era dorada de los lazos bilaterales había terminado y describió a China como un "desafío de época" en marzo de este año, las relaciones económicas y comerciales siguen desarrollándose a un ritmo tibio. Según las estadísticas del Ministerio de Comercio chino, en los cinco primeros meses de este año, la inversión real de las empresas británicas en China aumentó un 179,2 % interanual. Como dijo Cleverly, "aislar a China es un error". A pesar de ciertos comentarios contrarios en el Parlamento británico, la actitud general de Londres siempre ha sido un "deseo sobrio".

Entablar un vínculo relativamente estable es una buena opción diplomática para ambas partes. Sin embargo, el peso del mismo en sus respectivos intereses diplomáticos difiere. Como país en desarrollo con una perspectiva económica positiva a largo plazo, China se beneficia de un eficiente sistema de economía de mercado socialista, una enorme demanda y una cadena industrial resistente y completa. Estos factores garantizan una estabilidad estratégica duradera en la compleja y siempre cambiante relación bilateral. Al tiempo que define las líneas rojas diplomáticas, China mantiene una actitud constructiva y abierta hacia el futuro de la misma. Cree que la retórica ideológica es, en última instancia, inútil para cambiar la dirección del avance mundial o la tendencia de la relación China-Reino Unido. ¿Qué significa el mercado chino para el país europeo? ¿Qué significa un vínculo bueno y estable entre ambos para la estrategia "Gran Bretaña global"? El número 10 de Downing Street debería tenerlo más claro que nadie.

Es innegable que existen ciertas diferencias en términos de ideología y valores. No obstante, el signo de interrogación aparece en si son irreconciliables o superficiales formadas en un periodo histórico concreto. La tendencia de desarrollo de la integración del destino humano demuestra plenamente que medir la relación entre países con una mentalidad de Guerra Fría y ley de la selva no se ajusta con la dirección del desarrollo político mundial y el patrón internacional en el siglo XXI.

En el proceso de la historia moderna, el Reino Unido fue el primer país en industrializarse y la sociedad china trató en su día de aprender de Occidente y explorar el camino de sus potencias. Fue este espíritu cultural abierto e integrador y esta sabiduría pragmática lo que le ayudó a volver al centro de la escena mundial. Pero, ante los retos actuales de la sociedad británica, algunos de sus políticos persisten en el pensamiento de la Guerra Fría, omiten los hechos básicos y calumnian deliberadamente la imagen de China en beneficio de una agenda oculta. Esta trampa cognitiva autodestructiva perjudica en última instancia los intereses del propio Reino Unido. Después del brexit, su estado era de pérdida en política exterior. La americanización de su política hacia China ha sido la característica principal de su diplomacia durante algún tiempo. Si incluso la autonomía estratégica básica es difícil de conseguir, ¿qué rol constructivo puede desempeñar su política hacia China?

¿Cuál es el entendimiento y el interés común entre China y el Reino Unido? En la arena internacional actual, la influencia política y económica de China son evidentes. A pesar de la pandemia, su crecimiento económico continúa firme y su potencial es infinito. Para muchos sectores de países desarrollados, evitarlo equivale a la autodestrucción y el Reino Unido, que siempre ha sido una nación construida sobre el intercambio comercial, debería ser consciente de ello.

Los cambios en el mundo actual son profundos y fundamentales, lo que impulsa a los círculos estratégicos de diversos países a romper sus barreras ideológicas inherentes y reexaminar su dirección de desarrollo del modelo mundial. A partir de las reflexiones sobre las vías de modernización de los países occidentales, China ha planteado una política al estilo chino para garantizar el avance estable y a largo plazo de su economía. China está dispuesta a compartir su experiencia de desarrollo económico con países de todo el mundo y los exhorta a subirse a su tren de crecimiento. Esta actitud abierta y cooperativa se aplica también al Reino Unido.